La voz del Magisterio - Alfa y Omega

La voz del Magisterio

Papa Juan Pablo II

¿Quién ha dicho que la juventud de hoy ha perdido el sentido de los valores? ¿Es verdad que no se puede contar con ella? Problema real de la vida es el de verificar el puesto de la juventud en el mundo presente. Donde están hoy los adultos, ahí estaréis un día vosotros. No podréis construir el futuro sin asumir la heredad de las generaciones precedentes, sin honrar padre y madre. ¿Cómo negar que hay en el mundo moderno muchas amenazas y peligros que los jóvenes advierten con mayor lucidez, y como por instinto? Os sentís amenazados por una sociedad que no habéis elegido, que no habéis construido, pero de la que, sin embargo, formáis parte con responsabilidades crecientes. El hombre moderno tiene la tentación de considerarlo todo como un objeto de manipulación, y a menudo ha terminado por situarse también a sí mismo entre dichos objetos. ¡Ésta es la gran amenaza de nuestra época! Debéis sentiros responsablemente asociados a los adultos, en un esfuerzo conjunto para la eliminación del mal, y colaborando a la instauración de los auténticos valores dentro de la sociedad actual. Podéis desarrollar una acción de denuncia contra los males de hoy, ante todo contra la difundida cultura de muerte: es un derecho-deber vuestro reaccionar contra dicha cultura, rechazando las violaciones sistemáticas que comienzan con la supresión del que va a nacer, se desarrollan con las innúmeras violencias de las guerras, llegan a la exclusión de los inhábiles, de los ancianos, para terminar en la solución final de la eutanasia. Os corresponde a vosotros, en virtud de la innata sensibilidad que tenéis por los valores que Cristo ha anunciado, de vuestra alergia a las componendas, afanaros, juntamente con los que son mayores y no se han resignado a tales componendas, para que se superen las injusticias. Os lo repito de nuevo, queridísimos jóvenes: no cedáis a la cultura de muerte. Elegid la vida. Vuestra denuncia será tanto más eficaz y creíble, cuanto mejor sepáis daros a vosotros mismos.

Discurso a los jóvenes del mundo en el Jubileo de la Redención, Roma (1984)