«Los misioneros se han olvidado de sí mismos para enseñar la palabra de Dios» - Alfa y Omega

«Los misioneros se han olvidado de sí mismos para enseñar la palabra de Dios»

Soledad Becerril, defensora del pueblo, impartió una conferencia enmarcada en la exposición El Domund al descubierto que se celebra en Sevilla, donde habló de la importante labor de los misioneros y sobre la «obligación moral» de la Unión Europea de ayudarlos

Archidiócesis de Sevilla

«Los años pasan, pero los objetivos del Domund son los mismos: ayudar a los más empobrecidos». Así comenzó el delegado general de EFE Andalucía, Juan de Lara, las presentaciones de la mesa que compartía con Anastasio Gil, director Nacional de las Obras Misionales Pontificias y con Soledad Becerril, Defensora del Pueblo. Con motivo de la exposición El Domund al descubierto que se celebra en Sevilla hasta el próximo 15 de octubre en la Fundación Cajasol, la Defensora del Pueblo habló sobre los Derechos Humanos y la dignidad de las personas en la tarde del martes 13 de octubre.

En su ponencia, titulada Los misioneros, al servicio de la dignidad de las personas, Becerril aseguró que «los misioneros reconocen la dignidad de todo el mundo». La Defensora del Pueblo también apeló por los Derechos Humanos como el derecho a la vida, la libertad de culto, un juicio justo, la salud, el trabajo o la educación. En este sentido recordó a las doscientas niñas secuestras en Nigeria por el Boko Haram y a la joven pakistaní Malala.

La vocación de la Iglesia

Según Soledad Becerril, los más de trece mil misioneros repartidos en 136 países de los cinco continentes «se han olvidado de sí mismos y de sus propias necesidades para enseñar la palabra de Dios». La mayoría, además, no se han circunscrito únicamente a la evangelización, sino que han asumido como propias labores de asistencia sanitaria, educativas o de seguridad. Para la Defensora del Pueblo, «la historia de las misiones es la historia de la vocación de la Iglesia».

Como ejemplo, Becerril recordó a un Padre Blanco que vivió más de cincuenta años en Burundi y que una vez en España ha prometido volver. Anastasio Gil, aportó que precisamente este misionero construyó una iglesia para más de dos mil personas de la nada, «gracias al dinero del Domund». De igual forma, Soledad Becerril quiso recordar con especial afecto a los dos misioneros de San Juan de Dios fallecidos por el virus del ébola el pasado año.

Una llamada de atención

Para finalizar su conferencia, la Defensora del Pueblo quiso dar un toque de atención a la Unión Europea, manifestando que es «una obligación moral» ayudar a los refugiados que se agolpan en nuestras fronteras. «Es necesario prestar ayuda humanitaria, de forma ordenada y organizada, siguiendo los protocolos de la Unión Europea» y son necesarias también acciones en los países de origen.

Becerril concluyó recordando la situación de los misioneros, religiosos o laicos, que habiendo prestado un gran servicio durante muchos años en países extranjeros a su regreso a España «lo más que les queda es asistencia sanitaria gratuita y una pensión de 400 euros», algo que según el Delegado diocesano de Misiones «es un dolor que aflige a la OMP». Por su parte, Anastasio Gil añadió que recientemente se ha aprobado una ley en el Parlamento para el voluntariado de larga duración que podría amparar a estos misioneros.