Monseñor López de Andújar propone a los recién ordenados el modelo misionero de san Pablo - Alfa y Omega

Monseñor López de Andújar propone a los recién ordenados el modelo misionero de san Pablo

En la ordenación de diez nuevos presbíteros y diáconos, el obispo de Getafe les ha exhortado a prestar al Señor «nuestra voz, nuestras manos, nuestro corazón, y nuestra vida para seguir mostrando a los hombres su misericordia»

María Martínez López
Foto: María Martínez López

La diócesis de Getafe cuenta desde el 12 de octubre con cinco nuevos presbíteros y otros tantos nuevos diáconos. Como ya es tradición en la diócesis, en la fiesta de la Virgen del Pilar una basílica santuario del Sagrado Corazón de Jesús (Cerro de los Ángeles) totalmente abarrotada acogió las ordenaciones presbiterales y diaconales. Los nuevos presbíteros son José Manuel Ramos, Francisco Javier Zaera, Andrés Castellano, Joe Talavera, y Daniel Rojo. La lista se completaba con los diáconos Dimitri Armejo Ticona, Ángel Tomás Linares, Miguel Luengo Sánchez, Boris Muriel Cachón, y Alejandro Rivas Úbeda.

Foto: María Martínez López

La fecha de las ordenaciones, compartida por casi todos los sacerdotes getafenses, coincide con el aniversario del nacimiento de la diócesis, hace ya 24 años. De hecho, los nuevos ordenados comenzarán su ministerio en el año de la Gran Misión para celebrar las bodas de plata de la diócesis, el año que viene.

Tal vez por ello, el arzobispo de Getafe, monseñor Joaquín María López de Andújar, centro su homilía en el modelo misionero del apóstol san Pablo, resumido en cuatro características: vivió entre la gente, lo hizo como servidor de Cristo, esto implica sufrimientos y alegrías, y lo hizo desde la humildad. «San Pablo ha sido consciente de la importancia que va a tener para la gente el testimonio de su vida. La gente se ha fijado antes en cómo vivía que en sus palabras. La forma suprema de predicar a Cristo es estar lleno de su amor», explicó monseñor López de Andújar sobre la presencia del apóstol de los gentiles entre la gente.

Foto: María Martínez López

Servidor de Cristo, libre ante la gente

Sin embargo, «se puede estar entre la gente de muchas formas –advirtió el obispo–. Pablo ha estado como servidor de Cristo». Esto significa que «quien dirige su vida no es la gente o sus opiniones, es Jesucristo. Quien le guía y le conforta es el Espíritu del Señor Resucitado. Esta plena comunión le da una extraordinaria libertad ante la gente. No debe nada a nadie. Solo a Cristo». Pero en Él, «se hace esclavo de todos». Además, san Pablo estuvo entre la gente «como testigo de la verdad. No ha caído en la trampa de la falsa misericordia que disimula la gravedad del pecado».

Foto: María Martínez López

Este modo de estar «lleva consigo no pocos sufrimientos», reconoció monseñor López de Andújar. Esto se debe a que «cuando se quiere a una persona es imposible no sufrir por ellas. Nada de lo que sucede a las ovejas que el Señor le ha confiado le es indiferente. Es toda su vida la que pone en juego» por ellas, y a causa de ello «sufre mucho pero también goza mucho. Los intensos sufrimientos del trabajo apostólico quedan compensados por alegrías extraordinarias. Esta forma de trabajar es la contraria de la del que hace las cosas pro cumplir». Al contrario, «Pablo ama mucho a la gente, con un amor que no es genérico sino que se concreta en todas las personas, una a una».

Foto: María Martínez López

Por último, el obispo de Getafe profundizó en la importancia de la humildad, «la virtud básica de la vida pastoral», y que debe manifestarse tanto en la relación con los demás como en la relación con uno mismo y con Dios. «El verdadero apóstol es un hombre humilde que no se fía de sí mismo sino de Dios». Vive «en la verdad de lo que es, se conoce a sí mismo y es consciente de sus debilidades y límites» pero también, al mismo tiempo, «de su grandeza como hijo de Dios y de la grandeza de su vocación», que, como todo lo demás, es un don que viene de Dios. «Cuanto más grande es su debilidad, con mayor claridad aparece el poder de Dios». Por último, «la humildad es identificarse con Cristo, dejar de vivir yo para que Cristo viva en mí».

Monseñor López de Andújar concluyó invitando a los ordenandos a prestar al Señor «nuestra voz, nuestras manos, nuestro corazón, y nuestra vida para seguir mostrando a los hombres su misericordia».

Los nuevos presbíteros

José Manuel Ramos es natural de Leganés y desde esta localidad diocesana le llamó el Señor a su servicio. Pertenece a una familia de tradición católica que le ayudó a madurar una vocación que fue descubriendo poco a poco en su juventud, gracias a las peregrinaciones y al ejemplo de otros sacerdotes. Desarrollará su ministerio en la parroquia San Martín Obispo, en San Martín de Valdeiglesias.

En una localidad diocesana encontró Dios a Francisco Javier Zaera: en Villanueva de la Cañada. ‘Tin’, como le conocen sus amigos, está deseando identificarse totalmente con Cristo sacerdote y entregar la vida entera. De ello ya tiene práctica, ya que ha estado en misiones en Chile. Ahora le esperan sus fieles diocesanos en la parroquia San Juan de Ávila, en Móstoles. Allí ya conocen su afición por el deporte y su espíritu luchador y optimista.

Andrés Castellano nació en Calatayud y llega a la parroquia Virgen Madre, en Leganés, lleno de ilusión. Como buen zaragozano, no le asusta cambiar de destino ni el trabajo duro. Sus ratos libres los dedicará a alguna de sus aficiones, como la lectura, la música o la montaña. Aunque ha vivido desde los tres años en Alcorcón, donde ha desarrollado su vida espiritual vinculado a las parroquias Santa Sofía y Santo Domingo de la Calzada, ahora el Señor le destina a la parroquia leganense.

Joe Talavera es de origen peruano, y allí dejó a su madre y a dos hermanas para seguir su impulso misionero, que le ha traído hasta la diócesis de Getafe. Aunque se define poco deportista, le gusta el fútbol y el ciclismo y compartirá su afición a la lectura y a la música clásica con los fieles de la parroquia Nuestra Señora de las Angustias, en Aranjuez, donde desarrollará su labor sacerdotal.

El quinto de ellos es Daniel Rojo, natural de Cabrales (Asturias). Había enfocado su vida al estudio (es licenciado en Historia) y a la colaboración activa en el mundo de la educación. El Señor, a través de unos ejercicios espirituales, le llamó a seguirle y a compaginar sus tareas didácticas con la actividad pastoral que, a partir de ahora, desempeñará en la parroquia Santa María Magdalena, en Getafe.