San Agustín - Alfa y Omega

San Agustín

En la vida de cada uno, hay personas queridas, a las que nos sentimos particularmente cercanos; algunas están ya en los brazos de Dios. Es importante, sin embargo, tener también compañeros de viaje…

Papa Benedicto XVI
Benedicto XVI

En la vida de cada uno, hay personas queridas, a las que nos sentimos particularmente cercanos; algunas están ya en los brazos de Dios. Es importante, sin embargo, tener también compañeros de viaje en nuestra vida cristiana: pienso en el director espiritual, en el confesor…, pero también en la Virgen y en los santos. Cada uno debería tener algún santo que le fuese familiar, para sentirle cercano con la oración y la intercesión, y para imitarlo. Quisiera invitaros a conocer más a los santos, empezando por aquel cuyo nombre lleváis.

Yo estoy unido de modo especial a algunas figuras de santos: entre éstas, además de san José y san Benito, de quienes llevo el nombre, está san Agustín, a quien tuve el gran don de conocer, por así decirlo, de cerca a través del estudio y la oración. Quisiera subrayar un aspecto de su experiencia, actual en nuestra época, en la que parece que el relativismo sea la verdad que debe guiar el pensamiento y los comportamientos.

La búsqueda constante de la Verdad es una de las características de fondo de su existencia. El suyo no fue un camino fácil, pero nunca se detuvo; supo mirar en lo íntimo de sí mismo y se dio cuenta de que esa Verdad, ese Dios que buscaba con sus fuerzas, era más íntimo a él que él mismo; había estado siempre a su lado, a la espera de poder entrar en su vida. San Agustín comprendió que no era él quien había encontrado la Verdad, sino que la propia Verdad, que es Dios, le persiguió y le encontró.

Las criaturas deben callar para que se produzca el silencio en el que Dios puede hablar. A veces, se tiene una especie de miedo al silencio, al recogimiento; a menudo se prefiere vivir sólo el momento fugaz; se prefiere vivir, porque parece más fácil, con superficialidad; se tiene miedo de buscar la Verdad, o quizás se tiene miedo de que la Verdad nos encuentre, y nos cambie la vida.

(25-VIII-2010)