Una nueva página en la historia de la Iglesia - Alfa y Omega

Una nueva página en la historia de la Iglesia

Este jueves pasará a la Historia como el último día del pontificado de Benedicto XVI. A las 11 de la mañana, en la Sala Clementina del Vaticano, el Papa se despedirá de los cardenales presentes en Roma. Después, a las cinco de la tarde, un helicóptero le llevará a la residencia de Castel Gandolfo, a 30 kilómetros de Roma. Esas imágenes quedarán grabadas en la memoria de los más de mil millones de católicos del planeta. Mientras, las campanas de las iglesias de Roma tañerán como último saludo a su obispo

Jesús Colina. Roma
El monasterio Mater Ecclesiae, al que se retirará el Papa para una vida de oración

A partir de las ocho de la noche, la sede de san Pedro quedará vacante, como cuando fallece el obispo de Roma. ¿Qué pasará entonces? Ante todo, habrá que esperar a conocer la fecha de inicio del cónclave, que congregará a los cardenales de menos de 80 años para la elección del nuevo Papa. Esta decisión corresponde a la Congregación de los cardenales, que se reunirá, por primera vez, mañana, viernes, aunque esto no significa que fijen la fecha del cónclave en esa primera reunión.

Las normas para la elección

Dado el carácter inédito de esta elección, en el que la renuncia del Pontífice ha sido anunciada con tanta antelación, y a que no hay que esperar los nueve días previstos para funerales pontificios, el lunes, Benedicto XVI publicó un Motu proprio en el que aclara algunas de las dudas en la aplicación de las normas para la elección del futuro Pontífice. El Papa confirma que, desde el inicio de la sede vacante hasta el inicio del cónclave, deben transcurrir entre 15 y 20 días. Ahora bien, ha concedido al Colegio cardenalicio la facultad de anticipar esa fecha, si todos los purpurados electores ya se encuentran en Roma. Como explicó el Vicecamarlengo, monseñor Celata, la decisión de adelantar el cónclave «se debe tomar por mayoría absoluta, y se debe esperar a todos los cardenales, electores y no electores, con exclusión de aquellos que hayan decidido no participar, o estén impedidos».

Será el cónclave con el mayor número de electores de la Historia, aunque, de los 117 cardenales con derecho a voto, al menos dos estarán ausentes: el cardenal indonesio Julius Riyadi Darmaatmadja, por motivos de salud, y el cardenal escocés Keith Patrick O’Brien, a quien el Papa ha aceptado su renuncia al gobierno pastoral este lunes, después de recibir acusaciones de «conductas impropias» negadas por el purpurado que, sin embargo, ha tomado esta decisión para no centrar sobre él la atención mediática. Así, participarán 115 cardenales, los mismos que eligieron a Benedicto XVI.

El motu proprio confirma también que, una vez iniciado el cónclave, para la elección válida del Romano Pontífice se requieren siempre dos tercios de los votos de los cardenales presentes, pues Benedicto XVI quiere asegurar que el futuro Papa cuente con una amplia base de consenso que facilite la comunión en la Iglesia. También presenta el Juramento de reserva y secreto que deberán pronunciar todas las personas que ayuden en el desarrollo del cónclave. Quien viole el secreto sobre la elección del futuro Papa incurrirá, inmediatamente, en excomunión.

El lago de Castel Gandolfo

El adiós

Ayer, miércoles, tuvo lugar la despedida de los fieles, en una emotiva Audiencia general, celebrada en la Plaza de San Pedro. Nunca en la Historia se había podido despedir de este modo la Iglesia de un Papa.

El domingo pasado, en el ángelus, Benedicto XVI abrió su corazón: su gran preocupación consiste en que la gente no comprenda su gesto. Quiere tranquilizar a quien pueda pensar que renuncia porque se desentiende de los problemas. Nada más lejos de su intención. «El Señor me llama a subir al monte, a dedicarme aún más a la oración y a la meditación», explicó. Luego siguió leyendo: «Pero esto no significa abandonar a la Iglesia; al contrario, si Dios me pide esto es precisamente para que pueda seguir sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con que he intentado hacerlo hasta ahora, pero de un modo más adecuado a mi edad y a mis fuerzas».

Despedida de la Curia

Así, el Papa seguirá sirviendo a la Iglesia, a través de una vida de oración, que se desarrollará en el monasterio de clausura vaticano Mater Ecclesiae. A este lugar se trasladará cuando finalicen algunas obras de adaptación. Mientras tanto, Benedicto XVI permanecerá retirado en Castel Gandolfo.

La despedida de sus colaboradores de la Curia tuvo lugar el día anterior. Durante la semana pasada, el Pontífice participó, junto a cardenales, obispos, sacerdotes y religiosos, en los Ejercicios espirituales que cada año hace la Curia, dirigidos en esta ocasión por el cardenal Gianfranco Ravasi. El Papa quiso que su última semana de pontificado fuera de oración, para él y también para sus colaboradores. Les agradeció haber «llevado conmigo, con gran competencia, afecto, amor, fe, el peso del ministerio petrino». Y les exhortó: «Seguimos adelante, seguros de la victoria de Dios, seguros de la verdad, de la belleza y del amor».