¡Jesús, ahora! - Alfa y Omega

Más de 500 congresistas participaron, los días 7 y 8 de enero, en el I Congreso de Nueva Evangelización celebrado en España conjuntamente por dos diócesis catalanas con sus pastores al frente: monseñor Xavier Novell, obispo de Solsona, y monseñor Román Casanova, obispo de Vic. Como ponente de excepción, fue invitado el obispo de la diócesis francesa de Toulon, monseñor Dominique Rey. El sacerdote Andrea Brugnoli, inspirador del proyecto italiano Sentinelle del mattino (Centinelas de la mañana), presentó varias experiencias evangelizadoras a pie de calle; entre ellas, Una luz en la noche, que se está llevando a cabo en 40 diócesis italianas desde la JMJ de 2000.

Nueva evangelización no son nuevas estructuras diocesanas, ni nuevos métodos técnicos o pócimas mágicas que puedan mover la libertad de la persona hacia una conversión de corazón inmediata. No existe como tal la nueva evangelización, sino nuevos evangelizadores, que, como piedras vivas y con un renovado ardor, sean transmisores de la gran noticia: Jesús está vivo hoy y lo puedes encontrar, porque Él te ama y te busca. El Beato Juan Pablo II lo expresó con esta invitación que dirigió a los jóvenes, en Roma, durante la JMJ de 2000: «Si sois aquello que tenéis que ser, prenderéis fuego al mundo entero».

Nueva evangelización significa vivir penetrado por una unión íntima con Jesús. Una unión que es capaz de amar al hermano y conocerlo bajo la mirada de Jesús. Es la oración la que precede, acompaña y da seguimiento al anuncio kerigmático.

Nueva evangelización es pastoral en red, salir a la búsqueda de las personas en aquellos espacios en los que se encuentran (escuela, universidad, trabajo, centros comerciales…) e invitarlos al banquete que es Jesús. Él es quien nos los confía para que los llevemos a Él, y no a nosotros o a nuestros grupos.

Nueva evangelización significa actuar de nuevo valientemente, con la humildad del grano de mostaza, dejando que Dios decida cuándo y cómo crecerá.

Nueva evangelización es una tarea urgente para todos, no para unos pocos. Dime cómo y cuánto hablas de Jesús, y te diré si eres o no cristiano. La fe sólo crece dándose.

Pero, ¿cómo evangelizar? La tentación es pensar que este mandato excede nuestras fuerzas y decir como Jeremías: ¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño. Sólo Uno que ha vencido a la muerte es capaz de despertar a un muerto. La tarea que nos pide el Señor es dejarnos despertar primero nosotros, para poder despertar a otros.

Los nuevos evangelizadores lo son, no por carismas o habilidades especiales, sino por decir como María, por fiarse de Aquel que es el gran maestro de la evangelización. Evangelizar es volver al punto de partida, al centro de gravedad permanente: Dios.

El mensaje cristiano es, en realidad, muy simple. Hablemos de Dios y del hombre, y así lo diremos todo.

Inmaculada Molina Ager
Secretaria del Departamento de Juventud, de la CEE