Gentes: Manuel A. Blanco, sacerdote (en Palabra)
Los creyentes resultan, para algunos, perfectos animales de compañía: cariñosos y atentos con los necesitados. ¡Pero podrían ladrar de un modo molesto y peligroso! La solución, entonces: ¡correa y bozal! La Iglesia expresa su criterio con total libertad, elige a Cristo y piensa por cuenta propia.
Edición impresa