El comedor Ave María - Alfa y Omega

Cedo esta semana la palabra a Ricardo, que llegó a España y al comedor Ave María a finales de febrero de 2001, «con muchas ganas de abrirse camino y de conseguir un trabajo que me permitiese ayudar a los que dejaba allí». Cuenta:

«Fueron unos comienzos duros. Pasé las primeras noches deambulando por las calles de Madrid, sin saber a dónde ir, sin conocer nada ni a nadie, con unos pocos euros en la cartera y pasando mucho frío al carecer de ropa de abrigo. No sé cómo fui a parar a este lugar, que para mí fue una bendición de Dios. No por casualidad, fui a topar allí con una samaritana que me ayudó.

Pasado un tiempo dejé de ir al comedor después de conseguir un trabajo que me permitía comer. A partir de ahí, fui remontando y tuve el primer percance grave mientras trabajaba limpiando coches a mano. Me hicieron una intervención de columna de mucho riesgo que pude superar. En esos momentos no estaba solo. Ya tenía una familia, la de esta voluntaria que me quería y que se ocupó de mí en todos los aspectos. Actualmente la mantengo a mi lado y le doy muchas gracias a Dios por su bondad. Él se hace el encontradizo cuando más le necesitas. Si le envías un mensaje de auxilio, Él viene en tu ayuda. Te conforta, pone medios a tu alcance, como el comedor Ave María y esta samaritana. Cada vez que puedo vuelvo al lugar del encuentro para poder hacer a los demás lo mismo que un día hicieron conmigo.

Doy gracias al padre Paulino y a los voluntarios por poner su tiempo, su disponibilidad y alegría para suavizar en cierta medida la difícil situación por la que están discurriendo las vidas de tantos hombres y mujeres que allí buscan amparo.

En este recorrido, he experimentado la mano de un Amigo y un Padre que camina a mi lado. Por muchas vicisitudes que la vida me tenga preparadas, Él me acompaña y sostiene, y si caigo me da el impulso para levantarme y seguir adelante. En estos momentos de mi vida solo le pido una cosa: que a través del sacramento del Bautismo me haga hijo suyo, algo que espero que se pueda cumplir un día no muy lejano».