Dar gratis... - Alfa y Omega

Una de las pruebas de que un colegio funciona bien es ver que tus alumnos están contentos el tiempo que pasan en él, adolescentes en efervescencia incluidos. No vas a comprobarlo en la época de exámenes pero sí por los pasillos, entre clase y clase, en los recreos… Esto no se consigue por arte de magia. Para tener alumnos contentos hace falta un grupo de educadores y profesionales con vocación que den todo lo mejor de sí en los pequeños detalles de cada día. Cuando en la sala de profesores y entre todo el personal del centro se cuece un ambiente de confianza, de solidaridad, de fe en las personas…, el horario lectivo se queda corto y surgen proyectos como el Veo-Veo, en el que profesores, alumnos y antiguos alumnos se preparan para acoger en su colegio los viernes por la tarde a otros niños que no tienen las mismas condiciones de vida que ellos, niños que viven en el poblado del Gallinero en Madrid. Es posible que quien lea este pequeño artículo se imagine que esto ocurre en un colegio con familias con cierto estatus social, pero, aunque estaría igual de bien, no es el caso. Hablamos de alumnos de un colegio sencillo, de jóvenes que también saben lo que es sufrir en su vida, saben de paro en las familias, de inmigración, de carencia, de soledad… A pesar de ello, o quizá por ello, entienden que eso de compartir es lo que se debe hacer, que hay que ser agradecidos porque todo es de todos. Al final de cada viernes podría quedar una pregunta en el aire: ¿Quién ha dado y quién ha recibido más? Por los rostros y las sonrisas creo que nadie lo duda. Cada uno tiene en su corazón una certeza que va más allá de la pregunta.