Piensa creyendo y cree pensando - Alfa y Omega

Piensa creyendo y cree pensando

José Francisco Serrano Oceja

La transmisión de la fe es una tarea esencial para la vida de los cristianos. Pablo VI, en la Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, señaló que, en cada etapa de la Historia, la Iglesia, impulsada por el deseo de evangelizar, no tiene otra preocupación que la de proponer el misterio de Jesús, y se pregunta constantemente con qué lenguaje anuncia este misterio. La pregunta por la fe y el contenido de la fe, por el acto de creer y el contenido de lo que se cree, no es una pregunta más del universo del conocimiento que afecte sólo a una dimensión de la persona y que se formule por unas élites destacadas. La pregunta por la fe, y por la racionalidad del acto de fe, por los contenidos de ese acto, es tan universal como la naturaleza humana. En palabras de Miguel de Unamuno, diríamos que, «si se trata de algo en lo que no me fuera la paz de la conciencia y el consuelo de haber nacido, no me cuidaría acaso del problema; pero como en él me va mi vida toda interior y el resorte de mi acción, no puedo aquietarme con decir: ni sé ni puedo saber. Lo quiero y basta. Y me pasaré la vida luchando con el misterio y aun sin esperanza de penetrarlo, porque esa lucha es mi aliento y es mi consuelo».

La Iglesia siembra en el corazón del hombre el deseo de la fe. La antropología del deseo es un complejo magma de dimensiones de lo humano que están sobrevaloradas en la cultura hoy vinculante. El deseo de conocer está íntimamente ligado al deseo de creer. La fe implica a la razón, y la razón convoca a la fe. San Agustín marca en este sentido un antes y un después en la historia de la experiencia cristiana. De ahí su Oíd, reflexionad, creed y comprended, o mejor, su respuesta a la pregunta sobre si primero es pensar y después creer, o si antes creer, y luego pensar. «El mismo acto de fe -respondía el santo de Hipona- no es otra cosa que pensar con el asentimiento de la voluntad. Porque no todo el que piensa cree, pues muchos piensan y sin embargo no creen. Pero todo el que cree, piensa; piensa creyendo y cree pensando».

La dilatada trayectoria teológica de don Aurelio Fernández avala esta propuesta editorial que habría que incluir en el catálogo de la renovada apologética y que tiene gran utilidad para un acercamiento primero a las verdades de fe, o para un recuerdo de esas verdades. Este acercamiento sirve para ahuyentar las especies culturales que pretenden deslegitimar tanto el hecho mismo de creer como los contenidos de la fe. Si el Papa Francisco está insistiendo en las dimensiones existenciales, personales, del acto de fe como encuentro con una Persona, Jesucristo, en la Iglesia, debemos acompañar ese proceso con algo que es específicamente humano, y que define lo humano como tal, la racionalidad de ese encuentro. De ahí que el contenido de este libro sea especialmente atractivo. El trasfondo de las proposiciones del Credo van marcando su índice: La fe y la increencia; Dios uno y trino, el Dios revelado; Dios creador; Jesucristo y su misión salvadora; La Iglesia; La presencia de Jesucristo en los sacramentos; La esperanza cristiana y la vida eterna, y un capítulo especialmente atractivo dedicado a la Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra.

Yo creo ¿En qué creemos los cristianos?
Autor:

Aurelio Fernández

Editorial:

Palabra