Un Sínodo lleno de españoles - Alfa y Omega

Un Sínodo lleno de españoles

¿Cómo será la fe en Europa dentro de 25 años? ¿Cómo seguirá iluminando el Evangelio la vida cotidiana? El Sínodo de los Obispos del mundo sobre La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana, que se celebrará en el Vaticano, los días del 7 al 28 de octubre, analizará estas cuestiones, y dará una respuesta pastoral a desafíos como el eclipse de Dios en los países de antigua evangelización. Destaca en el Sínodo la presencia de españoles, lo cual muestra que España sigue dando a la Iglesia universal fecundas iniciativas apostólicas

Redacción
Benedicto XVI bendice a los fieles, en la Plaza de San Pedro, en la celebración del Domingo de Ramos.

Benedicto XVI ha querido que la presencia de españoles en esta cumbre eclesial sea particularmente significativa. Esta decisión del Papa denota dos realidades: ante todo, l3a influencia que tantos bautizados españoles siguen ejerciendo en la Iglesia universal; en segundo lugar, la importancia que da este Pontífice a la transmisión de la fe a las futuras generaciones en España, país que ha visitado en nada menos que tres ocasiones desde que es Papa.

Participarán once españoles como Padres sinodales, como expertos o como auditores, sin contar con los miembros de la Curia vaticana, si bien al cierre de esta edición no se conocía quiénes de estos últimos estarían presentes en el Sínodo. En primer lugar, aparecen en la lista los tres representantes elegidos por la Conferencia Episcopal Española. Se trata de su presidente y arzobispo de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela; del vicepresidente de la CEE y arzobispo de Valladolid, monseñor Ricardo Blázquez; y del obispo de Almería y presidente de la comisión episcopal para la Doctrina de la Fe, monseñor Adolfo González Montes.

Además de los miembros elegidos en representación de los episcopados, el reglamento del Sínodo prevé que el Papa elija personalmente a 36 Padres sinodales, no elegidos por sus Conferencias Episcopales. Destaca el nombre del arzobispo de Barcelona, cardenal Martínez Sistach, invitado por el Papa, junto a otros purpurados, como los cardenales Meisner, arzobispo de Colonia; Pell, arzobispo de Sídney; Schönborn, arzobispo de Viena; Vallini, Vicario General de la diócesis de Roma; Vingt-Trois, arzobispo de París; o Erdö, arzobispo de Budapest y Presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.

Benedicto XVI ha querido que estén también presentes el prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría Rodríguez; y el presidente de Comunión y Liberación, el sacerdote don Julián Carrón. Por otro lado, los obispos, en sus sesiones de trabajo, contarán con la ayuda de 45 expertos. Entre los elegidos, tres son españoles. Se trata del sacerdote don Antonio Aranda Lomeña, profesor de Teología Dogmática en la Universidad de Navarra; del sacerdote benedictino Juan Javier Flores Arcas, rector del Pontificio Ateneo San Anselmo, de Roma, y del sacerdote don Salvador Pié Ninot, profesor de Teología Fundamental y Eclesiología en la Facultad de Teología de Cataluña y profesor de Teología Fundamental en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Don Jesús Higueras, párroco de Santa María de Caná (Pozuelo de Alcorcón, Madrid): «Hay que aplicar en la parroquia el criterio de la Iglesia universal, no el propio»

¿Cómo ha recibido la invitación al Sínodo?
Ha sido una gran sorpresa, que he acogido como una gracia, un don de Dios. Es un regalo participar en la asamblea del Sínodo. Será muy bonito ver a una representación de toda la Iglesia universal en comunión con el Vicario de Cristo y acompañándole en su preocupación por la nueva evangelización. Y, por otro lado, es un motivo de gran ilusión, porque en cierto modo me toca representar a mis hermanos sacerdotes que trabajan en las parroquias y que están haciendo de la nueva evangelización una realidad.

Santa María de Caná es conocida como una parroquia especialmente dinámica y apostólica. ¿Cuál es el secreto?
Lo primero es seguir las indicaciones de nuestros pastores. Y en esto destacaría el cuidado de la Eucaristía con todo el cariño del que seamos capaces. También es muy importante cuidar el sacramento de la Penitencia, tener bien atendido el confesionario. Y el amor a la Virgen. Además es necesario trabajar por la comunión entre todas las realidades eclesiales, tan importantes, para que la parroquia sea la casa de todos y para todos. La experiencia muestra que, desde la comunión en la parroquia, se puede llegar muy lejos.

¿Cómo se fomenta la comunión?
Creo que hacer comunión es darnos cuenta de que Dios nos ha hecho diferentes, y que las diferencias no son para separarnos, sino para enriquecernos. Hay un denominador común, que es la fe, los sacramentos y, después, hay diversos carismas. Hacer comunión significa también que no debe prevalecer el criterio personal del párroco ni de nadie. Lo importante es aplicar en la parroquia el criterio de la Iglesia universal, hacerlo real y concreto. Así se consigue la comunión.

¿A qué atribuye la fuerte presencia de españoles en el Sínodo?
La Iglesia en España sigue teniendo una vitalidad muy fuerte, dentro del marco de una Europa secularizada y alejada de Dios. Aunque, sin duda, tenemos mucho que mejorar y es imprescindible la misión, creo que la presencia española en el Sínodo es una señal de esto.

Sacerdotes, religiosos, laicos…

El Papa ha elegido, asimismo, a 49 auditores, sacerdotes, religiosos o laicos que tienen voz pero no voto en la asamblea sinodal. Cinco de ellos son españoles: el doctor don José María Simón Castellví, presidente de la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas; don Francisco José Gómez Argüello Wirtz (Kiko Argüello), iniciador del Camino Neocatecumenal; el sacerdote don Jesús Higueras Esteban, párroco de Santa María de Caná, en Pozuelo de Alarcón (Madrid); doña Lydia Jiménez González, directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María, y fray Emili Turú Rofes, superior general de los Hermanos Maristas de las Escuelas (Hermanitos de María).

El portavoz del Sínodo para los países de lengua española también será español. Se trata del sacerdote don José María Gil Tamayo, quien durante años ha sido director del secretariado de la comisión episcopal de Medios de Comunicación.

Estos nombramientos demuestran lo que Benedicto XVI ya ha dado a entender con palabras y con gestos, como sus tres visitas a nuestro país: la contribución de los católicos españoles es decisiva para la vitalidad apostólica de la Iglesia universal. Durante su viaje a Santiago de Compostela, el Papa valoró cómo «España, que ha dado al mundo una pléyade de grandes santos, fundadores y poetas, como Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Francisco Javier, entre otros muchos», ha seguido, en los últimos tiempos, «suscitando nuevas instituciones, grupos y comunidades de vida cristiana y de acción apostólica».

Doña Lydia Jiménez, directora general del Instituto Secular Cruzadas de Santa María: «El padre Morales nos diría hoy: no lamentos, sino aciertos»

¿Cómo evangelizan las Cruzadas de Santa María?
Sobre todo, en el campo educativo, con el acompañamiento de los jóvenes, Ejercicios espirituales, actividades formativas… Las Cruzadas evangelizan, primero, dedicando tiempo a su formación, porque no se puede estar en un mundo tan competitivo sin una profunda formación humana e intelectual; rezando, para no transmitir nuestras originalidades, sino la verdad del Evangelio, siguiendo con fidelidad las directrices de la Iglesia. A partir de ahí, procuramos que nuestra presencia no sea anónima, sino incisiva, que despierte preguntas. Y esto lo hacemos desde las distintas profesiones que ejercemos, sobre todo en la educación en todos los niveles.

Llama la atención la cantidad de españoles en el Sínodo…
España ha dado a la Iglesia grandes evangelizadores, y en este momento también fundadores de grandes movimientos. Por eso es lógico que la Iglesia cuente con España, y eso tiene que estimularnos a hacer de España lo que es y lo que ha sido siempre, y debe seguir siendo; a exportar misioneros y evangelizadores, y a evangelizarnos también nosotros mismos. Es para sentir cierto orgullo, humilde, pero orgullo.

El padre Morales (fundador de la familia de Santa María) puede considerarse un adelantado a este tiempo, en lo que respecta a la valoración del apostolado seglar. ¿Qué consejo nos daría hoy?
Él repetía una frase continuamente: «No lamentos, sino aciertos». Estoy segura de que volvería hoy a repetir esto: hay que actuar y formar minorías creativas, santas, que son las que renuevan la sociedad. Y seguiría dando prioridad a la educación de los jóvenes, e insistiendo en la movilización del laicado. Y nos seguiría alentando a poner siempre como intercesora a la Virgen.

El Papa ha lanzado un claro mensaje en el Líbano: En contextos difíciles, es imprescindible la comunión, para que nuestro testimonio sea creíble. ¿Vale esta premisa en el Occidente secularizado?
Es necesario, urgente, crecer en comunión dentro de la Iglesia. Debemos tener conciencia de que todos somos necesarios, pero nadie es imprescindible. Desde la rivalidad, es imposible evangelizar, porque dentro de la Iglesia no estamos convertidos. El camino de la comunión es la conversión personal. Por eso, la evangelización empieza por autoevangelizarnos.

¿Cómo ve hoy el papel de la mujer en la Iglesia?
La Iglesia siempre se ha visto enriquecida por la aportación de grandes mujeres: santa Teresa de Jesús, santa Catalina de Siena, la Beata Teresa de Calcuta… Ésa es la mayor aportación posible: santidad y libertad para iluminar los problemas con nuestro genio femenino, sin perdernos en reivindicaciones estériles.

Jesús Colina / Ricardo Benjumea