El patrón de Burgos nació con el nombre de Adelelme en la localidad francesa de Loudun allá por el año 1035 en el seno de una familia acomodada; pero una vez heredó los bienes que le correspondían se despojó inmediatamente de ellos, los repartió entre quienes más los necesitaban y abandonó la milicia, su primera vocación. Lo hizo porque sintió la llamada de Dios. Su primer paso fue una peregrinación a Roma para discernir mejor ante la Tumba de San Pedro su intención de hacerse monje.
El periplo fue provechoso, pues en camino se detuvo en el monasterio de la Chaise-Dieu, situado en Auvernia y que había sido fundado recientemente. La breve convivencia en comunidad suscita en Lesmes el deseo de ingresar en la nueva abadía benedictina, pero el abad Roberto le pide que concluya su peregrinación a Roma. A la vuelta ingresa como monje en La Chaise-Dieu. Allí lleva una intensa vid de oración y se convierte en maestro de novicios.
Su reputación se extiende más allá de las fronteras galas y Constanza de Borgoña, esposa de Alfonso VI de Castilla le llama a Burgos. Su carisma se manifestó en la conquista de Toledo: logró convencer al dubitativo Ejército castellano para que cruzase el Tajo. Después, se instaló en Burgos para el resto de su vida, llevando una vida sencilla y ejerciendo de enfermero de peregrinos que iban a Santiago de Compostela. En su ciudad de adopción, fundó el Monasterio de San Juan Evangelista, del que fue su primer prior. Murió el 30 de enero de 1097.