3.000 consagrados abandonan cada año
El secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada, el español monseñor José Rodríguez Carballo, se pregunta, en L’Osservatore Romano, por qué, en los últimos cinco años, más de 3.000 religiosos y religiosas abandonan, cada año, la vida consagrada. «La ausencia de vida espiritual —oración personal y comunitaria, y vida sacramental— conduce muchas veces a centrarse exclusivamente en las actividades de apostolado», lo que genera «una profunda crisis de fe»; «una pérdida del sentido de pertenencia al Instituto y, a veces, a la misma Iglesia», señala. El prelado alude también a «problemas de relación fraterna en la comunidad», e incluso a «problemas afectivos» que repercuten en el voto de castidad. Frente a todo ello, el franciscano español destaca que «lo esencial de la vida religiosa es buscar a Dios, vivir en Dios», y pide «que no se hagan descuentos en las exigencias de una vida consagrada evangélicamente significativa».