Monseñor Osoro invita a no tener miedo al Sínodo - Alfa y Omega

Monseñor Osoro invita a no tener miedo al Sínodo

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

«El Papa no ha tenido miedo de convocar los sínodos sobre la familia. Es necesario saber cómo estamos. Si ante una enfermedad no hay un diagnóstico, no sabremos qué hacer para erradicar esa enfermedad», dijo el lunes monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, en la presentación, en la Universidad Pontificia de Comillas, del libro Papa Francisco y la familia, de Romana editorial y Libreria Editrice Vaticana, que recoge las enseñanzas del Papa acerca del matrimonio y la familia desde 1999 hasta 2015. «Es verdad que esto ha suscitado en algunos ciertos miedos, pero yo creo que para resolver ciertas cosas hay que conocer la verdad. En la mentira no se puede resolver las cosas».

Monseñor Osoro, que en las próximas semanas viajará a Roma para participar en el Sínodo, habló también de la reciente reforma de los procesos de nulidad: «En estos momentos, y cuando todos estábamos mirando a ver si hay que comulgar o no, él ha hecho una reforma de una profundidad pastoral impresionante».

En este sentido, el Papa «nos pide mirar a las diversas situaciones que puedan afectar a las familias, y nosotros, como Iglesia, tenemos que estar al lado de las heridas que puedan padecer. A veces, en el interior de la Iglesia, se especula y se dicen muchas cosas, pero el Papa nos hace ir a la profundidad a la que debe ir un pastor de la Iglesia para cuidar de sus ovejas, no solo de las que están dentro, sino también saliendo a buscar a las que están fuera. El Papa, como buen pastor, ha tenido la valentía y el acierto de poner delante de nosotros el tema de la familia».

Para monseñor Osoro, el primer desafío al que invita el Papa es el de «volver a poner a Cristo en el centro» de la familia, privilegiando al mismo tiempo «la pastoral, la cercanía a las situaciones reales de los hombres. Solo una pastoral que una fe y vida, culto y testimonio, será capaz de hacer una buena apuesta por la familia».

A un «mundo sin hogar» como el nuestro, monseñor Osoro denunció que «le falta algo importante», y por eso propuso a las familias cinco tareas: comer una vez a la semana como mínimo todos juntos, rezar una vez a la semana juntos, tener en casa un rincón del encuentro con el crucifijo o una imagen de la Virgen, ir juntos los domingos a Misa, y decir sin vergüenza que somos cristianos.