Los cristianos de Irak presentan al Gobierno un plan para la reconciliación nacional - Alfa y Omega

Los cristianos de Irak presentan al Gobierno un plan para la reconciliación nacional

El Patriarca de Babilona de los Caldeos, Luis Rafael I Sako, congregó en Bagdad el Martes Santo a los líderes de las diversas comunidades cristianas para redactar y presentar al Gobierno iraquí un plan para la reconciliación nacional. Para alcanzar este objetivo -advierte, sin embargo-, es preciso que los propios cristianos superen sus propias diferencias, y antepongan la fe en a la comunidad sectaria o étnica de pertenencia

Redacción

Antes de la invasión norteamericana, en 2003, vivían un millón de cristianos en Irak. Hoy no llegan a la mitad. Los asesinatos y secuestros han hecho que muchos hayan huido, sangría que -según la ONU- se intensificó especialmente tras el atentado contra la catedral de Bagdad, en 2010.

El nuevo Patriarca de los Caldeos, la principal comunidad católica de Irak, que celebra la Eucaristía en arameo, el idioma de Jesús, se ha propuesto el objetivo de facilitar el regreso de los cristianos al país, convencido, sin embargo, de que, mientras persista la violencia, esto será imposible.

Tras su elección en febrero, monseñor Luis Sako destacó la urgencia de recomponer la unión entre los cristianos de Irak, comenzando por la propia comunidad caldea, y desde esa unión, contribuir a la reconciliación de la nación. «Somos un grupo pequeño, pero queremos ser una semilla de esperanza para todo el mundo», dijo a la agencia Asianews.

Su Beatitud Luis Rafael I Sako congregó el Martes Santo a los líderes de las comunidades cristianas en Bagdad, para elaborar y presentar al Gobierno iraquí un plan para relanzar el diálogo y la reconciliación nacional. La propuestas fueron entregadas al Primer Ministro iraquí, Nuri al-Maliki y a otros representantes del Gobierno, y se remitió copia al Presidente de Irak, al de la región del Kurdistán y al del Parlamento central.

El plan de reconciliación consta de cuatro puntos: «No permitir que la intervención extranjera en la política interna» y fomentar la «participación activa de todos los miembros del mundo político»; comprometerse a «resolver los conflictos mediante el diálogo», rechazando el uso de los medios de comunicación «para incitar, provocar y amenazar», especialmente de cara a las próximas elecciones; reabrir el expediente relativo a los prisioneros retenidos tanto en el área de jurisdicción del Gobierno central como del Kurdistán, «liberando a los inocentes», para que puedan volver con sus familias; y establecer una comisión que vigile por el cumplimiento de este plan.

«Usted -dijo el miércoles el Patriarca Sako al Primer Ministro, Nuri al-Maliki- es el más grande entre nosotros en cuanto a la responsabilidad y es quien debe tomar la iniciativa para la reconciliación como haría un padre, por el bien de Irak y de los iraquíes».

El Patriarca lanzó también un mensaje claro los propios cristianos: la división no es tolerable. Lo ha resumido así en declaraciones a la agencia Fides. «Desafortunadamente, se oye a algunos decir: soy más armenio que cristiano, más asirio que cristiano, más caldeo que cristiano. Y aquí y allá persiste una mentalidad tribal, por lo que cada pueblo tiene como objetivo tener su obispo o su Patriarca. De esta manera, se apaga el cristianismo. Nosotros, como obispos, debemos estar alerta contra estas formas enfermas de vivir la propia identidad».

Mediador en las disputas

En su etapa como arzobispo de Kirkuk, antes de ser elegido Patriarca, monseñor Sako hizo que la Iglesia fuera un referente de concordia en la ciudad de Kirkuk, rica en petróleo, y disputada por el norte autónomo kurdo y la región de Bagdad. Las distintas partes -árabes, kurdos y turcomanos- acudieron repetidas veces al obispo como mediador ante diversos conflictos, originados básicamente por las disputas sobre el futuro estatuto de la ciudad (su pertenencia al Kurdistán, o a la región central), que debía haberse resuelto mediante referendum.

A monseñor Sako se debe también la llegada de la comunidad monástica de Al-Khalil, procedente de Deir Mar Moussa (Siria), cuyo carisma es el diálogo con el Islam. Además, el 20 de enero, la diócesis inauguró un centro socio-cultural para fomentar la convivencia entre todas las comunidades. El complejo cuenta con un jardín de infancia, una escuela primaria, un centro deportivo y un espacio donde se celebrarán diversos encuentros y conferencias.