El Papa pide sensibilidad y apertura hacia los sencillos y los alejados - Alfa y Omega

El Papa pide sensibilidad y apertura hacia los sencillos y los alejados

«El Papa está en el Vaticano, hoy aquí ha venido el obispo», les dijo Francisco a los niños de una parroquia romana a la que acudió el domingo a darles la primera comunión. Fue una auténtica Misa de niños, con una homilía muy sencilla y pedagógica. En los días anteriores, el Papa insistió precisamente en la necesidad de una actitud de apertura hacia los sencillos y hacia las personas alejadas, ateos incluidos

Redacción

Era la primera visita del Papa a una parroquia romana. La salida estaba ya programada por Benedicto XVI, pero encajaba a la perfección con la personalidad del nuevo Pontífice, porque se trataba de la más alejada del centro de la ciudad. «La realidad se entiende mejor desde las periferias», aclaró Francisco, que llegó al templo con media hora de antelación, para así poder saludar a los enfermos y conversar con los sacerdotes.

Francisco dio la primera comunión a 16 niños, y dio de comulgar a otros 28 que habían hecho la comunión otros días de mayo, pero volvieron a vestirse de blanco. Con unos y con otros, mostró gran cercanía, y su homilía tuvo un tono muy pedagógico, el habitual en las Misas de Niños, para explicarles la visitación de María a Isabel. El nombre de la parroquia es Santa Isabel y San Zacarías.

Al encuentro de los sencillos y los alejados

La visita del domingo fue, de algún modo, la puesta en práctica de los reiterados mensajes lanzados en días anteriores por el Papa sobre la necesidad de acoger a todos y salir al encuentro de los demás. El sábado, al celebrar la Misa en la residencia de Santa Marta, el Papa pidió a los sacerdotes que valoren la fe de la gente sencilla, y aludió a un ejemplo personal. «Recuerdo una vez -dijo-, durante la fiesta patronal de la ciudad de Salta, que una señora humilde pedía a un sacerdote la bendición. El sacerdote le dijo: ¡pero señora usted ha estado en la misa! Y luego le ha explicado toda la teología de la bendición en la misa. Ah, gracias padre, sí padre, respondió la señora. Pero cuando el sacerdote se fue la señora se dirigió a otro sacerdote: déme la bendición. Todas aquellas palabras no entraron en ella porque tenía otra necesidad, la necesidad de ser tocada por el Señor. Ésta es la fe que buscamos y que debemos encontrar siempre porque la suscita el Espíritu Santo. Nosotros debemos facilitarla, hacerla crecer, ayudarla a crecer».

Más llamativas fueron las palabras del Pontífice sobre la acogida debida a quienes viven más o menos alejados de la Iglesia, pero un día deciden acudir a ella. El Papa lamentó que, no pocas veces, cuando dos novios quieren casarse, en la parroquia, en vez de apoyo o de felicitaciones, lo que oyen son los cotes de la ceremonia o se les pregunta sólo si sus documentos están en regla. «Encuentran la puerta cerrada», porque, a veces, «somos controladores de la fe en lugar de ser facilitadores de la fe de la gente».

Otro ejemplo que puso el Papa es el de una madre soltera que pide el bautismo para su hijo, y se le deniega por no estar casada. «Mirad esta chica que ha tenido el coraje de llevar adelante su embarazo» y de no abortar, dijo. «¿Qué encuentra? Una puerta cerrada. Y así sucede a muchas. Éste no es un buen celo pastoral. Esto aleja del Señor, no abre las puertas. Y así cuando vamos por esta vía, con esta actitud, no hacemos bien a la gente, al pueblo de Dios. Pero Jesús ha instituido siete sacramentos y nosotros con esta actitud instituimos el octavo, el sacramento de la aduana pastoral». «Jesús se indigna cuando ve estas cosas porque ¿quién sufre con esto?», añadió. «Su pueblo fiel, la gente que le ama tanto».

Esta actitud de acogida el Papa la hizo extensible a los ateos durante la misa del viernes. «No sólo los creyentes se salvan», advirtió. Y pidió desterrar actitudes de rechazo y exclusión hacia ellos. «Recuerdo cuando era chico lo que se sentía decir en las familias católicas. En la mía, por ejemplo: No a cada de ellos, no podemos ir porque no están casados por la Iglesia, ¿eh? Era como una exclusión. O porque eran socialistas o ateos no podíamos ir. Ahora, gracias a Dios, no se dice aquello, ¿no?».

La homilía entroncaba con la del miércoles anterior. «Hacer el bien», explicó el Papa, no es una cuestión de fe, sino «un deber, un documento de identidad que nuestro Padre ha dado a todos», creyentes o no, «porque nos ha hecho a su imagen y semejanza».