Muere sor Teresita, la monja de clausura más longeva - Alfa y Omega

Muere sor Teresita, la monja de clausura más longeva

Tenía 105 años, había conocido diez Papas, se reconocía lectora de Alfa y Omega y llevaba más de 86 años como monja de clausura en la comunidad de Monjas Cistercienses del Monasterio de la Madre de Dios, en Buenafuente del Sistal

Redacción

Sor Teresita Barajuen, la religiosa contemplativa más longeva del mundo, y la que llevaba más años dentro de la clausura, falleció el pasado 11 de junio a los 105 años. Lo hizo en su celda del Monasterio Cisterciense de la Madre de Dios, en Buenafuente del Sistal (Guadalajara) -donde ha vivido sus 86 años como religiosa y del que fue Abadesa durante 30 años- y rodeada de las religiosas de su comunidad, que pudieron acompañarla en sus últimos momentos, antes de partir a la Casa del Padre.

Sor Teresita se reconocía fiel lectora de Alfa y Omega y, de hecho, como reconoció la actual abadesa del monasterio en un reportaje publicado por ABC el pasado 26 de mayo, hacía «una selección de artículos que recomienda al resto de hermanas». Desde que ingresó en el monasterio el 16 de abril de 1927, el mismo día en que nacía en Alemania Joseph Ratzinger, sólo salió de la clausura en una ocasión, en 2011, para conocer en persona a Benedicto XVI.

Después de 83 años de vida retirada y dedicada a la contemplación y a la oración, su historia saltó a la fama gracias al libro ¿Qué hace una chica como tú en un lugar como este?, publicado por el periodista y escritor Jesús García. De hecho, como ha recordado el autor en un artículo publicado en la web Religión en Libertad, «apenas tres meses después (de la publicación del libro), invitada por el Nuncio Apostólico en Madrid, monseñor Renzo Fratini, y con motivo de la visita a la capital del Papa Benedicto XVI en la celebración de la JMJ, disfrutó sor Teresita de una audiencia con Su Santidad: Soy Sor Teresita, la que entró en el Monasterio el mismo día que nació su Santidad. Así se presentó una anciana monja con los ojos tan vivos como los de un niño aquella tarde, ante las cámaras de todo el mundo, al Papa».

Desde Alfa y Omega damos gracias a Dios por la vida de sor Teresita y por su fidelidad a la vocación que le fue confiada, encomendamos su alma a la misericordia de Cristo y pedimos al Padre que conforte a sus familiares y a sus hermanas de comunidad, para que, desde el cielo, nuestra querida y fiel lectora les ayude a dar abundantes frutos de santidad.