La catedral de Madrid celebra el XX aniversario de su dedicación - Alfa y Omega

La catedral de Madrid celebra el XX aniversario de su dedicación

La Catedral de Santa María la Real de la Almudena (c/ Bailén, 10) celebrará el próximo sábado el XX aniversario de su dedicación por el hoy Beato Juan Pablo II, el 15 de junio de 1993

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La historia del templo Catedral de Nuestra Señora la Real de la Almudena, que comenzó a gestarse el 22 de diciembre de 1868, cuando la Congregación de Esclavos de la Virgen de la Almudena solicitó al Arzobispo de Toledo permiso para construir otra iglesia dedicada a la Virgen. Esta petición fue apoyada por la Reina Da. Mª de las Mercedes, esposa de Alfonso XII. Diez años más tarde don Francisco de Cubas, más tarde Marqués de Cubas, recibió el encargo de preparar el proyecto para la construcción de una importante iglesia Parroquial que más tarde albergaría el cuerpo de la reina Mª de la Mercedes. El 4 de abril de 1883, S. M. el Rey Don Alfonso XII colocó la primera piedra de la futura iglesia.

Este templo pasará a ser Catedral cuando en 1884 Madrid es erigida en diócesis por el Papa León XIII. El Marqués de Cubas reformó su inicial proyecto de Iglesia parroquial modificándolo para convertirlo en Templo Catedral realizando un proyecto grandioso, de un estilo neogótico exuberante y profuso. La construcción de la cripta finalizó en 1911, pero las obras de la Catedral avanzaron muy lentamente, con el lógico parón acaecido entre 1936 y 1939. En 1944 el director general de Bellas Artes, Marqués de Lozoya, promueve un concurso nacional para dar a la Catedral una nueva solución arquitectónica. Lo ganan los arquitectos Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro, que cambian el inicial proyecto para adecuarlo al entorno, y obtienen con él el Premio Nacional de Arquitectura de 1944. El resultado es la actual Catedral, con las lógicas modificaciones surgidas a lo largo de estos 50 años.

Las obras, que se fueron realizando poco a poco, comenzaron en 1950 por la zona más próxima a la calle Bailén, con el proyecto del claustro. Bajo el mandato del alcalde José Escrivá de Ramoní, Conde de Mayalde, se construyó la fachada principal del templo, que mira al Palacio Real, y se elevaron los primeros tramos de las naves del templo antes del crucero. Hubo una paralización de las obras a la que se puso fin en 1984, cuando el Cardenal Suquía se tomó un especial interés, formando un patronato que quedó constituido el 6 de octubre. Presidido por el propio Cardenal, figuraban en él el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad Autónoma, Caja Madrid, la Cámara de Comercio, la Asociación de la Prensa y varias personas significativas en la vida de la ciudad.

Reanudadas el día 15 de octubre, las obras concluyeron en su parte más sustancial en junio de 1993. De 1984 a 1993 se llevaron a cabo otras obras importantes, como la pavimentación completa del templo; se ordenó el presbiterio; se creó el altar de la Virgen de la Almudena, con una escenografía que exalta la dignidad de la imagen, incorporada en un bello retablo de Juan de Borgoña. También se hicieron obras en algunas capillas, y se llevaron a cabo instalaciones de calefacción por hilo radiante bajo pavimento; iluminación por focos y protectores adecuados al ambiente, así como la instalación de megafonía.

Dedicación y consagración del templo

El 15 de junio de 1993, la Catedral fue dedicada y consagrada por el Papa Juan Pablo II. En esa jornada, hacia las 17,00 horas el ahora Beato llegó en papamóvil al Palacio Real de Madrid, donde fue recibido por Sus Majestades los Reyes. A continuación, y después del saludo, se dirigió en papamóvil por la Plaza de la Armería hacia la Catedral, por cuya puerta principal accedió al interior del templo. A la ceremonia asistieron Sus Majestades los Reyes, el Presidente del Gobierno, y numerosas personalidades políticas, militares y sociales. Dio comienzo con la presentación al Santo Padre de los planos y las llaves del nuevo templo, para continuar con el rito de la consagración del altar y dedicación del templo. El Pontífice estuvo acompañado durante toda la celebración por el entonces Cardenal Arzobispo de Madrid, Mons. Ángel Suquía. Durante el ofertorio, el escultor Juan de Ávalos donó al Papa una imagen de la Virgen de la Almudena, realizada por él. Por su parte, el hoy Beato Juan Pablo II donó a la Catedral de la Almudena un Cáliz.

Entre otras cosas, en su homilía el Papa dijo que «la Catedral de Santa María la Real de la Almudena, que hoy tenemos el gozo de dedicar al culto divino, es una expresión sublime de alabanza a Dios». «Este templo catedralicio, que se eleva hacia el cielo, es todo un símbolo: el dinamismo del Pueblo de Dios, que ha unido sus fuerzas, trabajos, limosnas y oraciones, para ofrecer a Dios una digna morada en la cual se invoque su nombre y se implore su misericordia».

«¡Demos gracias a la Santísima Trinidad por este lugar santo donde residirá la gloria del Señor! Démosle gracias porque, en su divina providencia, este lugar será casa de plegaria y de súplica; de culto y adoración; de gracia y santificación. Será el lugar adonde el pueblo cristiano acuda para encontrarse con el Dios vivo y verdadero», señaló.

«Con la terminación de la catedral de Madrid, obra en la que se han empeñado tantas energías, se da un paso importante en la vida de esta Archidiócesis. La iglesia catedral, en efecto, es el símbolo y hogar visible de la comunidad diocesana, presidida por el Obispo, que tiene en ella su cátedra. Por ello, este día de la dedicación de la catedral ha de ser para toda la comunidad diocesana una apremiante llamada a la nueva evangelización a la que he convocado a la Iglesia».

«¡Salid, pues, a la calle, vivid vuestra fe con alegría, aportad a los hombres la salvación de Cristo que debe penetrar en la familia, en la escuela, en la cultura y en la vida política! Éste es el culto y el testimonio de fe a que nos invita también la presente ceremonia de la dedicación de la catedral de Madrid».