«¡Nunca agradeceremos lo suficiente a Dios el don de la Eucaristía!» - Alfa y Omega

«¡Nunca agradeceremos lo suficiente a Dios el don de la Eucaristía!»

En su catequesis de este miércoles, el Papa Francisco subrayó la importancia del tercer sacramento de la iniciación cristiana, la Eucaristía. Un don «que no agradeceremos nunca suficientemente al Señor». Por ello, subrayó también la importancia de la Misa dominical, y «que los niños se preparen bien a la Primera Comunión y que ningún niño deje de hacerla»

Redacción
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«¡No agradeceremos nunca suficientemente al Señor el don que nos ha hecho con la Eucaristía! Es un don muy grande». Con este énfasis subrayaba el Papa Francisco, este miércoles, la importancia del tercer sacramento de la iniciación cristiana. En él, explicó brevemente algunos de los significados de la Eucaristía. En primer lugar, el Santo Padre habló del agradecimiento, el significado de eucaristía en griego: «El gesto de Jesús cumplido en la Última Cena es el extremo agradecimiento al Padre por su amor, por su misericordia». También el sacramento «es el supremo agradecimiento al Padre que nos ha amado tanto hasta darnos a su Hijo por amor».

La Eucaristía es, también, memorial, pues «cada vez que celebramos este sacramento participamos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. La Eucaristía constituye el vértice de la acción de salvación de Dios: el Señor Jesús, haciéndose pan partido para nosotros, vierte, en efecto, sobre nosotros toda su misericordia y su amor, tanto que renueva nuestro corazón, nuestra existencia y nuestro modo de relacionarnos con Él y con los hermanos».

A esto último hace referencia otra de las palabras utilizadas para referirse a este sacramento: comunión. En efecto, «la participación en la mesa eucarística nos conforma en modo único y profundo a Cristo, haciéndonos pregustar ahora ya la plena comunión con el Padre que caracterizará el banquete celeste».

«Por esto -concluyó el Santo Padre- es tan importante ir a Misa el domingo, ir a misa no sólo para rezar, sino para recibir la comunión, este Pan que es el Cuerpo de Jesucristo y que nos salva, nos perdona, nos une al Padre. ¡Es hermoso hacer esto!» Por eso, «es importante que los niños se preparen bien a la Primera Comunión y que ningún niño deje de hacerla, porque es el primer paso de esta pertenencia a Jesucristo, fuerte, fuerte después del Bautismo y de la Confirmación».

Texto completo de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas: Buenos días… Buen día, pero no buena jornada, ¿eh? Es un poco fea. Hoy les hablaré de la Eucaristía. La Eucaristía se coloca en el corazón de la iniciación cristiana, junto al Bautismo y a la Confirmación, y constituye la fuente de la vida misma de la Iglesia. De este Sacramento del amor, de hecho, nace todo auténtico camino de fe, de comunión y de testimonio.

Lo que vemos cuando nos reunimos para celebrar la Eucaristía, la Misa, nos hace ya intuir qué cosa estamos por vivir. En el centro del espacio destinado a la celebración se encuentra el altar, que es un mesa, cubierta por un mantel, y esto nos hace pensar en un banquete. Sobre la mesa hay una cruz, que indica que sobre aquel altar se ofrece el sacrificio de Cristo: es Él el alimento espiritual que allí se recibe, bajo el signo del pan y del vino. Junto a la mesa está el ambón, es decir, el lugar desde el cual se proclama la Palabra de Dios: y esto indica que allí nos reunimos para escuchar al Señor que habla mediante las Sagradas Escrituras y, por lo tanto, el alimento que se recibe es también su Palabra. Palabra y Pan en la Misa se hacen una misma cosa, como en la Última Cena, cuando todas las palabras de Jesús, todos los signos que había hecho, se condensaron en el gesto de partir el pan y ofrecer el cáliz, anticipación del sacrificio de la cruz, y en aquellas palabras: «Tomen, coman, este es mi cuerpo… tomen, beban, esta es mi sangre».

El gesto de Jesús cumplido en la Última Cena es el extremo agradecimiento al Padre por su amor, por su misericordia. Agradecimiento en griego se dice eucaristía. Y por esto el sacramento se llama Eucaristía: es el supremo agradecimiento al Padre que nos ha amado tanto hasta darnos a su Hijo por amor. He aquí por qué el término Eucaristía resume todo aquel gesto, que es gesto de Dios y del hombre juntos, gesto de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre. Por lo tanto, la celebración eucarística es mucho más de un simple banquete: es propiamente el memorial de la Pascua de Jesús, el misterio central de la salvación. Memorial no significa sólo un recuerdo, un simple recuerdo, sino que quiere decir que cada vez que celebramos este Sacramento participamos en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. La Eucaristía constituye el vértice de la acción de salvación de Dios: el Señor Jesús, haciéndose pan partido para nosotros, vierte, en efecto, sobre nosotros toda su misericordia y su amor, tanto que renueva nuestro corazón, nuestra existencia y nuestro modo de relacionarnos con Él y con los hermanos. Es por esto que normalmente, cuando nos acercamos a este Sacramento, se dice que se «recibe la Comunión», que se «hace la Comunión»: esto significa que en la potencia del Espíritu Santo, la participación en la mesa eucarística nos conforma en modo único y profundo a Cristo, haciéndonos pregustar ahora ya la plena comunión con el Padre que caracterizará el banquete celeste, donde, con todos los santos, tendremos la gloria de contemplar a Dios cara a cara.

Queridos amigos, ¡no agradeceremos nunca suficientemente al Señor el don que nos ha hecho con la Eucaristía! Es un don muy grande. Y por esto es tan importante ir a Misa el domingo, ir a misa no sólo para rezar, sino para recibir la comunión, este Pan que es el Cuerpo de Jesucristo y que nos salva, nos perdona, nos une al Padre. ¡Es hermoso hacer esto! Y todos los domingos vamos a Misa porque es el día de la resurrección del Señor, por eso el domingo es tan importante para nosotros. Y con la Eucaristía sentimos esta pertenencia a la Iglesia, al Pueblo de Dios, al Cuerpo de Dios, a Jesucristo. Y no terminaremos nunca de captar todo el valor y la riqueza. Pidámosle, entonces, que este Sacramento pueda continuar manteniendo viva en la Iglesia su presencia y a plasmar nuestras comunidades en la caridad y en la comunión, según el corazón del Padre. Y esto se hace durante toda la vida. Y se empieza a hacer el día de la Primera Comunión. Es importante, que los niños se preparen bien a la Primera Comunión y que ningún niño deje de hacerla porque es el primer paso de esta pertenencia a Jesucristo, fuerte, fuerte después del Bautismo y de la Confirmación. Gracias.