28 de julio: san Pedro Poveda, el cura que soñó con una educación para todos - Alfa y Omega

28 de julio: san Pedro Poveda, el cura que soñó con una educación para todos

El fundador de la Institución Teresiana murió mártir en el Madrid de la Guerra Civil, pero antes difundió por todo el mundo su sueño de una enseñanza moderna, comenzando por los pobres que vivían en las cuevas de Guadix

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Desde Covadonga, donde fue enviado como rector, escribía cartas y artículos sobre sus intuiciones pedagógicas. Foto: Archivo de la Institución Teresiana.

Aún hoy existen algunas concepciones sobre la enseñanza que tratan la propuesta cristiana en este ámbito como si fuera una superstición sin valor o, cuando menos, un lastre para la educación de los más jóvenes. Este prejuicio lo desmiente la figura de san Pedro Poveda, que dio a la pedagogía de su tiempo un impulso que perdura hasta el día de hoy.

Nació en Linares (Jaén), hijo de José y María, un matrimonio creyente y piadoso que transmitió a su numerosa prole los fundamentos de la fe. Desde bien pequeño sintió la llamada a ser sacerdote y a los 14 años ingresó en el seminario de Jaén, pasando después al de Guadix para ser ordenado en 1897. Fue en esta época cuando conoció la labor del padre Manjón, sacerdote y pedagogo, hoy en proceso de beatificación, que inició en Granada las Escuelas del Ave María para la atención educativa de niños desfavorecidos. En Guadix trabajó de asistente personal del obispo y dirigió el seminario, pero a partir de 1901 empezó a visitar las cuevas de las afueras de la ciudad, donde vivía de manera precaria una nutrida población.

En esa zona creó varias escuelas para niños al estilo de las del padre Manjón, y siendo consciente también de las necesidades de los adultos organizó para ellos talleres y clases de formación, además de montar un comedor para aquellos en una situación más complicada. Su labor empezó a difundirse en toda la ciudad y hasta el Ayuntamiento quiso reconocerla nombrándole hijo predilecto de Guadix en 1904, e incluso dedicándole una calle, pero también suscitó algunas controversias. El rechazo de una parte de la burguesía y el clero a la reconocida acción social del joven sacerdote le hicieron salir de Guadix y, tan solo un año después, la Iglesia encontró una salida a su situación nombrándole rector de la basílica de Covadonga, en el otro extremo de la península.

Otra manera de educar

Desde el santuario asturiano inició su particular reconquista en el terreno educativo. Sin dejar de atender a los numerosos peregrinos a la Santina, escribió numerosos artículos sobre sus intuiciones pedagógicas que luego enviaba a quien quisiera publicarlos. «Él tenía el sueño de que los educadores cristianos se agruparan y dieran su aportación original a la educación en ese momento tan difícil de la historia de España», afirma Maite Collantes, directora del colegio Castroverde, en Santander, uno de los centros de la Institución Teresiana cuyo germen inició Poveda en 1911. «Su objetivo era promover una buena pedagogía, moderna e innovadora, con el extra que supone llevar a las aulas los valores del Evangelio», añade.

Desde Covadonga Poveda dio formación a maestras que luego trabajarían en otras ciudades de España, en las escuelas que empezó a impulsar por todo el país e incluso por el extranjero. En 1921 se trasladó a Madrid, pues había sido nombrado capellán real, y eso multiplicó su labor, ya que además de escuelas, desde la capital creó residencias de estudiantes y de educadores por todo el país. Dice el historiador Vicente Cárcel Ortí que su forma de ver la enseñanza «tenía la referencia a Dios como horizonte supremo y la encarnación como fundamento de todo compromiso de promoción humana». Para Poveda, «la persona de Cristo es el camino para la plena realización del hombre y la forma de hacer avanzar la ciencia, la cultura y todo auténtico progreso».

Su labor de evangelización no pasó desapercibida durante la cruel persecución contra la Iglesia que se desató en los años 30 del siglo pasado en España. Así, apenas nueve días después de comenzar la Guerra Civil, el padre Poveda fue detenido en su casa de la madrileña calle Alameda y fusilado esa misma noche en las tapias del cementerio de La Almudena.

Su martirio en Madrid, sin embargo, no supuso el fin de su personal revolución educativa, pues la Institución Teresiana que fundó sigue mostrando «que es posible otra manera de estar en el mundo y de educar, aun en medio de la complejidad del entorno», explica Collantes. «La clave es aprovechar el momento presente para educar personas que vivan una verdadera vida humana, como él decía».

Bio
  • 1874: Nace en Linares (Jaén)
  • 1897: Es ordenado sacerdote
  • 1901: Visita por primera vez las cuevas de Guadix
  • 1906: Es nombrado rector de Covadonga
  • 1936: Es fusilado en Madrid
  • 2003: Juan Pablo II lo canoniza en su visita a la capital