El Papa invita a pensar ¿Qué personaje de la Pasión soy? - Alfa y Omega

El Papa invita a pensar ¿Qué personaje de la Pasión soy?

José Antonio Méndez

En su homilía del Domingo de Ramos, ante unas 90.000 personas, el Papa Francisco invitó a los fieles a meditar la escena de la Pasión, identificándose con alguno de los personajes que aparecen en los relatos evangélicos. En un ejercicio de sabor claramente ignaciano, el Santo Padre fue recorriendo los «muchos nombres que hemos oído» en el Evangelio de san Mateo, para lanzar la pregunta: «¿Soy yo como ellos? ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo ante mi Señor? ¿Quién soy yo ante Jesús, que entra con fiesta en Jerusalén?».

Anuncio del Viaje a Corea

Tras la celebración, el Papa dirigió el rezo del Ángelus, que estuvo precedido por el intercambio de la Cruz de los Jóvenes, que fue entregada por un grupo de jóvenes brasileños a otro grupo de jóvenes polacos, ejemplificando el relevo entre la Iglesia local de Río de Janeiro que ha acogido la última JMJ y la de Cracovia, que acogerá la próxima, en 2016, con el lema Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Durante el Ángelus, el Santo Padre anunció que el próximo santo Juan Pablo II será nombrado Patrón de las Jornadas Mundiales de la Juventud, de modo que «en la comunión de los santos seguirá siendo para los jóvenes del mundo, un padre y un amigo»; y además, anunció que «el próximo 15 de agosto en Daejeon, en la República de Corea, me encontraré con los jóvenes de Asia en su gran reunión continental».

Texto completo de la homilía del Domingo de Ramos

Esta semana comienza con una procesión festiva con ramos de olivo: todo el pueblo acoge a Jesús. Los niños y los jóvenes cantan, alaban a Jesús.

Pero esta semana se encamina hacia el misterio de la muerte de Jesús y de su resurrección. Hemos escuchado la Pasión del Señor. Nos hará bien hacernos una sola pregunta: ¿Quién soy yo? ¿Quién soy yo ante mi Señor? ¿Quién soy yo ante Jesús que entra con fiesta en Jerusalén? ¿Soy capaz de expresar mi alegría, de alabarlo? ¿O guardo las distancias? ¿Quién soy yo ante Jesús que sufre?

Hemos oído muchos nombres, tantos nombres. El grupo de dirigentes religiosos, algunos sacerdotes, algunos fariseos, algunos maestros de la ley, que habían decidido matarlo. Estaban esperando la oportunidad de apresarlo. ¿Soy yo como uno de ellos?

También hemos oído otro nombre: Judas. 30 monedas. ¿Yo soy como Judas? Hemos escuchado otros nombres: los discípulos que no entendían nada, que se adormecieron mientras el Señor sufría. Mi vida, ¿está adormecida? ¿Soy como los discípulos, que no entendían lo que significaba traicionar a Jesús? ¿O como aquel otro discípulo que quería resolverlo todo con la espada? ¿Soy yo como ellos? ¿Soy yo como Judas, que finge amar y besa al Maestro para entregarlo, para traicionarlo? ¿Soy yo un traidor? ¿Soy como aquellos dirigentes que organizan a toda prisa un tribunal y buscan falsos testigos? ¿Soy como ellos? Y cuando hago esto, si lo hago, ¿creo que de este modo salvo al pueblo?

¿Soy yo como Pilato? Cuando veo que la situación se pone difícil, ¿me lavo las manos y no sé asumir mi responsabilidad, dejando que condenen -o condenando yo mismo- a las personas?

¿Soy yo como aquel gentío que no sabía bien si se trataba de una reunión religiosa, de un juicio o de un circo, y que elige a Barrabás? Para ellos da igual: era más divertido, para humillar a Jesús.

¿Soy como los soldados que golpean al Señor, le escupen, lo insultan, se divierten humillando al Señor?

¿Soy como el Cireneo, que volvía del trabajo, cansado, pero que tuvo la buena voluntad de ayudar al Señor a llevar la cruz?

¿Soy como aquellos que pasaban ante la cruz y se burlaban de Jesús : «¡Él era tan valiente!… Que baje de la cruz y creeremos en él»? Mofarse de Jesús…

¿Soy yo como aquellas mujeres valientes, y como la Madre de Jesús, que estaban allí y sufrían en silencio?

¿Soy como José, el discípulo escondido, que lleva el cuerpo de Jesús con amor para enterrarlo?

¿Soy como las dos Marías que permanecen ante el sepulcro llorando y rezando?

¿Soy como aquellos jefes que al día siguiente fueron a Pilato para decirle: «Mira que éste ha dicho que resucitaría. Que no haya otro engaño», y bloquean la vida, bloquean el sepulcro para defender la doctrina, para que no salte fuera la vida?

¿Dónde está mi corazón? ¿A cuál de estas personas me parezco? Que esta pregunta nos acompañe durante toda la semana.

Texto completo del Ángelus

Al final de esta Celebración, dirijo un saludo especial a los 250 delegados (obispos, sacerdotes, religiosos y laicos) que participaron en el encuentro sobre las Jornadas Mundiales de la Juventud, organizado por el Consejo Pontificio para los Laicos. Comienza así el camino de preparación para el próximo encuentro mundial, que se celebrará en julio de 2016, en Cracovia, y cuyo tema será: Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia (Mt 5, 7).

Dentro de poco, los jóvenes brasileños entregarán a los jóvenes polacos la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud. La asignación de la cruz a los jóvenes fue realizada hace treinta años por el beato Juan Pablo II: él les pidió que la llevaran en todo el mundo como signo del amor de Cristo por la humanidad.

El próximo 27 de abril todos tendremos la alegría de celebrar la canonización de este Papa, junto con Juan XXIII. Juan Pablo II, que fue el iniciador de las Jornadas Mundiales de la Juventud, se convertirá en su gran patrono; en la comunión de los santos seguirá siendo para los jóvenes del mundo, un padre y un amigo. Pidamos al Señor que la Cruz, con el icono de María, Salus Populi Romani, sea signo de esperanza para todos revelando al mundo el amor invencible de Cristo.

Tras la recepción de la Cruz, el Papa dirigió sus saludos diciendo:

¡Saludo a todos los romanos y peregrinos! Saludo de modo particular a las delegaciones de Río de Janeiro y de Cracovia, guiadas por sus Arzobispos, los Cardenales Orani João Tempesta y Stanislaw Dziwisz. En este contexto tengo la alegría de anunciar que, con la ayuda de Dios, el próximo 15 de agosto en Daejeon, en la República de Corea, me encontraré con los jóvenes de Asia en su gran reunión continental. Y ahora dirijámonos a la Virgen Madre, para que nos ayude a seguir siempre con fe el ejemplo de Jesús.