Entrevista del Papa a La Nación: «Tenemos que tratar de dar una mano de consuelo» - Alfa y Omega

Entrevista del Papa a La Nación: «Tenemos que tratar de dar una mano de consuelo»

«Tenemos que acercarnos a los conflictos sociales, a los nuevos y a los viejos, y tratar de dar una mano de consuelo, no de estigmatización y no sólo de impugnación». Este es el objetivo del Papa Francisco para el Sínodo de obispos sobre la familia, según queda recogido en una breve entrevista concedida al diario argentino La Nación

María Martínez López

El Papa Francisco quiere que el Sínodo de obispos sobre la familia se acerque a los problemas que afronta la familia ofreciendo consuelo. También ha decidido dejar total libertad a los padres sinodales, pero subrayando que el gobierno de la Iglesia y las decisiones finales «están en mis manos, después de las correspondientes consultas». Así se presenta el Sínodo sobre la familia en la breve entrevista que el diario argentino La Nación publicó este domingo con el Papa Francisco. Las respuestas del Papa, incluidas en un reportaje más amplio escrito por Joaquín Morales Solá, analizan también la respuesta que puede ofrecer la Iglesia a los múltiples conflictos que existen en el mundo.

A la pregunta de qué espera el Papa sobre el sínodo, el Santo Padre advierte al periodista, irónicamente, de que «no espere una definición la semana próxima. Éste será un sínodo largo, que durará un año probablemente. Yo sólo le doy ahora el empujón inicial».

No sólo sobre los divorciados

«¡La familia es un tema tan valioso, tan caro para la sociedad y para la Iglesia!», subraya, y agrega: «Se ha puesto mucho énfasis sobre el tema de los divorciados. Un aspecto que, sin duda, será debatido. Pero, para mí, un problema también muy importante son las nuevas costumbres actuales de la juventud. La juventud no se casa. Es una cultura de la época. Muchísimos jóvenes prefieren convivir sin casarse. ¿Qué debe hacer la Iglesia? ¿Expulsarlos de su seno? ¿O, en cambio, acercarse a ellos, contenerlos y tratar de llevarles la palabra de Dios? Yo estoy con esta última posición».

«El mundo ha cambiado y la Iglesia no puede encerrarse en supuestas interpretaciones del dogma. Tenemos que acercarnos a los conflictos sociales, a los nuevos y a los viejos, y tratar de dar una mano de consuelo, no de estigmatización y no sólo de impugnación», señala.

«El gobierno de la Iglesia está en mis manos»

También explica los cambios que ha hecho en el funcionamiento del Sínodo: «Yo fui relator del sínodo de 2001 y había un cardenal que nos decía qué debía tratarse y qué no. Eso no pasará ahora. Hasta les entregué a los obispos la facultad que tengo de elegir a los presidentes de las comisiones. Los elegirán ellos, como elegirán los secretarios y los relatores».

«Ésa es la práctica sinodal que a mí me gusta. Que todos puedan decir sus cosas con total libertad. La libertad es siempre muy importante». Pero añade: «Otra cosa es el gobierno de la Iglesia. Eso está en mis manos, después de las correspondientes consultas».

El periodista también le pregunta cómo ha recibido las críticas hacia él de varios cardenales, y el Santo Padre responde que no le preocupan. «Todos tienen algo que aportar -señala-. A mí me da hasta placer discutir con los obispos muy conservadores, pero bien formados intelectualmente».

«Un mundo difícil y complejo»

En la entrevista, el Santo Padre aborda otra cuestión que también le preocupa mucho: la paz en el mundo. «Yo digo que hay una tercera guerra en partes. Europa está en guerra. ¿O cómo definiría usted lo que sucede por el control de Ucrania? África. Ahí hay más conflictos que los que se conocen, además de las graves tragedias sociales. Y Medio Oriente. ¿Hay algo que agregar sobre las varias guerras que suceden en esa región del mundo? Yo trato de llevar a cada lugar un mensaje de diálogo, de contención, de espíritu de negociación. Conozco los límites de todos, incluidos los míos. Pero jamás me perdonaría no haber hecho nada sólo porque no tengo el éxito asegurado. En cada uno de esos lugares se juega la vida y la muerte».

En el reportaje que incluye la entrevista, Morales Solá da noticia de una reciente decisión del Papa sobre las visitas de políticos argentinos. A la vista de que muchos de ellos ponían mucho interés en hacerse una foto con él para luego utilizarla con fines partidistas, el Santo Padre ha decidido cerrar las puertas y no recibir a más dirigentes políticos argentinos, y, cuando lo haga, atenderlos en el Palacio Apostólico, dentro del protocolo vaticano, en vez de en Casa Santa Marta.

El Papa reconoce que «el mundo me recibió bien, pero es un mundo difícil y complejo». En un apunte más personal, explica a Morales Solá que «extraño caminar, pero no tengo tiempo para eso».