Francisco recuerda la doctrina sobre los divorciados - Alfa y Omega

Francisco recuerda la doctrina sobre los divorciados

José Antonio Méndez
Foto: AFP/Filippo-Monforte

En contra de lo que era costumbre hasta ahora en el Vaticano, el Papa Francisco ha mantenido en agosto las audiencias semanales, en las que ha continuado su ciclo de catequesis sobre la familia. El miércoles 27, Francisco celebró su centésima audiencia general desde que fue elegido Sucesor de Pedro, en marzo de 2013. En todo este tiempo, según datos de la Casa Pontificia, más de tres millones de personas han participado en los encuentros pontificios, que comprenden los actos públicos del Papa, las audiencias generales de los miércoles, los ángelus de los domingos y las audiencias especiales.

Los divorciados: tema estrella

A pocas semanas del Sínodo sobre la Familia, que se celebrará en octubre, el Papa ha abordado este verano cuestiones como la importancia de orar en familia, enseñar a rezar a los niños, saber disfrutar sanamente de los tiempos de fiesta –«que es un invento de Dios»–, o el valor del trabajo, «que es sagrado y da dignidad a la familia». A nivel mediático, sin embargo, la catequesis que más impacto causó fue, con creces, la que dedicó Francisco a los divorciados vueltos a casar civilmente.

A ellos se refirió en la audiencia del día 5, cuando recordó que, según establece la doctrina de la Iglesia –y en contra de lo que muchos creen–, «estas personas no están excomulgadas: ¡no están excomulgadas! y de ninguna manera se las debe tratar como tales», pues «forman siempre parte de la Iglesia».

El Papa citó a sus predecesores inmediatos, san Juan Pablo II y Benedicto XVI, para explicar que «hay que discernir bien las situaciones», diferenciando «entre quien sufrió la separación respecto a quien la provocó», y exhortó a los obispos, sacerdotes y fieles a acoger a los divorciados en las distintas comunidades, «para que vivan y desarrollen cada vez más su pertenencia a Cristo y a la Iglesia con la oración, la escucha de la Palabra de Dios, la participación en la liturgia, la educación cristiana de los hijos, la caridad, el servicio a los pobres y el compromiso por la justicia y paz».