La ley de la blasfemia, la ley del terror - Alfa y Omega

La ley de la blasfemia, la ley del terror

La ley de la blasfemia se ha convertido en una herramienta de persecución. Con ella se intimida a los cristianos, a los que se acusa falsamente, para condenarlos a muerte. Con la ley de la blasfemia también se intimida a los jueces, a los que se les presiona o amenaza para conseguir sentencias favorables. Con ella incluso se asesina a inocentes, cuya única culpa fue denunciar públicamente las tropelías que se cometen utilizando dicha ley

José Calderero de Aldecoa

Asia Bibi sigue en la cárcel porque los jueces tienen miedo a las represalias, «a la venganza por parte de los fundamentalistas». Según explica a la agencia Fides el abogado cristiano Sardar Mushtaq Gill, director de la ONG LEAD (Asociación para el desarrollo legal evangélico), «ésta es la razón de los constantes retrasos en el proceso de apelación». Los jueces retrasan el proceso continuamente para no tener que emitir una sentencia y poner su vida en juego. Con sus moratorias, las vidas que corren peligro son las de los acusados, que «languidecen en las cárceles» en las que se encuentran solo por su fe.

Los fundamentalistas han instaurado un clima de terror para asegurarse sentencias favorables. Rashid Rehman, abogado y activista de derechos humanos, fue asesinado al acceder defender a un hombre acusado de blasfemia. También el juez que condenó al asesino confeso del gobernador Salman Tasir tuvo que abandonar el país ante las amenazas de muerte. «Recientemente un acusado de blasfemia, Khalil Ahmed, fue asesinado por un adolescente mientras se encontraba en la comisaría», continúa Mushtaq.

Herramienta de persecución

La situación ha llegado hasta un punto en que la ley de la blasfemia se utiliza como herramienta de persecución. Y Pakistán es uno de los países más afectados. «Pakistán es un país muy peligroso para las minorías», asegura Sardar Mushtaq Gill. Según el director de LEAD el país está viviendo uno de sus peores momentos, «vemos niveles sin precedentes de marginación y violencia contra las minorías religiosas». Y Sardar se pregunta: «¿Cómo podemos hablar de libertad religiosa, de libertad de pensamiento y de expresión, si la ley no es una garantía para todos, si no hay un juicio justo y, si se han generalizado las detenciones injustas sólo debido a la diferencia de fe? Somos libres e iguales sólo en el papel, pero la realidad es muy diferente», explica a la agencia Fides el abogado.

Denuncias falsas

Otro de los graves problemas que afectan a la ley de la blasfemia es la falsedad en las acusaciones. Tal y como reconoció Sawan Masih, condenado a muerte por supuestas injurias hacia el Corán y Mahoma, el verdadero motivo por el que le denunciaron fue por una discusión de tierras. No es el único caso, otros denunciados también alegaron falsedad en las acusaciones pero, a pesar de ello, no consiguieron una sentencia favorable y fueron condenados a muerte.

Los pétalos de la vergüenza

Uno de los casos más sonrojantes es el del asesino confeso del gobernador del Punjab, Salman Tasir. El primer día del juicio un grupo de jueces lo recibió a la entrada de los tribunales con pancartas de apoyo y una lluvia de pétalos. Mumtaz Qadri, escolta personal del ex gobernador, le asestó tiros a bocajarro. Ahora es un ídolo entre la juventud del país.