Detenida con diez años por ser hija de un activista de Tiananmen - Alfa y Omega

Detenida con diez años por ser hija de un activista de Tiananmen

«¡Exijan al Gobierno chino que deje de perseguir a personas valientes como nuestro padre, y denos una China democrática!». Así concluye la carta que la pequeña Anni Zhang, de 11 años, ha escrito a los líderes mundiales con ocasión del 25 aniversario de la masacre de Tiananmen. El año pasado, Anni se convirtió en la prisionera de conciencia más joven de China. Su único delito: ser hija de un activista pro democracia de esta revolución

María Martínez López

Anni Zhang tenía sólo diez años cuando cuatro hombres la sacaron del colegio y la llevaron a la cárcel, el 27 de febrero de 2013. Allí, la dejaron 24 horas sin comida, agua ni sábanas limpias. Esto la convirtió en la prisionera de conciencia más joven de China, y la ha convertido a tan tierna edad en una marginada social, que no puede ni siquiera volver al colegio. ¿Cuál era su delito? Ser hija de Lin Zhang, un ex físico nuclear que ha luchado por la democracia desde los sucesos de la Plaza de Tiananmen, de los que este miércoles se cumplen 25 años. La agencia católica AsiaNews recoge su historia.

Después de las manifestaciones en la famosa plaza, Lin Zhang ha sido detenido cinco veces, y ha pasado más de 13 años en prisión. Durante ese tiempo, ha sufrido torturas tan salvajes, que hoy se encuentra confinado a una silla de ruedas y sufre de dolores crónicos. En este momento, Zhang sigue en prisión, donde lleva esperando juicio desde hace más de diez meses, cuando fue detenido por organizar una manifestación y empezar una huelga de hambre para reclamar que su hija sea readmitida en el colegio. Fue detenido en julio, después de que intentara huir hasta Pekín con su hija. En ese momento, decidió, junto a su ex mujer y madre de la niña, renunciar a su custodia.

«Ha renunciado a todo»

El 25 de septiembre del año pasado, Anni se trasladó con su hermana mayor Ruli a Estados Unidos, donde vive en régimen de acogida con Reggie Littlejohn, fundadora de Women’s Rights without Frontiers (Derechos de las Mujeres sin Fronteras), a quien habían conocido tras intervenir juntos en un programa de radio.

Littlejohn, la madre de acogida de Anni y Ruli, ha explicado a la agencia católica AsiaNews que «intentar sacar a Anni de China fue largo y difícil. Además de Lin Zhang, otras personas han terminado en la cárcel por intentar ayudarla a escapar, y siguen allí. Así se comporta el Partido Comunista: detiene a los activistas, luego a su familia, y luego a los que les ayudan. Creo que dejaron marchar a Anni sólo por la creciente presión internacional. Meter a una niña de diez años en la cárcel es tan horrible, que sabían que no íbamos a parar».

Littlejohn subraya que, a pesar de todo lo que ha pasado, Lin Zhang «continúa denunciando las violaciones de los derechos humanos cometidas por el Partido [Comunista], sabiendo el precio que tiene que pagar. Ha renunciando a todo para defender los derechos humanos en China: a su libertad, a su familia, a su salud, y a su carrera».

Anni y Ruli han escrito una carta abierta al Presidente de Estados Unidos Barack Obama y al Presidente de China, Xi JJinping, pidiendo la liberación de su padre, que reproducimos íntegramente.

María Martínez López / AsiaNews

Texto íntegro de la carta de Anni y Ruli Zhang

Estimados Presidente Obama, Presidente Xi Jinping y otros líderes mundiales:

¡Saludos!

Somos Ruli Zhang y Anni Zhang, las hijas del activista pro-democracia chino Lin Zhang. En este momento, nuestro padre todavía está detenido en el Centro de Detención número 1 de la ciudad de Bengbu, en la provincia China de Anhui. Fue acusado de «alterar el orden público», ¡pero nuestro padre no ha hecho nada malo! Hace más de diez meses desde que fue arrestado en la noche del 18 de julio de 2013, y el veredicto se ha retrasado dos veces: la última fue el 20 de mayo de este año, hasta el 20 de noviembre. De nuevo se lo pedimos al Gobierno chino: ¡por favor, pongan en libertad a nuestro padre de forma incondicional lo antes posible!

El pasado febrero, nuestro padre trajo a Anni desde nuestra ciudad natal, Bengbu, a una escuela de la ciudad de Hefei. Pero simplemente porque mi padre era un activista pro-democracia, a Anni, con diez años, se la llevó la policía estatal de Hefei y estuvo detenida sola durante más de cuatro horas. Pasó la noche detenida, y no se le ha permitido volver al colegio en Hefei. A la pequeña Anni la han privado, así, de su educación, y se quedó sin salir de casa y no quería ver a nadie. Si su inocente hija de diez años estuviera implicada y perseguida así, ¿qué padre NO pediría justicia para ella? ¡Sin mencionar que nuestro padre es un hombre intrépido!

Este año marca el 25º aniversario del movimiento democrático de 1989 en China. En los últimos 25 años, ¿ha mejorado o progresado algo la democracia de China? Sólo puedo decir que en absoluto, ¡de hecho, está empeorando! En estos 25 años, el Partido Comunista Chino está haciendo todo lo que puede para bloquear la información, haciendo que nosotros, la siguiente generación de los activistas pro-democracia de 1989, no seamos conscientes de qué atrocidad se hizo entonces.

Persiguen a los activistas justos, como nuestro padre, haciendo que estén durante años atrapados en la cárcel, donde no pueden ver la luz del día. Hace 25 años, mintieron al pueblo chino, afirmando que el movimiento democrático de 1989 era sólo «una revuelta y una insurgencia planificada, organizada y ejecutada por un pequeño grupo de gente, dominados por las potencias occidentales».

Esto hacía que a las Madres de Tiananmen les fuera imposible aceptar el hecho de que estudiantes inocentes y niños fueran masacrados en la calle, y luego les acusaran por el Estado de los crímenes de insurgencia antes incluso de que los enterraran en condiciones. Después de 25 años, los comunistas chinos todavía no quieren arrepentirse y pedir perdón, sino que están haciendo todo lo que pueden para perseguir a la gente, ¡incluso alargando sus malvadas zarpas hacia una niña de diez años!

Antes de que ocurrieran las masacres del 4 de junio de 1989, nuestro padre Lin Zhang, junto con líderes estudiantiles de la Escuela de Negocios local, dirigió el movimiento democrático de la ciudad de Bengbu; es más, con la ayuda de directores y compañeros, organizó a la gente local para apoyar el movimiento pro-democracia de Pekín, dando discursos en las fábricas locales, en las empresas, y haciendo que el movimiento pro-democracia de Bengbu alcanzara la cumbre, y afectara a las ciudades cercanas.

Cuando ocurrió la masacre del 4 de junio, nuestro padre tenía sólo 26 años, y se negó a dejar su posición a favor de la promoción de la democracia. Creía firmemente que mientras el movimiento democrático persistiera, la democracia china mejoraría. Sin embargo, la realidad es la opuesta a su ideal. Fue detenido inmediatamente después de la masacre del 4 de junio, y estuvo en la cárcel durante más de un año, y luego otros dos años de trabajos forzados. En la cárcel, lo trataron de forma inhumana, y comenzó una huelga de hambre para protestar. Pero lo único que consiguió de la huelga de hambre fue más palizas y descargas de la silla eléctrica.

Su huelga de hambre terminó con alimentación forzada. Ahora, el Partido Comunista Chino le ha hecho sufrir durante estos 25 años. En este período, ha estado en la cárcel cuatro veces, condenado a un total de 13 años, sin mencionar otras citaciones, interrogaciones y detenciones que ha vivido, y también espionaje y seguimiento constante por parte del Gobierno chino.

El campo de trabajo causó a nuestro padre mucho sufrimiento. Con frecuencia le alojaban con presos enfermos o criminales violentos, y los guardias de la cárcel animaban a otros presos a darle palizas, parándoles sólo cuando la situación se volvía grave. Y nuestro padre no recibía tratamiento adecuado después de estas palizas ni cuando estaba enfermo, lo que hace que sufra hasta hoy de muchas enfermedades imposibles de curar. Esta es la quinta vez que nuestro padre ha ido a la cárcel. Ya no puede soportar la tortura, ni física ni psicológicamente. Y, mirando hacia atrás, ¿qué mal hizo?

Ahora hemos venido a Estados Unidos. Estamos recibiendo una educación democrática y podemos disfrutar de una vida libre. Como descendientes de un activista de la democracia de 1989, continuaremos la fe y la búsqueda de nuestro padre, intentando convertirnos en sostenes del movimiento democrático chino, y contribuir a ayudar a nuestro país natal.

Por último, nos gustaría volver a apelar a los líderes mundiales: por favor, sigan prestando atención al movimiento democrático chino de 1989, que ocurrió hace 25 años, asegúrense de que el Gobierno chino recuperará la verdad de lo que ocurrió entonces. ¡Exijan al Gobierno chino que deje de perseguir a personas valientes como nuestro padre, y denos una China democrática!

Anni y Ruli Zhang