Así acoge la Iglesia en Burgos a los peregrinos - Alfa y Omega

Así acoge la Iglesia en Burgos a los peregrinos

Atender a los peregrinos que marchan a Santiago de Compostela no sólo implica proporcionarles lugares dignos para descansar y alimentarse, sino ofrecerles también una atención espiritual y hacerles ver que la Iglesia les acompaña durante su recorrido. El secretariado del Camino de Santiago de la diócesis aborda este y otros aspectos que hacen ver dicha labor de acogida

Archidiócesis de Burgos

El año pasado llegaron a Santiago de Compostela 210.000 peregrinos, cuyas motivaciones para realizar el Camino son variadas: religiosas, culturales, vacacionales, deportivas, bohemias… Sin embargo, dentro de estas motivaciones hay un hilo común, y es el sentido trascendente, que unas veces coincide con el espíritu religioso, y otras, con un sentido de búsqueda de uno mismo.

Ante esta realidad, en 2009 se llevó a cabo un encuentro entre lo obispos de España y de Francia, motivado por la necesidad de atender correctamente a ese enorme número de peregrinos que llagaban a la tumba del apóstol. Ya por entonces había cientos de actividades de acogida cristiana, pero se echaba en falta una mejor coordinación. Existía fundamentalmente la Oficina de Acogida del Peregrino en Santiago de Compostela, pero resultaba insuficiente. No existían delegados o representantes de las diócesis para trabajar conjuntamente lo que es la atención pastoral y la acogida cristiana. Y por eso, a raíz de este encuentro, nace el secretariado del Camino de Santiago, y que en la diócesis de Burgos está dirigido por Félix Castro.

Tres direcciones

A partir de ahí, la labor que realiza el secretariado aborda tres aspectos: coordinación, información y formación.

Empezando por la coordinación, ésta consiste en que los diferentes albergues de acogida de peregrinos trabajen bajo una misma batuta. La diócesis dispone de albergues en Belorado, Tosantos, San Juan de Ortega, el albergue Emaús de la parroquia de San José de Burgos, y también el de San Nicolás en Itero del Castillo. Todos dependen de sacerdotes, o son de carácter parroquial y por lo tanto, carecen de ánimo lucrativo. «En todos ellos coincide un mismo estilo a la hora de atender a los peregrinos, las mismas preocupaciones, y nos ocupamos de que sepan que tienen momentos de oración y están invitados a las celebraciones eucarísticas… se nota que hay un presencia de iglesia, desde la acogida, el diálogo, los actos litúrgicos o sacramentales, hay lugar para hablar con el sacerdote, recibir los sacramentos, etc.», comenta Castro. Además de este estilo de acogida, no se descuidan los signos externos, para que en todo momento el peregrino sepa y sienta que la Iglesia está presente y le acompaña. Así, no faltan Biblias ni símbolos religiosos.

Para no descuidar esa acogida, también se está tratando que algunas congregaciones religiosas abran sus puertas para que también los peregrinos puedan compartir con ellas sobre todos los momentos de las vísperas y la Eucaristía.

Hospitaleros preparados

«También tenemos en cuenta que hay muchos albergues que aún no siendo de carácter diocesanos, sino que pertenecen a particulares, asociaciones o son de carácter municipal, trabajamos para que exista la posibilidad de que se abran a una oferta religiosa, ya que entendemos que mucha gente que se aloja en ellos son cristianos. Aquí entra en escena la labor de información, ya que dichos albergues nos ayudan a informar a los peregrinos de los diferentes actos litúrgicos que pueden haber en determinado pueblo o parroquia cercanos». Para que la información al peregrino sea lo más completa posible, también se reparten folletos con todos los datos que necesitan saber para realizar un buen camino, tanto prácticos como culturales.

Por último, hay que destacar la formación llevada a cabo sobre esas personas que atienden a los peregrinos, los hospitaleros, para que sea «más real y auténtica». «Se han hecho varios cursos de formación de hospitaleros, es decir, a gente que ha hecho el Camino de Santiago les ofrecemos la oportunidad de compartir lo que han recibido en el mismo en albergues de acogida cristiana. Para ello hacen dos cursos de formación y una experiencias de retiro y oración para que realmente no sea el lugar, sino la persona, la que acoge. Es importante que además, se identifique con lo que se quiere transmitir desde la Iglesia. Porque siempre hay que hacer ver al peregrino que la Iglesia se preocupa por él durante el Camino».