Evocación de Santiago Apóstol, Patrono de España - Alfa y Omega

Evocación de Santiago Apóstol, Patrono de España

El autor de este artículo es profesor del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Ha publicado una obra sobre el Camino de Santiago y diversos textos sobre cuestiones internacionales. En este caso, valora el papel de Santiago en el desarrollo de España

Alberto J. Lleonart Amsélem

El día glorioso de Santiago Apóstol, Santiago el Mayor, el 25 de julio, es para la nación española de un claro significado espiritual e histórico. Santiago fue el sembrador que sembró la religión mayoritaria de los españoles, tengan las ideas que tengan, y sean practicantes o no lo sean. Pues además la unidad de religión contribuyó y auspició sin duda la unidad de la patria. Con Santiago, el país se fue cubriendo de un manto de iglesias, unas modestas, otras suntuarias, viniendo luego las hermosas catedrales, aparte de los monasterios antiguos, algunos medievales, incluso visigóticos, ya abandonados, ya restaurados y recuperados. Otra cosa es que aquí hiciéramos referencia a la aportación de los sabios y teólogos católicos de España, desde san Isidoro de Sevilla o Ramón Llull, cuyas obras dan luz a toda Europa, o, en la Edad Moderna, el legado de los cardenales renacentistas, como fray Francisco Ximénez de Cisneros, fundador de la Universidad de Alcalá, o la famosa Escuela de Salamanca. Son históricos, elementales ejemplos de regias figuras de la sabiduría católica española. En fin, con Santiago, un fino lienzo de espiritualidad se extendió sobre la vieja piel de esta nación, un lienzo, diríase, que ahora parece rasgado por alguno de sus estambres más débiles, sea por la indiferencia o la insensibilidad, sea por la incultura o por oscuras envidias y falsas creencias.

Este día, esta festividad está ligada íntimamente a las dos veces milenaria historia de la antigua Hispania, pues Santiago aparece también como el protector de reyes, desde Recaredo, y el símbolo del buen intercesor. Y cuando, en plena Reconquista, se libraban decisivas, emblemáticas batallas -como Clavijo, Coimbra, Navas de Tolosa y tantas otras-, se está configurando la identidad de una nación. Los interminables ocho siglos de Reconquista representaron un tiempo demasiado largo y desmesurado. La necesidad o el instinto de una figura protectora, entre divina y humana, era evidente. ¿Y quién iba a ser mejor que el Apóstol venido a esta remota tierra para traer a ella la Buena Nueva y la nueva fe?

Fue Santiago, como es sabido, el primer mártir de entre los compañeros y discípulos de Jesús, de ahí que sea el Mayor, según opinión de algunos exegetas. Es cierto que en tierras de Iberia (Barcelona, Cartagena, Zaragoza, Galicia en especial) tuvo poco éxito como predicador y enviado; mas sí es verdad que su palabra dejó inmarchitable huella por cuyos caminos seguirán sus discípulos, Teodoro y Atanasio, principalmente, y otros compañeros. Santiago será, pues, el hontanar de donde brotarán las aguas vivas de los nuevos cristianos.

Fueron así desplazándose y desapareciendo las prácticas paganas y heréticas, los dioses y la mitología clásica de celtas, suevos y romanos. Y como gotas de rocío que van llenando el hueco del árbol, de aquella fuente se abrirán surcos en donde crecerá la cristiandad hispánica. Y aunque su sepulcro no aparecerá hasta el primer tercio del siglo IX, siempre fue creencia común y generalizada que estaba allá, en los confines del Occidente, entonces Fin de la Tierra, Finis Terrae, del mundo conocido.

Santa Teresa de Ávila

Pero no siendo así las cosas y cambiadas las circunstancias, en la España del siglo XVII, reinando Felipe IV, se cuestiona el patronazgo de Santiago. Son los carmelitas descalzos quienes proponen a santa Teresa de Ávila, a la sazón recién beatificada, como coPatrona de España. La polémica, que duró unos años, casi diez (del 1618 al 1627), de la que no pudo por menos de polemizar la punzante pluma de don Francisco de Quevedo, concluyó con la reafirmación patronal de Santiago. (Como es sabido, la santa será en 1970 la primera doctora de la Iglesia, nombrada por Pablo VI en 1970). Y en el siglo XIX, llega la controversia hasta las mismas liberales Cortes de Cádiz, a favor unos de Santiago, y a favor otros de Teresa. El patronato de Santiago y la ofrenda al Señor Santiago por el Jefe del Estado, u otra persona que lo represente, retoman impulso en la segunda mitad del siglo XX. Coincide también con los nuevos despertares de las grandes largas estelas de peregrinos a Compostela. Pues la historia del Camino de Santiago, camino francés, y camino real, largo y duro pero confortante al ánima y al cuerpo, vuelve a repetirse en nuestros días.