El Papa, a los deportistas italianos: Buscad el bien, «no os contentéis con un empate» - Alfa y Omega

El Papa, a los deportistas italianos: Buscad el bien, «no os contentéis con un empate»

Más de 60.000 personas participaron el sábado en un encuentro con el Papa, en la Plaza de San Pedro, por los 70 años del Centro Deportivo Italiano. El Santo Padre no dudó en dirigirse a ellos como su capitán, animándoles a «salir al ataque, a jugar juntos vuestro partido, que es el del Evangelio»

RV

Fue una fiesta del deporte la que llenó de colores y pasiones ayer la plaza de San Pedro y la Via della Conciliazione. El Papa Francisco, que señaló la escuela, el deporte y el trabajo como las vías privilegiadas para los jóvenes, se dirigió a los chicos como un capitán antes de un partido: «Como capitán, os empujo a no cerraros a la defensiva, sino a salir al ataque, a jugar juntos vuestro partido, que es el del Evangelio. Os lo pido: que todos jueguen, no sólo los mejores sino todos, con las virtudes y los límites que cada uno tiene, es más, privilegiando a los más desaventajados, como hacía Jesús».

Y siempre como capitán, el Santo Padre no dejo de alentarles: «Os animo a llevar adelante vuestra tarea a través del deporte con los chicos de las periferias de las ciudades: junto con los balones para jugar podéis dar también razones de esperanza y confianza».

El deporte debe seguir siendo un juego. El Papa Francisco invitó a los chicos a «jugársela, tanto en la vida como en el deporte»: «Jugárosla en la búsqueda del bien, en la Iglesia y en la sociedad, sin miedo, con valor y entusiasmo. Jugárosla con los demás y con Dios; no os contentéis con un empate mediocre, dad lo mejor de vosotros mismos, gastando la vida por lo que vale de verdad y dura para siempre. No os contentéis con estas vidas tibias, vidas mediocremente empatadas: ¡no, no! ¡Seguid adelante, buscando la victoria siempre!».

Sed «dignos de la camiseta que lleváis»

A través del deporte se aprende también a acoger. Que dirigentes y entrenadores -dijo el Papa- «sean capaces de mantener la puerta abierta para dar a cada uno, sobre todo a los menos afortunados, una oportunidad para expresarse». Y dirigiéndose a los chicos, añadió: «Y vosotros, muchachos, que sentís alegría cuando se os entrega la camiseta, signo de pertenencia a vuestro equipo, sois llamados a comportaros como verdaderos atletas, dignos de la camiseta que lleváis. Deseo que la merezcáis cada día, a través de vuestro compromiso y también de vuestra labor».

Compromiso y labor que permiten «sentir el gusto, la belleza del juego de equipo»: «¡No al individualismo! No a jugar para uno mismo. Hacer juego de equipo. Pertenecer a una sociedad deportiva significa rechazar toda forma de egoísmo y de aislamiento; es la ocasión para encontrarse y estar con los demás, para ayudarse mutuamente, para competir en la mutua estima y crecer en la fraternidad».

Que cada parroquia tenga un grupo deportivo

«Muchos educadores, sacerdotes y religiosas -recordó el Papa- partieron del deporte para madurar su misión de hombres y de cristianos»: «Yo recuerdo en particular una bella figura de sacerdote, el padre Lorenzo Massa, que por las calles de Buenos Aires recogió a un grupo de jóvenes en torno al campo parroquial y dio vida al que después se convertiría en un equipo de fútbol importante».

El deporte -observó el Pontífice- puede convertirse en un instrumento misionero: «Es bonito cuando en la parroquia hay un grupo deportivo, y si no hay un grupo deportivo en la parroquia, falta algo… Pero este grupo deportivo debe ser planteado bien, de modo coherente con la comunidad cristiana; si no es coherente es mejor que no esté».

El Papa finalmente pidió una oración especial: «Os pido que recéis por mi, porque yo también tengo que hacer mi juego, que es el vuestro, es el juego de toda la Iglesia. Rezad por mi para que pueda hacer este juego hasta el día en que el Señor me llame».