Aborto, mentiras y cintas de vídeo: los otros escándalos de Planned Parenthood - Alfa y Omega

Aborto, mentiras y cintas de vídeo: los otros escándalos de Planned Parenthood

Infanticidio de niños que sobreviven al aborto, encubrir presuntos delitos de explotación sexual y corrupción de menores, o abortar a niñas por el simple hecho de serlo son algunas de las prácticas realizadas en clínicas de Planned Parenthood que la organización provida Live Action ha destapado en los últimos años

María Martínez López

El escalofriante vídeo difundido el 14 de julio por The Center for Medical Progress (Centro para el Progreso Médico) sobre el aprovechamiento de órganos y partes de fetos abortados ha generado una oleada de protestas en el movimiento provida de Estados Unidos, y también en el partido republicano. Varios de los representantes de este último, y los políticos implicados en la carrera para ver quién se convierte en el candidato a las próximas elecciones presidenciales han condenado esta práctica y han puesto en marcha en el Congreso o en sus estados investigaciones sobre esta cuestión.

En el vídeo, se ve a la directora senior de Servicios Médicos de Planned Parenthood America, Deborah Nucatola, explicar a unos presuntos representantes de una empresa de «tejido humano» cómo se realiza el aborto por nacimiento parcial para lograr extraer intactas las partes de los fetos más solicitadas, por un precio de entre 30 y 100 dólares: «Mucha gente quiere corazones intactos, porque están buscando nodos concretos, como el auriculoventricular o el sinoauricular…», explica con naturalidad durante la comida, «Yo siempre digo: tantos hígados como sea posible. Mucha gente quiere hígados», «también quieren extremidades inferiores, eso es fácil, no sé qué hacen con ellas, supongo que quieren músculo». Asegura: «Somos muy buenos consiguiendo corazones, pulmones e hígados, porque sabemos cómo hacerlo sin perforar esa parte, sino rompiendo arriba, rompiendo abajo y comprobando que todo sale intacto», asegura la directiva de Planned Parenthood, que también practica ella misma abortos.

Este último escándalo hace necesario recordar otros muchos protagonizados por Planned Parenthood, y destapados por el mismo método: grabaciones de incógnito, realizadas por voluntarios provida. Casi todas estas investigaciones han corrido a cargo de Live Action, una asociación provida de jóvenes especializada en este tipo de activismo. Live Action fue fundada en 2004 por Lila Rose, una chica que entonces sólo tenía 15 años. Desde 2008, han llevado a cabo numerosas campañas e investigaciones, en las que han descubierto numerosas ilegalidades en las clínicas abortistas.

Infanticidio

Inhumano fue una serie de investigaciones de Live Action sobre los abortos tardíos. En ellas, los abortistas admitían que dejaban morir a los bebés que nacían vivos tras un aborto, a pesar de que en Estados Unidos existe una ley que obliga a proporcionarles atención médica. En Nueva York, un abortista explicó que en vez de dejar morir al niño si nacía vivo, lo sumergiría en una solución tóxica hasta que «deje de respirar».

En los casos de los abortos tardíos que duran varios días, en los que se puede dar el caso de que la mujer se ponga de parto en casa, el consejo de los médicos era simple: ir al retrete, expulsarlo, y tirar de la cadena. En Nuevo México, los abortistas aconsejaron a una mujer, que quería abortar en la semana 27 y estaba alojada en un hotel, que no echara la llave en la habitación. Cuando saliera el niño, le insistían, «no mires».

Encubrimiento de abuso de menores

En Estados Unidos, muchas leyes estatales obligan a los centros sanitarios y otras entidades a denunciar ante los servicios de menores los casos de menores por debajo de la edad de consentimiento sexual que hayan tenido relaciones con adultos. Sin embargo, cuando en 2008 una voluntaria de Live Action visitó ocho clínicas de cinco estados distintos y se hizo pasar por una niña de 13 años –edad por debajo de la de consentimiento–, la preocupación de éstas fue encubrir el presunto delito.

«No necesito saber la edad [de él]. Di que está en tu curso. Ya me entiendes», le dijo una trabajadora. «[Esta clínica] a veces hace excepciones a la ley», escuchó en otra. Estos empleados también asesoran a las chicas sobre cómo saltarse las leyes sobre consentimiento paterno, para que sus padres no se enteraran. Así, en uno de los casos, después de afirmar «No nos importa la edad de tu novio. Es consentido. Es tu elección», la trabajadora animó a la joven a ir a un estado vecino donde no había una ley similar.

También el periódico South Bend Tribune realizó una investigación similar en Indiana, y descubrió que en entre el 58 % y el 75 % de los casos de abortos en los que hay sospecha de corrupción o abuso de menores los centros abortistas no informaron a las autoridades dentro del plazo establecido.

Encubrimiento de explotación sexual de menores

Un hombre y una mujer acudieron a varios centros de Planned Parenthood, haciéndose pasar por una prostituta y su proxeneta que buscan información sobre prevención de enfermedades de transmisión sexual, anticoncepción y aborto. A lo largo de la conversación, reconocen que algunas de sus chicas tienen 14 o 15 años y son extranjeras que han entrado en el país para prostituirse. En vez de avisar a la policía, diversos empleados en varios centros les ofrecen todo tipo de información y consejos: qué pruebas se pueden hacer para distintas enfermedades, cómo acogerse a sus servicios si no tienen seguro médico, a qué clínicas es mejor ir para hacerse un aborto, cómo es mejor que las menores no vayan todas a la vez para no despertar sospechas, e incluso cómo adoctrinar a las chicas sobre lo que tienen que decir ante los miembros del personal con más escrúpulos o que hacen demasiadas preguntas: que tienen 15 años y que sólo han tenido relaciones con su novio, un chico de la misma edad.

Racismo

Miembros de Live Action llamaron a clínicas de Planned Parenthood haciéndose pasar por un donante que quería que su dinero fuera sólo a abortar a bebés negros. Su objetivo, afirmaba, era «reducir la cifra de negros en América». «Está claro que hay demasiados negros en Ohio, así que sólo estoy tratando de hacer mi parte», decía el supuesto donante en una de las conversaciones grabadas. O: «Yo tuve muchos problemas con la discriminación positiva y no quiero que mis hijos estén en desventaja frente a los niños negros. Cuantos menos niños negros por ahí, mejor». «Comprensible», respondía la directora de desarrollo de una clínica de Idaho.

El primer día, los voluntarios llamaron a siete clínicas de todo el país, y ni un solo empleado se mostró sorprendido o disgustado por esta petición. Uno de ellos llegó a afirmar: «Aceptaremos el dinero, sea cual sea el motivo [de la donación]». En su ronda de llamadas, los voluntarios llegaron incluso a hablar con dos directores nacionales, que también se mostraron dispuestos a aceptar el donativo.

No se trata sólo de unos cuantos empleados que harían lo que sea por conseguir una donación. Muchos centros de Planned Parenthood tiene programas específicos que, bajo la apariencia de ayudar a mujeres necesitadas o promover la justicia social, destinan fondos a los abortos de mujeres de minorías étnicas. Además, el 79 % de las clínicas de esta entidad están cerca de los barrios donde viven estas minorías.

Feminicidio

En Arizona, uno de los pocos estados donde el aborto por razón del sexo del bebé es ilegal, Live Action descubrió tres centros abortistas, de Planned Parenthood y de la Federación Nacional del Aborto, dispuestos a abortar a niñas porque sus padres (voluntarios de la asociación de incógnito) querían niños. Conscientes de que es una práctica ilegal, los abortistas dijeron a la mujer, cuando mencionó el motivo de su aborto: «Vale, pero no digas eso. No dejes que se sepa», añadían, animándola a mentir en la documentación relacionada con el aborto. «Voy a olvidar que me lo has dicho», le dijeron en otro centro.

Mentiras y desinformación

Las investigaciones de Live Action han revelado multitud de casos en los que los abortistas, durante las sesiones de asesoramiento a mujeres embarazadas, abiertamente les mienten sobre cuestiones como el desarrollo de su hijo o el procedimiento del aborto. Algunas de sus mentiras han sido:

—«El corazón late cuando el feto está activo en el útero, sobre la semana 17 o 18»… cuando en realidad comienza a latir tres semanas después de la fecundación.

—Un especialista en abortos tardíos afirmó que un feto de 27 semanas no siente dolor, cuando los embriólogos y neonatólogos están de acuerdo en que comienza a sentir como tarde en la semana 20.

—A las 24 semanas, «un feto ni siquiera parece todavía un bebé». Las ecografías que millones de padres de todo el mundo ya han visto en ese momento del embarazo demuestran que a esa edad el feto tiene un aspecto totalmente humano, al que incluso se le pueden sacar parecidos… y que puede sobrevivir fuera del útero.

Especialmente flagrante es el caso de las clínicas donde al menos una mujer había muerto o tenido que ser remitida al hospital por complicaciones de un aborto. Live Action llamó a estas clínicas, en siete estados distintos, y preguntó si alguien había sufrido alguna vez daños por un aborto allí. Todas aseguraron que ninguna mujer había tenido complicaciones.

La mentira de las mamografías

En 2012, surgieron diversos intentos de retirar la financiación pública a Planned Parenthood. Teniendo en cuenta que recibe 500 millones de dólares anuales de dinero público, la entidad se tomó la amenaza en serio. Su directora ejecutiva Cecile Richards advirtió que, sin esa financiación, la entidad ya no podría seguir ofreciendo a mujeres sin recursos mamografías que las ayudaran a prevenir el cáncer de mama. Esto ocurrió durante la campaña para la reelección como presidente de Barack Obama, que no dudó en hacerse eco de esta afirmación, durante el segundo debate de la campaña, para salir en defensa de Planned Parenthood.

Sin embargo, Planned Parenthood no ofrece este servicio en sus clínicas. Una voluntaria de Live Action llamó a 30 centros de 27 estados diferentes, pidiendo hora para una mamografía. En todas les dijeron que ellos no ofrecían ese servicio, y muchos añadieron que ningún centro de la entidad lo hace. «No tratamos mucho con el aspecto sanitario —reconocieron en una de las clínicas—. Somos más bien un centro quirúrgico [de abortos]».