El arte de la entrevista: Más preguntas, por favor - Alfa y Omega

A Juan Mayorga le gusta dar la palabra a la palabra y dejarse sorprender por lo que pasa cuando el diálogo libera su fuerza creadora produciendo realidad. En El arte de la entrevista, la palabra —¿acaso hay algo más poderoso que la palabra?— entra en el escenario con forma de interrogante, oculta en una cámara de video, para colarse en el pasado y cambiar el futuro.

Cecilia, una joven adolescente, vuelve a casa después de clase con deberes para el día siguiente. Tiene que grabar una entrevista, ha sido aleccionada sobre las claves para hacerla, y llega con una cámara debajo del brazo. Su madre, Paula, le propone «darle la palabra» a la abuela Rosa, que vive con ellas, aunque «ha pasado por la vida sin hacer nada que merezca la pena recordar». La cabeza empieza a fallarle, y entrevistarle a ella es la oportunidad de que hable «antes de que todo desaparezca» y «se disuelva como la niebla».

Rosa: ¿Quién va a verlo?

Cecilia: (…) Todo el que quiera

Rosa se pone guapa y se atusa el pelo. Ante la cámara, pronuncia una palabra con la que abre un pasadizo a hechos de su pasado que nunca antes había contado, y que trastoca la relación entre estas tres mujeres. Se desata el drama.

Foto: Marcos G. Punto.

La revelación de Rosa, pronunciada y grabada, ya no es solo un acceso al pasado: es presencia del entonces en el presente. El ayer se hace palabra, carne y materia. Los personajes se miden con esta palabra, y confrontan con ella la verdad de su vida; sus compromisos, sus preguntas y sus respuestas. La palabra pronunciada ante una cámara puede ser afirmada o negada. Puede aceptarse como misterio en el que sumergirse; y bucearlo. Pero también despierta la ficción de que puede dominarse. ¿Puede emitirse lo que no puede probarse que es verdad? ¿Y puede ser censurado?

El arte de la entrevista es obra para todos. Con volumen, con densidad, con muchas puertas de entrada en niveles diferentes. Con hondura honda y accesible. El comienzo de la obra es una deliciosa explicación de la entrevista como arte. Como en el arte de vivir, no hay método porque no es una ciencia. Cada decisión es estética y también ética. Una entrevista «no es coger a un tío y preguntarle lo primero que se te pasa por la cabeza»: empieza antes de la primera pregunta, y «cualquiera puede ser interesante visto de cerca». Es una cosa de dos, y en el cuerpo a cuerpo se descubren las grietas en las que se gestan las preguntas:

Cecilia: ¿Ha sido feliz?

Rosa: ¿No te da miedo preguntarme eso?

Foto: Marcos G. Punto.

Son las preguntas difíciles las que valen, las que sirven «para recordar», las que duermen en los huecos de la memoria. Las que van en serio y buscan vínculos, y coherencia, y sentido, y verdad.

-¿Qué le da miedo?

-Que no me quieran

-¿Por qué ahora, por qué hoy?

-Nunca me habían hecho una entrevista

Magistrales Alicia Hermida y Luisa Martín, como si viviesen en ese escenario del María Guerrero donde, de hecho, debutaron como debuta en esta ocasión -y con talento- Elena Rivera.

También hay un hombre -un «intruso» entre las mujeres, según Mayorga – que marca el ritmo, que quiere «empezar de cero». Es un amante del rock -«que trata del paso del tiempo»-, experto en encontrar «vínculos entre sonidos separados», y de «hacer brillar los ojos de un viejo».

Foto: Marcos G. Punto.

La vida es una entrevista, una entrevista sin fin y de verdad. Es la entrevista de las preguntas difíciles, esas para las que no se tiene respuesta aprendida; las preguntas que le exigen a uno la valentía de ponerse frente a la cámara de sí mismo y jugarse pasado, presente y futuro a la carta de la verdad. Vuelven al teatro la palabra, la pregunta, los vínculos, la soledad; el paso del tiempo. Se levanta el telón. Camara on. Grabando.

Más preguntas, por favor.

El arte de la entrevista

★★★★☆

Teatro:

Teatro María Guerrero

Dirección:

Calle Tamayo y Baus, 4

Metro:

Banco de España, Chueca, Colón

OBRA FINALIZADA