José Luis Pinilla: «El Papa emigrante nos ha renovado este impulso evangelizador hacia estas poblaciones y sus crueles derivaciones» - Alfa y Omega

José Luis Pinilla: «El Papa emigrante nos ha renovado este impulso evangelizador hacia estas poblaciones y sus crueles derivaciones»

El pasado viernes, José Luis Pinilla, SJ, director del Secretariado de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, presentaba la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado. Una Jornada que, este año, se centra en la campaña Ha100do un mundo mejor coincidiendo con la celebración de su primer centenario. Pinilla destacó que, en España, esta celebración tiene connotaciones especiales, sobre todo en un momento en el que «trabajamos el tema de la convivencia, especialmente con las nuevas generaciones»

Agencia SIC

En la presentación de la Jornada, usted habló de un redoble de esfuerzos de la Iglesia Española en esta Jornada de 2014. En la situación política y social en la que nos hallamos inmersos, ¿estamos ante un momento de especial importancia en esta pastoral?
Por supuesto. Es de especial importancia para el mundo porque el fenómeno migratorio es imparable… Es uno de los campos nuevos a los que la Iglesia destinó en el pasado Sínodo la prioridad de la nueva evangelización. Es especial para Europa porque según nos dijo el delegado de la Organización Internacional de Migraciones en un reciente encuentro de Directores europeos en Malta, el continente necesitará 50 millones de emigrantes en los próximos 30 años… Y sobre todo porque el Papa emigrante —venido del fin del mundo como él dijo— nos ha renovado este impulso evangelizador hacia estas poblaciones y sus crueles derivaciones. Y es especial en nuestras relaciones con América por el gran número de emigrantes católicos que viene de allí.

En España es de importancia especial por varias razones: Porque estamos en un momento de crisis social, política y cultural, donde los 6 millones y pico de emigrantes están construyendo con nosotros la salida a la misma. «El emigrante no es causante sino victima de la misma»: así se pronunció la Conferencia Episcopal. Porque España es puerta de entrada (junto con Lampedusa y Arizona) de los emigrantes africanos que sufren las restricciones de las políticas de seguridad europea, y donde hay que estar al tanto de los hechos que afectan a la dignidad de los emigrantes: Vallas cortantes, CIES, restricciones sociales, prejuicios y estereotipos, dificultades a la hospitalidad etc.

Hay un amplio consenso respecto al hecho de encontrarnos en un nuevo ciclo migratorio; expertos, autoridades políticas, e instituciones económicas coinciden: la «década prodigiosa de la inmigración en España», ha finalizado. Ahora, es el momento del asentamiento, del arraigo, de trabajar el tema de la convivencia, sobre todo con las nuevas generaciones. Lo que decimos en la Iglesia: pasar de la acogida a la Comunión. La convivencia construida entre todos es imprescindible sobre todo cuando se ofende a los débiles… y muchas veces los emigrantes padecen estas ofensas.

Este año además, se conmemora el centenario de la primera Jornada Mundial de Migraciones; con este motivo la Conferencia Episcopal Española, a través de la Comisión Episcopal de Migraciones ha querido presentar la Jornada de manera especial ¿Qué acciones, celebraciones, etcétera, se han previsto con este motivo?
A nivel nacional por parte de la Conferencia Episcopal Española hay múltiples actividades de sensibilización: campaña con vídeo, materiales divulgativos, catequéticos, litúrgicos… difusión de los mensajes del Papa y de los obispos, afiches, carteles, comunicados, participación del Secretariado en Ruedas de Prensa, y programas especiales de Televisión, radio, etc. y conferencias, actos en universidades y cursos por muchos lugares de España.

En el ámbito diocesano, además de muchas cartas pastorales propias que hacen los obispos de la mayoría de las diócesis, está la celebración eucarística en la catedral o en parroquias significativas, presididas por el Obispo diocesano. En Toledo, por ejemplo, destacan los encuentros que organiza la parroquia El Buen Pastor, o el trabajo de los materiales que lleva a cabo el grupo de retiro Juan XXIII formado por inmigrantes, y el encuentro para la vigilia de oración en la población de Fuensalida. El domingo 19, monseñor Braulio Rodríguez presidirá la eucaristía en la Catedral y previamente habrá una preparación de la liturgia por el Secretariado de migraciones.

En Badajoz tendrá lugar una peregrinación al Santuario de Guadalupe. En Tarazona, el sábado 18 se ha organizado una Oración Ecuménica con todos los lideres religiosos de la diócesis, a la que seguirá una Carpa por la Solidaridad, así como la celebración de la Eucaristía el domingo.

En Huelva, además de la difusión en todas las parroquias y comunidades religiosas, el día 19 habrá una celebración en Lepe, un pueblo con una gran población inmigrante. Hasta allí se desplazarán representantes de los municipios onubenses con mayor presencia extranjera y conocerán a través de una exposición, el trabajo de las asociaciones que desarrollan su trabajo en la zona con la colaboración de los técnicos municipales. Por la tarde tendrá lugar la celebración Eucarística presidida por el obispo de la diócesis, monseñor José Vilaplana, con la participación de sacerdotes llegados de otros países que desarrollan su actividad pastoral en la diócesis de Huelva, y que estarán acompañados por las comunidades rumanas y ucranianas de rito grecorromano y ortodoxo, con asistencia de su pastor en la zona.

El vídeo realizado por la Comisión Episcopal de Migraciones con motivo de esta Jornada, Un solo corazón, destaca que es la ignorancia el principal peligro de cualquier sociedad, no sólo la que recibe inmigrantes ¿Es España consciente de la riqueza de este fenómeno? ¿Nos queda mucho por conocer del fenómeno migratorio?
Hemos olvidado pronto que hasta hace poco fuimos emigrantes y que los españoles hemos aportado mucho en importantes países de Europa (Alemania, Francia, Bélgica) y América (Argentina, Chile, etcétera) ¿Por qué no reconocer que si nosotros hemos aportado tanto, otros venidos de fuera no pueden hacer lo propio? No somos todavía conscientes de que somos un pueblo configurado en nuestra historia con otros muchos venidos de fuera: celtas, cartagineses, romanos, árabes, latinoamericanos, etcétera. Y todos han aportado grandes cosas a nuestra identidad.

Sin olvidar la labor que las misiones católicas para emigrantes de habla hispana en Europa —apoyadas por la Iglesia de España— hicieron y siguen haciendo hacia los emigrantes españoles —que ahora vuelven a emigrar— y a los latinos que llegan a Europa.

Se ha avanzado mucho en las actitudes de los ciudadanos ante la inmigración. Cada vez son más numerosas las personas conscientes de la aportación que los inmigrantes han supuesto, y siguen suponiendo para nuestro país. Bastaría fijarse en quiénes son los cuidadores de muchos de nuestros ancianos. Sin embargo, en situaciones como la actual, de un paro tan fuerte, no es raro que haya ciudadanos que vean a los inmigrantes como un problema, como los que nos quitan el trabajo, y que ello pueda dar lugar a que afloren actitudes racistas o xenófobas. La misma denominación de ilegales no favorece una actitud positiva hacia los inmigrantes.

La Doctrina Social de la Iglesia, que nos recuerda los múltiples rostros de la emigración: refugiados, familias, menores.., nos invita a ir más allá de una visión puramente economicista de la persona humana. «Se necesita», en palabras del Papa, «el paso de una actitud defensiva y recelosa, de desinterés o de marginación —que, al final, corresponde a la cultura del rechazo— a una actitud que ponga como fundamento la cultura del encuentro, la única capaz de construir un mundo más justo y fraterno, un mundo mejor». Esta frase es la final del vídeo precisamente.

Creo que falta mucho por conocer el fenómeno migratorio, para ir más allá de una información puramente mediática. Las universidades —entre ellas, las católicas como la de Salamanca y Comillas— están dado la importancia precisa a esta formación. Y para trabajar con ellos y ellos con nosotros, para participar en nuestra vida eclesial y nosotros en la de ellos, todavía creemos que basta con buena voluntad, y no nos damos cuenta de la importancia de estar preparados.

España cuenta con varias diócesis como Málaga, Almería o Cádiz, especialmente sensibles en este fenómeno ¿Cómo se articula el trabajo de estas diócesis y el secretariado?
No sólo ellas, hay otras muchas; todas las diócesis de España son receptoras. Lo que pasa es que Málaga, Almería, Guadix, Huelva y Cádiz por ejemplo, al estar en el sur en contacto con la llegada directa de emigrantes, acentúan su esfuerzo de acogida. Son auténticas puertas de tránsito y acogida y el Secretariado les apoya con materiales, todo tipo de herramientas pastoral y sociales —con Cáritas— que necesiten.

Recientemente, organizamos una peregrinación de 50 personas —delegados obispos, agentes sociales— que partiendo de Tarifa, punto de llegada de pateras y tras orar con los internos en el centro de detención (CIE) de esa ciudad, recorrimos el norte de Marruecos para conocer la realidad de las personas que están a la espera —como las del sufrido paso del monte Gurugú en Melilla y otros— y comprobar la ingente labor de la Iglesia acompañándoles en cuanto pueden.

Por otro lado, esas diócesis y otras cuentan desde hace cinco años con cursos online de formación, (ahora universitarios, con la Universidad de Salamanca y Comillas) para agentes de diocesanos de pastoral migratoria. Para ello hemos elaborado materiales propios que impartimos en conjunción con las diócesis, y con frecuencia ofrecemos instrumentos pastorales (oraciones, estudio de la Biblia, etcétera), congresos, mesas redondas, búsqueda de sacerdotes y agentes pastorales… Y por supuesto hay una labor muy importante de sensibilización y denuncia profética que difundimos en red en cuanto nos llegan de las delegaciones y diócesis los casos de ofensa a la dignidad de los emigrantes.

Varias delegaciones se encuentran conectadas en red con asociaciones civiles para la gestión de proyectos sociales y pastorales con subvenciones de la Administración. Es muy importante el trabajo en red. Los obispos nos encomiendan siempre aunar esfuerzos en este sentido. Y, por cerrar el tema aunque sería mucho más extenso, no quiero dejar en el olvido la gran labor que ahora redoblamos de colaboración con CONFER nacional, con Cáritas y con Justicia y Paz que repercute con mayor eficacia en las diócesis.

Todo ello a través de un contacto permanente con los delegados, varios de los cuales forman parte de un consejo consultivo que nos ayuda en las líneas de trabajo y análisis… Incluso por encargo de la comisión episcopal estamos proyectando con algunos miembros de las delegaciones y otras personas e instituciones destacadas en este ámbito —tanto civiles como religiosas— un foro de observación migratoria permanente.

Mª José Atienza / Agencia SIC