Los obispos rezan para que Felipe VI reine buscando el bien común, la justicia y la paz - Alfa y Omega

Los obispos rezan para que Felipe VI reine buscando el bien común, la justicia y la paz

Haciéndose eco de la recomendación de la Conferencia Episcopal, en diversos lugares de España se han celebrado Misas votivas y se han elevado oraciones a Dios por el nuevo rey, Felipe VI. También varios obispos se han dirigido a sus diocesanos, animándoles a unirse a estas oraciones. Por otro lado, el Presidente del Foro Español de la Familia pide al rey que use sus poderes constitucionales para ayudar a la defensa de la familia y la maternidad

Redacción

«Ruego que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto». La Iglesia en España se ha hecho eco, estos días, de esta exhortación del apóstol san Pablo, en su primera carta a Timoteo.

El arzobispo castrense de España, monseñor Juan del Río, hizo público un decreto que afirma que, «en esta etapa histórica de nuestra nación, especial obligación tenemos los capellanes castrenses y todos los diocesanos de nuestra Iglesia particular de pedir por el primer soldado y marino de España, que es Su Majestad el Rey. A fin de que defienda las instituciones y consagre, en la medida suficiente, su actividad y sus desvelos al provecho del bien común de nuestra patria (cf. S. Juan XXIII, Pacem in terris, 46), de manera que crezca entre nosotros la concordia, la justicia, la paz y el progreso material y espiritual». Por ello, ofrecía intenciones particulares para todas las Eucaristías celebradas en la diócesis castrense entre el lunes 16 y el viernes 20.

Rezaban, aunque no siempre «compartían la misma visión»

Desde Asturias, monseñor Jesús Sanz Montes ha escrito una carta pastoral con el título Dios salve al rey. Comienza su carta recordando que los primeros cristianos rezaban por sus reyes aunque «no siempre compartían la misma visión de las cosas, ni necesariamente tenían raíces culturales o religiosas comunes». Y lo hacían, pidiendo «que el desempeño de su alta responsabilidad se ajustara al bien común, en justicia y paz, especialmente hacia quienes tenían una vida más castigada».

El obispo recuerda unas recientes palabras del Papa Francisco, sobre la actitud que deben tener los cristianos ante los responsables públicos: «Ninguno de nosotros puede decir: yo no tengo que ver, son ellos quienes gobiernan. No; yo soy responsable de su gobierno y debo hacer lo mejor de mi parte para que ellos gobiernen bien. La política, dice la doctrina social de la Iglesia, es una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común. Y yo no puedo lavarme las manos: cada uno de nosotros debe hacer algo. Un cristiano que no reza por los gobernantes no es un buen cristiano. Hay que orar. Roguemos por los gobernantes, para que nos gobiernen bien».

«Un pueblo que sabe quién es»

Asturias -continúa- «es cuna de reyes, y en esa pequeña oquedad en la montaña del valle Auseva, se esconde el tesoro identitario de un pueblo que sabe quién es y lo que debe hacer para seguir siéndolo, sabiéndonos enraizados en la Europa cristiana como ahí dijera San Juan Pablo II hace 25 años». Por eso, encomienda a la Santina al nuevo rey don Felipe VI, a la reina doña Leticia, a la Princesa de Asturias doña Leonor y a su hermana la infanta doña Sofía. «No pedimos otra cosa, cuando pidiendo esto pedimos lo mejor. God save the King. Dios salve al Rey».

Un carácter especial tiene la carta del arzobispo de Urgell, monseñor Joan-Enric Vives, que escribe en calidad de Copríncipe de Andorra. En su escrito, felicita al rey Felipe por su comienzo de pontificado, y reitera la voluntad del Principado de Andorra de «mantener las tradicionales buenas relaciones de amistad y estrecha colaboración» entre el Reino de España y el Principado de Andorra.

«Especiales lazos de hermandad»

Monseñor Vives pone de relieve su «disposición a profundizar los especiales lazos de hermandad que desde nuestros orígenes históricos» se han mantenido, y le hace manifiesta su oración por un fecundo reinado, recordando también a la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

El Copríncipe también ha hecho llegar en este momento histórico, el reconocimiento y la gratitud del pueblo andorrano y de sus autoridades hacia el Rey Juan Carlos I, por su reinado «al servicio de España, especialmente en momentos clave de su historia más reciente», destacando su compromiso por la consolidación de la democracia.

Recomendación de la Conferencia Episcopal

Con estas iniciativas, los diversos obispos de España se han hecho eco de la recomendación del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal de que en las Misas de los próximos domingos se pida por el nuevo rey. En la diócesis de Madrid, la petición enviada a las parroquias, en nombre del cardenal Rouco, por el obispo auxiliar, monseñor Fidel Herráez, decía: «Para que el Señor, que rige los destinos de la Historia, se digne bendecir a España con los dones de la paz, la unidad y la concordia, y enriquezca al futuro rey Felipe VI con la prudencia y la sabiduría necesarias, de modo que todo conduzca al bien común de los españoles».

En muchas diócesis, se recomendó la celebración de Misas votivas, como la Misa del Espíritu Santo, por el rey Felipe VI y por España, que presidió monseñor Reig Pla, en la parroquia de Santiago Apóstol, de Alcalá de Henares, el jueves. También en la madrileña iglesia de los Jerónimos, donde el cardenal Tarancón celebró una histórica Misa el día de la proclamación de Juan Carlos I, se celebró una Misa solemne de acción de gracias por Felipe VI y por España.

La monarquía se construye sobre la familia

Por otro lado, el Presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco, ha publicado en Páginas Digital un artículo sobre la sucesión al trono titulado La familia, fundamento de la monarquía y de la sociedad. En él, apunta que «la proclamación del nuevo rey de España, Felipe VI, ha permitido visualizar de forma intensa cómo la primera institución del Estado, la Corona, se sustenta en una familia».

A lo largo de estos días, «hemos visto a un abuelo que traspasa las responsabilidades familiares a su hijo; un hijo que asume sus nuevas funciones en el seno de la familia, agradeciendo a su padre y a su madre la educación y el ejemplo recibidos; una pareja, los nuevos reyes, que comparecen juntos, compatibilizando las responsabilidades reales con los gestos de cariño personal -besos, arrumacos, sonrisas-; unos padres que llevan a su lado a sus hijas, a las que cuidan y preparan para sus futuras responsabilidades haciéndolas testigos y aprendices de las tradiciones familiares».

No han faltado tampoco «gestos de cariño cargados de simbología familiar: el rey Juan Carlos, tras firmar la ley que legitima su abdicación, besa a la reina Sofía; Felipe, en su discurso ante las Cámaras, dedica un recuerdo especial no solo a su padre, sino también y de forma singular a su madre doña Sofía; Elena mira con mirada cómplice de satisfacción a su madre cuando Felipe la cita en su discurso; la reina Leticia continuamente acaricia y tranquiliza a sus hijas a lo largo de la larga jornada, en que el protocolo real se mezcló con naturalidad con las relaciones familiares».

Don Benigno concluye pidiendo al nuevo rey «que use sus poderes constitucionales de moderación e impulso para coadyuvar a que los poderes públicos en España apoyen a la familia, refuercen el matrimonio estable, prestigien y favorezcan la maternidad y pongan de su parte lo que a su alcance está para que la sociedad española siga soportándose en familias fuertes y estables».

María Martínez López y Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo