El Papa excomulga a la mafia y la califica de «adoradores del mal» - Alfa y Omega

El Papa excomulga a la mafia y la califica de «adoradores del mal»

«Los que han tomado el camino del mal en su vida, como los mafiosos, no están en comunión con Dios, están excomulgados»: así lo afirmó el Papa Francisco el sábado, durante la Eucaristía que puso el broche final a su visita a la región de Calabria. Concretamente, el Papa acudió a la localidad de Cassano allo Jonio, lugar donde el pasado mes de enero la mafia local, la Ndrangheta, asesinó a un niño de tres años junto a su abuelo y la pareja de éste

Redacción

«La Iglesia debe decir no a esa adoración del mal que es la mafia», sostuvo el Papa en su homilía. «Cuando no se adora a Dios, el Señor, uno se vuelve adorador del mal, como los que viven del crimen y la violencia», afirmó, y calificó a la Ndrangheta como «la adoración del mal y el desprecio del bien común». En sus palabras, el Pontífice también señaló que «la Iglesia debe empeñarse para que el bien prevalezca», y se dirigió a los jóvenes con una especial petición: «no os dejéis robar la esperanza».

Durante la mañana, el Papa Francisco visitó la cárcel de Castrovillari, donde recalcó que la reinserción es fundamental, y advirtió que si «se descuida esa finalidad, la ejecución de la pena se degrada a un mero instrumento de castigo y revancha social, dañino para el individuo y para la sociedad».

También tuvo un momento para encontrarse con los familiares de Cocó, el niño asesinado por la mafia: «Nunca más víctimas de la Ndrangheta», y añadió que «no debe suceder jamás en la sociedad una cosa de ese tipo». El Papa confesó, durante el encuentro, haber «rezado y rezar mucho por Cocó y por todos los niños víctimas de este sufrimiento».

El Santo Padre también quiso reunirse con enfermos, ancianos y jóvenes en programas de desintoxicación. Y antes de almorzar con los pobres en el comedor de Caritas, visitó a los sacerdotes en un encuentro improvisado. Desde allí, les animó a «seguir trabajando con la familia y por la familia. Es un trabajo que el Señor nos pide hacer de un modo particular en este tiempo, que es un tiempo difícil tanto para la familia como institución, como para las familias a causa de la crisis».

Homilía íntegra del Santo Padre durante la Eucaristía de Sibari

En la fiesta del Corpus Domini celebramos a Jesús, Pan Vivo bajado del cielo, alimento para nuestra hambre de vida eterna, fuerza para nuestro camino. Agradezco al Señor que hoy me permita celebrar el Corpus Christi con ustedes, hermanos y hermanas de esta Iglesia que está en Cassano allo Jonio.

La de hoy es la fiesta en la cual la Iglesia alaba al Señor por el don de la Eucaristía. Mientras que el Jueves Santo recordamos su institución en la Última Cena, hoy predomina la acción de gracias y la adoración. De hecho, es tradicional en este día la procesión con el Santísimo Sacramento. Adorar a Jesús Eucaristía y caminar con Él. Estos son dos aspectos inseparables de la fiesta de hoy, dos aspectos que dan fisonomía a toda la vida del pueblo cristiano: un pueblo que adora a Dios y camina con Él, que no se queda quieto.

Antes de todo, nosotros somos un pueblo que adora a Dios. Adoramos a Dios que es amor, que en Jesucristo se ha dado a sí mismo por nosotros, se ha ofrecido en la cruz para expiar nuestros pecados y por la potencia de este amor ha resucitado de la muerte y vive en su Iglesia. Nosotros no tenemos otro Dios fuera de esto. Pero cuando la adoración del Señor se sustituye por la adoración al dinero, se abre el camino al pecado, al interés personal y al abuso. Cuando no se adora a Dios, el Señor, uno se vuelve adorador del mal, como los que viven del crimen y la violencia.

Vuestra tierra tan hermosa conoce las heridas de este pecado. La Ndrangheta es esto: la adoración del mal y el desprecio del bien común. A este mal es necesario decirle no. La Iglesia que está tan empeñada en educar las conciencias, tiene siempre que emplearse para que el bien pueda prevalecer. Nos lo piden nuestros jóvenes, necesitados de esperanza. Para responder a estas exigencias, la fe nos puede ayudar. Los que han tomado este mal camino en su vida, como los mafiosos, no están en comunión con Dios, están excomulgados.

Hoy lo confesamos con la mirada dirigida al Corpus Crhisti, al Sacramento del Altar. Y por esta fe nosotros renunciamos a Satanás y a todas sus seducciones, a los ídolos, al dinero, a la vanidad del poder. Nosotros, cristianos, no queremos adorar a nada ni nadie en este mundo que no sea Jesucristo. Quizás no siempre nos demos cuenta de lo que significa esto, de las consecuencias que tiene o debería tener esta profesión de fe. Esta fe en la presencia real de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre en el pan y vino consagrado, es auténtica si nos empeñamos a caminar detrás de Él y con Él. Adorar y caminar. Somos un pueblo que adora y un pueblo que camina intentando poner en práctica su mandamiento: Como yo les he amado, así ustedes ámense los unos a los otros. El pueblo que adora a Dios en la Eucaristía es el pueblo que camina en la caridad.

Hoy como obispo de Roma estoy aquí para confirmarlos en la fe y para acompañarles y animarles en el camino con Jesús Caridad. Quiero expresar mi apoyo al obispo, a los presbíteros y diáconos de esta Iglesia, y también a la Eparchia de Lungro, de rica tradición griego-bizantina. Y lo hago extensivo a todos, los pastores y fieles de la Iglesia en Calabria, empeñada con coraje en la evangelización y en favorecer estilos de vida e iniciativas que pongan en el centro las necesidades de los pobres y de los últimos. Lo extiendo también a las autoridades civiles, que intentan vivir el empeño político y administrativo para dar un servicio al bien común.

Animo a todos a dar testimonio de solidaridad concreta con los hermanos, especialmente con los más necesitados de justicia, de esperanza y de ternura. Gracias a Dios hay muchas señales de esperanza en vuestras familias, en las parroquias, en las asociaciones, en los movimientos eclesiales… El Señor Jesús no deja de suscitar gestos de caridad en su pueblo.

Un signo concreto de esperanza es el Proyecto Policoro, para jóvenes que quieren crear posibilidades de trabajo. Ustedes queridos jóvenes, no se dejen robar la esperanza. Lo he dicho tantas veces y lo repito: no se dejen robar la esperanza. Adorando a Jesús en vuestros corazones, y quedando unidos a Él, sabrán oponerse al mal, a las injusticias y a la violencia con la fuerza del bien, de la verdad y de la belleza.

Queridos hermanos y hermanas, la Eucaristía nos ha reunido aquí. El Cuerpo del Señor hace de nosotros una sola cosa, una sola familia. Y lo que he dicho a los jóvenes, os lo digo también a todos: si adoran a Cristo y caminan tras Él, la Iglesia diocesana crecerá en la fe y en la caridad, en la alegría de evangelizar. Serán una Iglesia en la cual padres, madres, sacerdotes, religiosos, catequistas, niños, ancianos y jóvenes caminarán uno al lado del otro, se apoyarán, se ayudarán y se amarán como hermanos, especialmente en los momentos de dificultad.

María nuestra Madre, mujer eucarística que se venera en tantos santuarios, especialmente en la de Castrovillari, les precede en esta peregrinación de la fe. Que ella les ayude siempre a estar unidos.