La arraigada devoción al Sagrado Corazón en... ¡China! - Alfa y Omega

La arraigada devoción al Sagrado Corazón en... ¡China!

La primera iglesia construida en honor al Sagrado Corazón de Jesús se construyó en 1863, y fue destruida durante la revolución cultural. Sin embargo, esta devoción ya se había extendido mucho en el gigante asiático, gracias sobre todo al papel misionero de los jesuitas. Hoy en día, casi todas las familias católicas y las iglesias clandestinas tienen una imagen del Corazón de Cristo

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La fe es un puente capaz de unir a los seres humanos de los países más distantes y las más variadas culturas. Es por esto que la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, entronizada en los hogares de los fieles en los países de Europa y América, puede hallarse también entre los fieles de China.

A pesar de la fuerte persecución de mediados del siglo XX y las actuales restricciones a la libertad religiosa, el Corazón de Cristo tiene su hogar y reina en los corazones en el gigante asiático.

La agencia informativa AsiaNews divulgó el pasado 23 de junio un artículo escrito por el padre Wilhelm K. Müller, SVD, sobre la arraigada devoción al Sagrado Corazón, desde la primera iglesia dedicada en su honor en 1863 a las prácticas de fe de nuestros días.

«Las expresiones externas de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús son muchas», comentó el sacerdote. «En las familias y en los santuarios hay siempre un icono del Sagrado Corazón, encadenado por la corona de espinas, rodeado de llamas de amor, salpicado con gotas de sangre y la cruz plantada en el centro».

Esto es notorio, por ejemplo en imágenes de las improvisadas capillas de la comunidad católica subterránea que vive su fe de manera clandestina por la independencia de sus sacerdotes y obispos frente a las autoridades.

El padre Müller afirma que estas imágenes recuerdan a los católicos el amor sufriente de Jesucristo que se sacrificó para salvar a los hombres.

«Centro de la fe cristiana»

En esta devoción «sigue habiendo una fuerte proclamación de la fundación y el centro de la fe cristiana, un llamado urgente al apostolado de todos los cristianos, para dar una respuesta de fe y amor por nuestra parte».

Una fe que en China ha participado con particularidad del sufrimiento redentor de Cristo: La primera iglesia en honor al Sagrado Corazón, edificada en Zhangzhuangcun en 1863 fue destruida en 1976, al final de la revolución cultural en la cual fue prohibido el apostolado de la Iglesia.

El templo no pudo ser reconstruido hasta 1999. En esta diócesis, hay en el día de hoy 52 iglesias y capillas consagradas al Sagrado Corazón de Jesús, lo cual da testimonio de que la destrucción del templo no acabó con la devoción.

Según el sacerdote, la amplitud de esta devoción es herencia de la comunidad de padres jesuitas, pero en ella participan activamente todas las comunidades religiosas.

«Los misioneros de las órdenes clásicas, los franciscanos, los dominicos y las congregaciones más recientes se nutren de la rica espiritualidad del Sagrado Corazón, una espiritualidad que ha crecido sustancialmente desde la teología del Evangelio de Juan, de la teología patrística y el misticismo medieval», afirmó.

Además, varias comunidades misioneras, entre las que se cuenta la Sociedad del Verbo Divino a la cual pertenece el Padre Müller, se inspiran directamente en esta devoción para animar su vocación evangelizadora.

El Sagrado Corazón en la vida comunitaria

«Entre las comunidades católicas en China las prácticas de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús están muy extendidas», describió el sacerdote. Los fieles se congregan para orar en las mañanas convocados por el sonido de las campanas, especialmente en zonas rurales.

«Es una oración larga, abundante, generosa, con muchas intenciones e invocaciones. Por lo menos en el mes de junio dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, se hacen las Letanías del Sagrado Corazón, seguido por un par de páginas con diferentes oraciones dirigidas al Sagrado Corazón», agregó.

«Después de estas oraciones, que duran más o menos una hora, si hay un sacerdote se celebra la santa misa. A menudo, los fieles siguen con la meditación de la vía crucis».

Esta vida de piedad comunitaria, destacable en comparación con la práctica en otros países, era aún más notoria anteriormente, pero continúa conservando muchas de sus expresiones.

Más de una hora rezando de memoria

«En el pasado, el domingo estaba totalmente dedicado a la oración en común y se pasaba más tiempo en la iglesia que en casa», recordó el padre Müller. «La oración de la tarde, de nuevo en común, retoma el tema del Sagrado Corazón y de nuevo recitan oraciones y letanías».

Estas oraciones recitadas resultan a veces complejas por haber sido escritas en formas verbales ya en desuso y que a veces resultan prácticamente incomprensibles para los más jóvenes o los menos letrados.

«En el pasado, incluso cuando éramos niños, memorizamos todas las oraciones. ¡Me gustaría ver si alguno de nosotros sería capaz de recitar oraciones apenas comprensibles y por más de una hora!», expresó el sacerdote.

«La falta de comprensión literal de los textos, no disminuye la fe y el fervor de los fieles», aclaró el misionero, quien describió esta forma piadosa como una «oración y abundancia de canto ferviente del corazón, sin estar limitado por las formas de idioma».

Una devoción con lenguaje propio

El padre Müller destacó además que los fieles chinos aceptaron la iconografía del Sagrado Corazón a pesar de que culturalmente los cuerpos deben siempre mantenerse intactos y se comprende menos la veneración de una parte específica del cuerpo como se acostumbra realizar en Occidente con las reliquias de los santos.

«Con toda probabilidad, no hay en el arte chino una representación del corazón físico», explicó el sacerdote, «pero hay que destacar que el concepto de corazón ocupa un lugar muy importante y central en el pensamiento y el sentimiento».

«Hablar del Corazón de Jesús es hablar sobre el lugar más profundo, más íntimo, más real de Dios, origen, condición de vida, finalidad de la existencia», expresó el misionero, quien sugirió que una forma auténticamente china de expresar esa idea podría hallarse no sólo en la pintura o la escultura, sino en la caligrafía: «Con motivo de la canonización de 120 mártires chinos en 2000, se presentó al Santo Padre una caligrafía impresionante: (…) en China han compuesto una caligrafía del ideograma amor con 120 símbolos, un poco diferentes unos de otros, y en medio un ideograma para amor del tamaño aproximado de cuatro símbolos».

El pictograma amor tiene en su raíz o llave el símbolo del corazón. Los 120 símbolos están cada uno por un mártir, el gran símbolo en el centro representa a Jesús. Entonces son 120 símbolos de un amor cordial para un corazón todo inflamado de amor».

Un trabajo de esta naturaleza podría llegar a explicar la gran riqueza de la fe católica y «la colaboración alegre de todos los creyentes en el proyecto salvífico del Sagrado Corazón de Jesús».

Gaudium Press