Cristo, «fundamento para nuestra esperanza» - Alfa y Omega

Cristo, «fundamento para nuestra esperanza»

RV

Jesús «no describe el fin del mundo, y cuando usa imágenes apocalípticas, no se comporta como un vidente. Al contrario, Él quiere sustraer a sus discípulos de toda época de la curiosidad por las fechas, las previsiones, y en cambio, quiere darles una clave de lectura profunda, esencial y, sobre todo, indicar la vía justa sobre la cual caminar, hoy y mañana, para entrar en la vida eterna». De ello ha hablado esta semana el Papa, al comentar el Evangelio, durante el rezo dominical del ángelus.

Los fragmentos escatológicos del Evangelio, como el del domingo pasado -afirmó el Papa ante los fieles- son probablemente los más difíciles de estos libros. En ellos, «Jesús no describe el fin del mundo, y cuando usa imágenes apocalípticas, no se comporta como un vidente. Al contrario, Él quiere sustraer a sus discípulos de toda época de la curiosidad por las fechas, las previsiones, y en cambio, quiere darles una clave de lectura profunda, esencial y, sobre todo, indicar la vía justa sobre la cual caminar, hoy y mañana, para entrar en la vida eterna»: Él mismo y sus palabras, que «no pasarán».

Estas palabras han sido destacadas especialmente por la prensa francesa. En el país vecino, preocupa estos días una secta, cuyos miembros pretenden ponerse a salvo del fin mundo en una montaña en las próximas semanas. La policía ha cortado el acceso.

Texto completo de la alocución del Papa antes de rezar el ángelus

Queridos hermanos y hermanas:

En este penúltimo domingo del año litúrgico se proclama, en la redacción de Marcos, una parte de las palabras de Jesús sobre los últimos tiempos, en término técnico escatológico (Cfr. Mc 13, 24-32).

Estas palabras se encuentran, con algunas variantes, también en Mateo y Lucas, y es probablemente el texto más difícil de los Evangelios. Esta dificultad deriva, tanto del contenido como del lenguaje: en efecto, se habla de un futuro que supera nuestras categorías, y por esto Jesús utiliza imágenes y palabras tomadas del Antiguo Testamento, pero, sobre todo, coloca un nuevo centro, que es Él mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección.

También el pasaje de hoy se abre con algunas imágenes cósmicas de tipo apocalíptico: «El sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas» (v. 24-25); pero este elemento es relativizado por lo que sigue: «Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria» (v. 26). El Hijo del hombre es el mismo Jesús, que une el presente con el futuro; las antiguas palabras de los profetas han encontrado, finalmente, un centro en la persona del Mesías nazareno: es Él el verdadero acontecimiento que, en medio de los trastornos del mundo, permanece el punto firme y estable.

Como confirmación de esto hay otra expresión del Evangelio de hoy. Jesús afirma: «El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán» (v. 31). En efecto, sabemos que en la Biblia la Palabra de Dios está en el origen de la creación: todas las criaturas, a partir de los elementos cósmicos -sol, luna, firmamento- obedecen a la Palabra de Dios, existen en cuanto llamados por ella. Este poder creador de la Palabra divina se ha concentrado en Jesucristo, Verbo hecho carne, y pasa también a través de sus palabras humanas, que son el verdadero firmamento que orienta el pensamiento y el camino del hombre en la tierra. Por esto Jesús no describe el fin del mundo, y cuando usa imágenes apocalípticas, no se comporta como un vidente. Al contrario, Él quiere sustraer a sus discípulos de toda época de la curiosidad por las fechas, las previsiones, y en cambio, quiere darles una clave de lectura profunda, esencial y, sobre todo, indicar la vía justa sobre la cual caminar, hoy y mañana, para entrar en la vida eterna. Todo pasa -nos recuerda el Señor-, pero la Palabra de Dios no cambia, y frente a ella cada uno de nosotros es responsable del propio comportamiento. En base a esto seremos juzgados.

Queridos amigos, tampoco en nuestros tiempos faltan calamidades naturales, ni lamentablemente, guerras y violencias. También hoy tenemos necesidad de un fundamento estable para nuestra vida y nuestra esperanza, tanto más a causa del relativismo en el que estamos inmersos. Que la Virgen María nos ayude a acoger este centro en la Persona de Cristo y en su Palabra.

Palabras a los peregrinos de lengua española:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. En el Evangelio de hoy, Jesús advierte a sus discípulos, y a todos, que en la vida habrá que afrontar embaucadores, sufrir persecuciones y calamidades. Hoy se sabe esto muy bien. Pero con la esperanza perseverante en la victoria de la Cruz, el corazón humano encontrará siempre un suelo firme, la auténtica paz, en la presencia constante del Señor, verdadero fin de todas las cosas, y cuya ayuda nunca nos abandona. Confiemos a nuestra Madre del cielo nuestros desvelos, y que nos ayude también la intercesión de la Beata María Crescencia Pérez, que ayer ha sido elevada al honor de los altares en Argentina. Muchas gracias y feliz domingo.

Palabras a los peregrinos de lengua francesa:

Saludo cordialmente a los peregrinos francófonos. Tratando de ver a nuestro alrededor los signos de la presencia de Dios y de recibirlos, encontraremos la roca sólida donde radica nuestra existencia, más allá de los cambios que nos afectan. Por la fe, nos comunicamos con el plan de amor de Dios por la humanidad y por todos nosotros. ¡Dios es fiel! Os invito a participar regularmente en la Misa dominical, necesaria para un cristiano. Que la Virgen María nos ayude a comprender la importancia de esta cita y la alegría de la vida familiar. ¡Feliz domingo a todos!.