El Patriarca de Bagdad, Louis Rafael I. Sako: «Es la hora más oscura de Irak» - Alfa y Omega

El Patriarca de Bagdad, Louis Rafael I. Sako: «Es la hora más oscura de Irak»

En plena escalada de violencia en Irak, el pasado 28 de junio, la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada entrevistaba al Patriarca de Bagdad, monseñor Sako, quien alertaba de que la identidad de los cristianos en Irak está, ahora mismo, amenazada

Redacción

¿Tiene esperanza de que Irak conserve su unidad como Estado?
No. Quizá continúe existiendo una unidad simbólica y el nombre de Irak. Pero de facto habrá tres zonas independientes, con presupuestos estatales y ejércitos propios.

¿Qué consecuencias tiene esta desintegración del Estado para los cristianos de Irak?
Ese es el quid de la cuestión. Sinceramente, los Obispos estamos ahora algo desconcertados. Posiblemente, el futuro esté en el Kurdistán, donde viven ya muchos cristianos. Pero también hay otros muchos que viven en Bagdad; y otros, en Basra, en el sur chiíta. Tenemos que esperar a ver cómo se desarrolla la situación». El viernes finalizó en Erbil el sínodo de la Iglesia caldea.

¿Han tomado medidas en relación con el éxodo de cristianos de regiones dominadas o amenazadas por ISIS?
Lo hemos tratado intensamente. Hemos creado una comisión de cinco obispos de las regiones afectadas, que se ocupará de las primeras ayudas a los refugiados. El cónsul estadounidense y el francés han estado aquí para ayudarnos y desarrollar una visión. Pero la situación todavía es insegura; con otros obispos, soy de la opinión de que empeorará aún más. Actualmente hay tres fragmentos de Irak: uno sunita, uno kurdo y otro chiíta. Los kurdos tienen ya autonomía; los chiítas, prácticamente también. Ahora les seguirán los sunitas. Es decir, Irak se va a dividir. Si es así, es mejor reunirse ahora y encontrar consenso, a fin de evitar luchas y pérdidas humanas.

Comunidades perdidas

¿Es esta la hora más oscura de los cristianos iraquíes?
Es la hora más oscura para todos. No existe realmente una persecución de los cristianos; han huido muchos más musulmanes de Mosul y alrededores. Sin embargo, realmente nos preocupa mucho que va a aumentar el éxodo de los cristianos de Irak. Cuando estuve recientemente en Turquía, llegaron diez familias cristianas de Mosul. Y Alkosh, una población completamente cristiana no lejos de Mosul, la abandonaron en solo una semana veinte familias. Esto es muy serio. Perdemos nuestras comunidades. Si termina la vida cristiana en Irak, nuestra historia se interrumpirá. Nuestra identidad está amenazada.

¿Deben dar los países occidentales visados a los cristianos iraquíes o no?
La tragedia es que las familias se separan. Muchos viven ya en Occidente. Los hijos preguntan continuamente a sus padres por qué permanecen allí y no les siguen. Esa tendencia no se puede parar; es imposible.

¿No hay, por tanto, esperanza?
Quizá vuelvan los mayores, cuando se haya estabilizado la situación; pero los jóvenes se quedarán en el extranjero. Dentro de diez años quizá queden en Irak 50.000 cristianos. Antes de 2003 éramos unos 1,2 millones; en tan solo diez años, las cifras han descendido hasta entre 400.000 y 500.000 fieles. Ahora bien, no disponemos de cifras exactas.

Desidia de Occidente

¿Qué pueden hacer los cristianos en Occidente?
Los cristianos de Occidente son muy débiles. Allí hay buenos cristianos que nos ayudan con su oración, y también materialmente. Pero su influencia es muy pequeña. En general, Occidente no hace nada. Estamos muy decepcionados, pues son meros espectadores; el fútbol les interesa más que la situación aquí o en Siria. La política occidental solo sigue intereses económicos. La comunidad internacional debería hacer presión sobre los políticos iraquíes, para que encuentren una solución política y formen un Gobierno de unidad nacional.

¿Qué puede hacer Ayuda a la Iglesia Necesitada por los cristianos de Irak?
Recen por nosotros. También en el futuro necesitaremos ayuda para crear una infraestructura cristiana, cuando se haya estabilizado la situación. Necesitaremos nuevas casas, y tendremos que reconstruir las fábricas y la agricultura. Las poblaciones cristianas que hayan quedado han de modernizarse. Para todo esto necesitamos ayuda del exterior.

Como persona neutral, ¿puede asumir un papel mediador en la situación actual? Cuando era Arzobispo de Kirkuk, una ciudad por la que peleaban árabes y kurdos, su casa estaba abierta a todas las partes.
Lo seguí haciendo en Bagdad, pues allí se encuentran todos los decisores importantes. Por ejemplo, visité al presidente del Parlamento. Pero ya se ha pasado el tiempo de esto. La división es mucho peor. ¿Cómo podría ir a Faluya, en la provincia sunita de Anbar? El problema es que los sunitas no tienen ningún auténtico líder en Bagdad que pueda hablar en su nombre.

¿Cree que la mayoría de los sunitas árabes apoya a ISIS?
Sí, claramente. No comparten necesariamente su ideología; pero apoyan el objetivo político de cambiar el régimen y fundar su propio Estado. ISIS quiere constituir un Estado islámico con fuentes de petróleo, para islamizar el mundo.

¿Es esto también un peligro para Occidente?
Pienso que es un peligro para todos.

Se oyen voces que reivindican una intervención de Estados Unidos para detener el avance de ISIS. ¿Qué piensa usted?
Yo no soy de esa opinión. Los norteamericanos estuvieron aquí y cometieron muchos errores. La situación actual es culpa suya. ¿Por qué sustituir un régimen por una situación peor? Esto es lo que sucedió después de 2003. Los norteamericanos destituyeron a un dictador; pero entonces, con Saddam Hussein, al menos teníamos seguridad y trabajo. ¿Qué tenemos ahora? Confusión, anarquía y caos. Lo mismo ha sucedido en Libia y Siria. Si se quiere producir un cambio, hay que educar a las personas en las escuelas, en los medios de comunicación y en las mezquitas para la paz, la democracia y la construcción del propio país. Aquí es imposible instalar una democracia siguiendo el modelo occidental. Con el antiguo régimen, antes de 2003, no había problemas confesionales; todos éramos iraquíes. Ahora hablamos de sunitas, chiítas, cristianos, árabes y kurdos.

¿Pero no se debía eso a que Saddam mantenía unidos a los diferentes grupos con mano de hierro?
Quizá necesitemos en Próximo Oriente, en el contexto actual, un líder fuerte, pero que al mismo tiempo sea justo y no se preocupe sólo de su familia y su tribu.

Este líder fuerte no existe actualmente, ¿ve, sin embargo, una posibilidad de detener la disgregación de Irak y de encontrar una solución política?
La posibilidad existirá si Occidente y nuestros vecinos como Irán, Turquía, Catar y Arabia Saudí lo quieren.