Meriam Ibrahim, la joven sudanesa condenada a muerte por ser cristiana, visitó junto a su marido Daniel y sus dos hijos al Papa Francisco en Casa Santa Marta. Sin poder contener las lágrimas y la emoción, la joven pareja relató al Pontífice el calvario por el que han pasado desde que un familiar de Meriam la denunciase por haberse casado con un cristiano, y un tribunal la condenase a muerte en la horca.
«Quiero darle las gracias por su testimonio cristiano. Gracias por la perseverancia en la fe. Gracias por el ejemplo que nos ha dado a todos», dijo el Papa a la joven, que en unos días viajará a Estados Unidos. Conmovido ante la imagen de la pequeña Maya, que nació en la cárcel, y a la que acarició en reiteradas ocasiones, el Santo Padre agradeció su valor a Meriam. «Gracias a usted por su cercanía y sus oraciones, y las oraciones de la Iglesia», respondió la joven, tímidamente. «Lo hemos notado», añadió.
En el encuentro, que duró 30 minutos, el Papa se interesó por cómo han vivido estos meses de condena y por cómo se organizarán ahora en Estados Unidos, donde vive la familia de Daniel, que tiene pasaporte estadounidense. Pero la pareja mostró su preocupación, porque aunque ya no esté condenada a muerte, los radicales sudaneses han amenazado con asesinarla a ella y a todos los que han formado parte de su liberación. Después, regaló unos Rosarios al matrimonio y les acompañó hasta la puerta de Casa Santa Marta.
El Papa saludó también además a las autoridades italianas que acompañaban a la familia de Meriam. Para el primer ministro italiano, Matteo Renzi, que había acogido a la pareja en el aeropuerto romano de Ciampino, calificó de «día de celebración» el encuentro. También el viceministro de Exteriores italiano, Lapo Pistelli, en declaraciones a Radio Vaticana, mostró su alegría por la liberación de Meriam y contó que, en conversaciones con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Jartum, se le dijo que el Gobierno «estaba considerando un replanteamiento del Código Penal, y que la ley sobre apostasía podría ser modificada». Porque, aunque la noticia de Meriam sea un motivo de alegría, el jueves mismo Radio Vaticana volvió a informar de una mujer, madre de ocho hijos, que ha sido condenada a muerte en Sudán por ser cristiana y se ha visto obligada a renegar de su fe.
Para el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que asistió al encuentro, reconoce que se vivieron «momentos muy emotivos», y añadió que «esta familia es un símbolo de las personas que viven dificultades por testimoniar la propia fe». Además, esta visita ha sido una excepción en la agenda del Pontífice, limitada de visitas durante el mes de julio.