Diario del peregrino: los jóvenes de Madrid comparten en la red su Camino hacia Santiago - Alfa y Omega

Diario del peregrino: los jóvenes de Madrid comparten en la red su Camino hacia Santiago

La Delegación diocesana de Infancia y Juventud de Madrid ha lanzado una nueva edición virtual de su Diario del peregrino, para ir compartiendo, etapa a etapa, las vivencias de su peregrinación a Santiago de Compostela para celebrar el 25º aniversario de la JMJ de 1989. También la revista de la Delegación, Centinela, ha ayudado a preparar la peregrinación, con una entrevista a Víctor Cortizo, uno de los principales responsables de la histórica Jornada de Santiago

Redacción

Este domingo, 500 jóvenes madrileños hicieron la primera etapa del Camino que les llevará hasta Santiago de Compostela para celebrar allí, del 5 al 7 de agosto, el 25º aniversario de la Jornada Mundial de la Juventud de 1989.

Mientras ellos caminan, varios miles de personas les acompañan en espíritu: padres, hermanos, amigos, compañeros de sus grupos de jóvenes y fieles de las parroquias sienten curiosidad por saber por dónde andarán los peregrinos, cómo les habrá ido el día, qué vivencias estarán teniendo, qué les habrán dicho en las catequesis…

Por todo ello, y también para que los peregrinos puedan recordar lo vivido a la vuelta, la Delegación diocesana de Infancia y Juventud de Madrid ha puesto en marcha una nueva edición del Diario del peregrino. Este Diario consiste, básicamente, en un blog en el que un grupo de voluntarios publican una crónica del día, las catequesis, fotos, información cultural sobre los sitios que se visitan, anécdotas, pequeñas entrevistas y testimonios…

El Diario del peregrino de Santiago 2014 se puede leer en la dirección http://diariodeperegrinos.blogspot.com.es. El Camino también se puede seguir a través de la cuenta de Twitter de la Delegación (@DelejuMadrid) y con la etiqueta #DelejuSantiago2014.

El Diario del peregrino nació para la peregrinación a Santiago del año 1999, antes de las redes sociales y de la generalización del uso de móviles entre los jóvenes. Tuvo tanto éxito, que se ha repetido, con pequeñas variaciones de formato, en la mayoría de peregrinaciones estivales de la Deleju, tanto a Santiago de Compostela (años 2004 y 2010) como a Jornadas Mundiales de la Juventud (Roma 2000, Toronto 2002, Colonia 2005), y también en la peregrinación a Roma en 2007 con motivo de la Misión Joven. Todos estos Diarios pueden leerse todavía en la página web de la Delegación de Infancia y Juventud de Madrid (www.deleju.org).

Víctor Cortizo, en la revista Centinela

Sin embargo, la cobertura que ha hecho la Deleju del 25º aniversario de la JMJ de Santiago y de la peregrinación de este año no queda limitada a la Red. También la revista Centinela, que la Delegación edita desde el año 2004, ha dado gran protagonismo a esta efeméride en su número de este verano, y prepara la cobertura de la peregrinación para el primer número del curso 2014-2015, que se publicará en torno a la fiesta de la Almudena.

En el número de este verano, la directora de Centinela y redactora de Alfa y Omega María Martínez entrevista a Víctor Cortizo, que con apenas 22 años estuvo al frente de los 2.000 voluntarios que hicieron posible la JMJ de Santiago. Esta experiencia lo marcó en lo personal y en lo profesional, ya que años después, entre 1997 y 2008, dirigió el Departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal Española.

En la entrevista, que reproducimos aquí, Cortizo comparte sus recuerdos sobre los preparativos de la Jornada, y el enorme impacto que ésta tuvo tanto en las JMJ, cuyo esquema actual se gestó en Santiago, como en la pastoral juvenil española, prácticamente inexistente hasta entonces.

El responsable de voluntarios de la JMJ de 1989 recuerda su experiencia: «El concepto actual de lo que es una JMJ se hizo por primera vez en Santiago»

¿Qué papel jugaste en la organización de esta JMJ?
En 1987, yo era miembro del equipo de pastoral juvenil de la archidiócesis de Santiago. El arzobispo, monseñor Rouco, nos pidió que fuéramos en representación de la diócesis a la JMJ de Buenos Aires. En aquel momento, las JMJ eran absolutamente desconocidas. En al delegación española éramos 80 jóvenes, cuatro gallegos. Monseñor Rouco nos había avisado de que era posible que la próxima Jornada fuera en Santiago, y nos pidió que nos fijáramos en la organización. Cuando se empezó a preparar en Santiago, estuve en el equipo organizador, y luego pasé a ser responsable de los voluntarios y del servicio de orden, que fue la columna vertebral de la organización.

¿Por qué?
No se sabía cuánta gente iba a venir. Estaba preparada para 160.000 personas, y llegaron más de medio millón. El equipo de 2.000 voluntarios tuvo que soportar el peso del evento, que se había desbordado, y responder en tiempo real. El día anterior, toda la carretera desde Santiago hasta Arzúa (40 kilómetros) estaba llena de autobuses. Alojamos a los que pudimos, y el resto durmió en los autobuses o por el campo… Cuando empezamos a ver que íbamos a superar lo esperado, los voluntarios fuimos abriendo y marcando zonas nuevas en el Monte del Gozo, y ampliando las zonas para el reparto de comidas. Trabajamos toda la noche y al día siguiente, y muchos voluntarios pasaron dos o tres días sin dormir.

¿Cómo fue esa JMJ, en comparación con las siguientes?
El equipo organizador éramos seis o siete personas, no había mails, las inscripciones eran por correo y por fax… Era todo mucho más flexible, nos dejaron hacer lo que quisimos; ahora está todo mucho más decidido. Nosotros quisimos darle la misma importancia a la Vigilia y a la Eucaristía, mientras que hoy, a veces, parece más importante la Vigilia, y en la Eucaristía la gente está ya cansada. Otro matiz es que ahora, al elegir los lugares, prima lo organizativo, lo logístico. Nosotros elegimos el Monte del Gozo, en vez de un aeropuerto o un estadio, con un enfoque pastoral: es un punto importante para los peregrinos que llegan a Santiago. Los encuentros con el Papa fueron bastante parecidos, aunque con formatos más de los años 80, más basados en lo catequético. Por ejemplo, se hizo un ballet contando los problemas de la juventud española.

¿Cómo era el contexto histórico de la Jornada?
Ese momento de la juventud europea era muy convulso. El mundo estaba en una efervescencia absoluta, y el comunismo cayó dos años después. Vinieron jóvenes con visados rarísimos: de Rusia, del Líbano… Del Líbano iban a venir dos chavales, y uno murió en un atentado antes de salir. El otro vino al fórum de jóvenes a contárnoslo. Había mucha autenticidad, ganas de hacer cosas. Muchos de los cambios de Europa, de las transformaciones políticas, fueron con jóvenes que habían estado en Santiago.

¿Qué aportó la JMJ de Santiago al futuro de las JMJ y a la Iglesia?
En las JMJ que había habido antes, no había un programa oficial, aparte de los encuentros con el Papa. En la de Santiago, el equipo organizador diseñó un programa nuevo: catequesis por la mañana, actividades por la tarde, vía crucis… todo el concepto actual de una Jornada se hizo por primera vez en Santiago. Fue muy importante la figura del cardenal Pironio, Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, porque nos empujó mucho y nos ayudó mucho a trabajar bien. Por otro lado, fue a partir de la Jornada cuando la fama del Camino de Santiago se empezó a disparar, ya que hasta 1989 no había apenas peregrinos. De hecho, el Monte del Gozo es lo que es ahora gracias a esa JMJ. Hasta entonces, mucha gente en Santiago no sabía qué era.

¿Crees que influyó en la pastoral juvenil de España?
No se ha hecho una reflexión seria sobre lo que aportó esa JMJ, pero el impacto sobre la vida pastoral de este país es brutal. Después de la crisis de los años 70, los obispos españoles se quedaron sorprendidísimos de lo que se encontraron en la JMJ. Yo estaba en el altar con ellos, mirando a esa cantidad de gente, y estaban alucinados. Vieron que había una juventud que quería a la Iglesia y que estaba encantada de participar y de que contaran con ella. Hasta entonces, en poquísimas diócesis había delegados y estructuras de pastoral juvenil, y a partir de ese momento empezaron a trabajar en eso. El Proyecto Marco de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Española, de 1992, también es consecuencia de la JMJ.

¿Cuáles fueron los principales mensajes del Papa en esa JMJ?
Yo creo que el mensaje del Papa en Santiago estaba muy estudiado. Fue muy cercano a la vida del joven; muy directo y muy claro, como diciendo «Vamos al grano, chavalotes». Recuperó preguntas fundamentales sobre el sentido de la vida, sobre quién es Jesús. También relacionó el Camino de Santiago con el camino y el sentido de la vida.

¿Cómo la viviste tú?
Fueron días muy intensos, y desde entonces no he vuelto a ser el mismo. Me impactó mucho esa experiencia de comunión eclesial, de trabajar junto con jóvenes de toda España y de movimientos distintos. El voluntariado funcionó bien por eso, y porque tuvimos una intensa vida espiritual. Lo que luego hice como responsable de Juventud en la Conferencia Episcopal Española lo comprendí allí. A nivel personal, muchas de mis decisiones vienen marcadas por esa Jornada y esa experiencia de Iglesia. También fue muy importante que la diócesis optó por el protagonismo juvenil. Yo era el responsable de voluntarios, y tenía 22 años. La toma de decisiones y la responsabilidad eran nuestras, aunque estábamos acompañados por sacerdotes. Los jóvenes no son sólo el futuro, sino el presente de la Iglesia. Cuando se les da confianza, están a la altura.