Padre Yu, dominico: «La Iglesia de Corea puede ayudar a las demás naciones de Asia» - Alfa y Omega

Padre Yu, dominico: «La Iglesia de Corea puede ayudar a las demás naciones de Asia»

El padre Pedro Yu Jong Pil, religioso dominico, fue el representante de la Orden de Predicadores en el equipo organizador de la visita del Papa a Corea del Sur. En esta entrevista a Alfa y Omega, subraya el gran potencial que tiene la Iglesia en Corea para ayudar a la evangelización de Asia, aunque también subraya un cierto agotamiento que la hace palidecer frente a la vivacidad de Iglesias más pequeñas, como la de Vietnam

María Martínez López

¿Qué destacaría de la visita del Papa a Corea?
Ha tenido un éxito total. Conociendo a los coreanos, no es nada de extrañar. Ya la simpatía que despierta el Papa hace que el encuentro con los fieles sea muy profundo y fácil. Por otra parte, el pueblo coreano siempre está preparado para participar en celebraciones multitudinarias. Especialmente por parte de los católicos, fervientes y amantes del Papa y de la Iglesia, una masiva participación estaba asegurada.

Acaso lo más importante que hemos de destacar es la razón por la que ha venido a Corea. Ya el mismo Papa había dicho que Asia es una prioridad, y su viaje a Corea es su primer viaje a Asia. Parece que el Vaticano ha decidido comenzar una campaña de evangelización en Asia y ha hecho una llamada a las Iglesias asiáticas, a las cuales ha animado a ser una Iglesia más misionera.

Aunque en Corea haya una presencia católica fuerte, solo el 3 % de la población de Asia es católica. En la mayoría de los países asiáticos los católicos tienen una presencia nominal. Y en varios de esos países los católicos sufren, si no persecución, sí grandes dificultades. De las muchas visitas que hemos tenido durante estos días, he tenido la oportunidad de hablar con un obispo de Laos y un sacerdote (argentino, misionero) y jóvenes de Camboya. El obispo de Laos me decía que los cristianos viven en lugares apartados, cerca de la frontera de China y Camboya. En Laos, con gobierno comunista, hay grandes dificultades para la predicación y no hay ninguna diócesis, solo prefecturas, igual que en Camboya, aunque en Camboya, según el sacerdote argentino, hay libertad para hacer actividades religiosas.

De las palabras del Papa a los religiosos de Corea, ¿qué cree que es mas significativo y qué le ha llegado más a usted, personalmente?
Es un mensaje importante en el contexto de la vida religiosa en Corea. Tiene dos ideas que nos parecen importantes: el Papa y la Iglesia apoyan la presencia de la vida consagrada, la cual «enriquece la vida de la Iglesia en Corea y mas allá» y, segundo, el valor de la pobreza en la vida religiosa. En Corea, el numero de seminaristas, las parroquias bien atendidas y toda clase de obras llevadas a cabo por sacerdotes hacen pensar que no queda más que un lugar muy reducido para el apostolado de los religiosos. Estas palabras del Papa son unas palabras de ánimo y expresan claramente el apoyo de la Iglesia para la presencia de los religiosos en Corea. Un padre añadía la importancia de la presencia de institutos de países de larga tradición cristiana. Quiere decir con ello que la Iglesia de Corea es muy joven, y le falta la antigüedad que las Iglesias de Occidente sí tienen. Aquí faltan esos centros de espiritualidad seculares que abundan en Occidente.

Otro mensaje del Papa que tiene un significado especial para Corea son sus palabras sobre los consejos evangélicos, enfatizando el voto de la pobreza. Sus palabras más fuertes fueron: «La hipocresía de aquellos hombres y mujeres consagrados que profesan el voto de pobreza, y sin embargo viven como ricos, hiere las almas de los fieles y daña a la Iglesia». Creo que era necesario que el Papa hablara de este tema en Corea. Una nación que desde la pobreza ha crecido hasta lo más alto del desarrollo económico en tan pocos años, siempre estará en peligro de caer en una mentalidad materialista. Los sacerdotes, también. Acaso los mismos fieles promueven, naturalmente sin querer, esta mentalidad, porque desean lo mejor para sus sacerdotes.

Corea del Sur destaca por el gran numero de conversiones y bautismos de adultos. ¿Cuál es el secreto de esta vitalidad?
Hace algún tiempo, apareció en un periódico digital un artículo en el que se daban muchos detalles sobre el crecimiento de la Iglesia de Corea. En Corea, anualmente, se bautizan unos cien mil adultos. Si comparamos este número, en una Iglesia de cinco millones y medio de católicos, con el número de bautismos de adultos celebrados en otras Iglesias con mayor número de fieles, nos dejan muy sorprendidos.

En ese artículo, el autor da algunas razones que explicarían el porqué de este fenómeno de crecimiento típicamente coreano: El laico es el mejor evangelizador en sus familias y entre sus amigos. La mujer tiene un rol muy especial, sobre todo, en la familia. Una familia, donde la madre es católica, acaba, en general, siendo católica. Un caso bastante común es el caso de los novios, ya que si ella es católica, acaban, casi siempre, con boda católica. Además, la idea de que cada católico en un movimiento. Los coreanos participan mucho en los movimientos de la parroquia. Lo notamos también nosotros: cuando celebramos alguna fiesta, nunca falta gente que vienen a ayudarnos para preparar la comida u otras cosas.

¿Esto diferencia a Corea de otros países que desde Occidente parecen similares, como Japón?
El caso de los resultados tan diferentes entre Corea y Japón —donde hay unos 440.000 fieles entre 128 millones de habitantes— es ciertamente extraño y no es fácil dar con la explicación. Según un autor, Corea y Japón tienen una historia y una cultura diferentes. Sobre todo por el confucionismo: según la moral confuciana, cada uno debe desarrollar su propio trabajo con el máximo esfuerzo en el lugar que se le ha asignado; es un trabajador óptimo, sobrio y obediente. Para un japonés, la religión es la empresa y él está dedicado totalmente a ella. Además de esto, es posible también que tenga su influencia el hecho de que Japón haya estado aislada por mucho tiempo, que refleja la negativa actitud de los japoneses a aceptar nada que venga de fuera. Hablando con otros padres, uno mencionaba que Japón es mas politeísta que Corea y la idea de un Dios todopoderoso es mas fácilmente aceptada por los coreanos que por los japoneses. Otro mencionaba que la religión católica entro en Corea de la mano de los mismos coreanos y lo toman como algo suyo.

¿Cree que Corea puede contribuir a la evangelización de Asia?
Naturalmente. El potencial de Corea como nación y como Iglesia es muy grande, mucho más que el de cualquier nación del sureste asiático. La Iglesia de Corea tiene medios suficientes para ayudar a las demás naciones de muchas maneras. Por ejemplo, con ocasión de la visita del Papa me he encontrado con estudiantes del sur de Asia que estudian en Corea, y se están formando en instituciones de la Iglesia. Ésta es una manera muy eficaz de evangelizar, ya que están preparando los futuros líderes de las comunidades cristianas de diferentes países del Extremo Oriente. También hay seminaristas vietnamitas en seminarios coreanos.

Pero para responder a la pregunta debemos hablar también del envío de misioneros a otros países. Entre el clero diocesano, pocos tendrán la posibilidad de ir a misiones ad gentes. Sin embargo, conocemos algunos. Recuerdo que hace unos anos vinieron dos sacerdotes jóvenes, uno de Seúl y otro del sur de Corea, para aprender español ya que iban de misioneros a Sudamérica. Hay una sociedad llamada Korean Foreign Mission Society, fundada para la misión ad gentes y, últimamente, ha surgido otra sociedad llamada International Mission Society. De esta asociación conozco a dos sacerdotes que misionan en Panamá. La mayor parte de los misioneros ad gentes provienen de la diferentes órdenes o congregaciones religiosas. Me duele decir que la opinión de otros religiosos es algo negativa, en el sentido de que son pocos los que van a misiones y, en general, no por un tiempo largo.

Me gustaría decir una palabra sobre la presencia del Camino Neocatecumenal en Corea, ya que fomentan la misión ad gentes entre sus miembros. Hace un mes, más o menos, se celebró en la catedral de Seúl una Misa de envío en la que dos familias coreanas eran enviadas a la misión de Camboya. Una de las familias con cinco hijos, todos en edad de estudios y la otra familia, muy joven, con un niño de meses. Tienen también otros miembros en países de misión. Considero importante este hecho, ya que indica que los seglares también están tomando conciencia de su vocación misionera.

¿Hay ya suficientes vocaciones nativas, o sigue dependiendo de los misioneros?
Creo que en este aspecto nunca se puede decir basta. Para la misión ad intra, creo que están suficientemente preparados; para la misión ad extra, sí. Si queremos, y la Iglesia lo espera, que la Iglesia de Corea tenga un rol importante en la evangelización de Asia, necesitaría ayuda externa, sobre todo, de religiosos. Corea puede ser una buena base desde donde puedan partir los misioneros al resto de Asia. Creo que la conciencia de que la Iglesia de Corea tiene un rol muy importante en la evangelización del resto de Asia está creciendo. Creo que Corea, junto con Filipinas, podrían cumplir muy bien esta vocación misionera.

También parece que la bonanza de vocaciones va poco a poco apagándose. Uno de los padres me decía que cuando él era seminarista en Daejeon, eran 300 seminaristas (de varias diócesis), y ahora son unos 50. Según este padre, no baja sólo el número, sino la calidad. El crecimiento de la Iglesia coreana hoy no es tan grande como en los años 70-90 del siglo pasado, aunque todavía esta creciendo.

Vietnam, un país más poblado que Corea, pero con número similar de fieles, es el país del Este que más misioneros envía a otros países. Varias congregaciones se han instalado en Vietnam por razón de las vocaciones. Otras congregaciones han aceptado en sus monasterios religiosas vietnamitas por falta de vocaciones nativas. En Taiwán, muchas de las parroquias tiene de párroco a sacerdotes vietnamitas. Un dominico que vino a Corea con ocasión de la visita del Papa nos dijo que este año han hecho la profesión simple 24 novicios y han tomado el hábito 22 estudiantes. Para un país como Vietnam, son números sorprendentes.

¿A qué se debe esa ralentización en el crecimiento de la Iglesia en Corea?
Creemos que ha pasado lo mismo que en Europa. Basta encender la televisión para ver que Corea se asemeja mucho a Europa. Todavía hay mucha diferencia, creo yo, pero, poco a poco, se van asemejando más y más. Es el materialismo. Por eso, el Papa llamó la atención sobre ello.

¿Pueden la Iglesia y las comunidades religiosas hacer algo para acompañar a los católicos de Corea del Norte?
Hay que distinguir. No creo que se pueda hacer nada por los católicos de Corea del Norte en Corea del Norte. Por los refugiados que han llegado del Norte, si se está haciendo. Hay muchos grupos dedicados a ayudarles. Un dominico, el padre Domingo, está estudiando la legislación de Corea del Norte, para dedicarse totalmente a este apostolado. Hay un columbano, el padre Hammond, que va a Corea del Norte un par de veces al año. El Gobierno lo sabe, y se lo permite. Mientras esta allí, está vigilado y tiene prohibido cualquier actividad religiosa. El padre Hammond lleva ayuda para los necesitados. Como nos ha dicho el padre Domingo, buen conocedor de la situación, está prohibida toda manifestación de la propia religión, so pena de muerte. Por lo tanto, se está haciendo bastante, aunque todavía menos de lo necesario. Yo diría que hay mucha conciencia de que el Sur tiene que ayudar al Norte. Y llegado el momento, creo que se volcarían en ello.

¿Qué trabajo realizan las comunidades religiosas para promover el perdón y la reconciliación de los coreanos del Sur y del Norte?
El problema entre el Sur y el Norte es un problema del Gobierno de Sur con el del Norte. La gente no tiene que ver con este problema. Los sureños estarían dispuestos a recibirlos de corazón. Ellos se sienten hermanos. Los del Norte, al acabar la guerra, quedaron atrapados en aquel país. Es posible que, con la propaganda comunista, haya mucha gente engañada que odia al Sur. Y, en ese sentido, se necesitaría reconciliación. Pero el ambiente que respiramos en el Sur es contra el gobierno comunista del Norte, no contra la gente del Norte. Para ponerlo claro con una palabra: el problema es el gobierno del Norte.