Hermana Clara María Lemenager, religiosa en La Rambla: «No pude hacer algo más hermoso, ni más grande en mi vida» - Alfa y Omega

Hermana Clara María Lemenager, religiosa en La Rambla: «No pude hacer algo más hermoso, ni más grande en mi vida»

La comunidad de hermanas de María Stella Matutina está en la población cordobesa de La Rambla desde enero de 2014. Se trata de un convento muy internacional, en la casa hay una hermana mexicana, varias francesas, lituana, rumana, americana, suiza, holandesa… y en su mayoría muy jóvenes, en concreto la hermana Clara María Lemenager cuenta con sólo 29 años. Ella nos abre las puertas de esta comunidad contemplativa, que combina los elementos de un monasterio con el testimonio fuera del convento que estas religiosas dan sobre la vida de oración

Colaborador

Hermana cuéntenos un poco cómo surgió su vocación… Hermana Clara María.
Entré en la vida religiosa en el 2004, tenía 18 años, crecí en una familia numerosa, muy católica, tuve la experiencia de una vida familiar muy feliz, pero una certeza creció en mí: mi sed de felicidad y de un amor absoluto muy grande que solo Dios podía colmar. Cuando encontré la comunidad de las hermanas, me conmovió su alegría. Era muy simple: este era el lugar donde Dios me estaba llamando.

¿Cómo recuerda el día de su consagración?
El año pasado pronuncié mis votos perpetuos, en este momento tomé conciencia de la gracia infinita que Dios me hacía llamándome a darme totalmente a Él. No pude hacer algo más hermoso, ni más grande en mi vida.

¿Cómo se puede explicar la vida contemplativa? ¿Para qué sirve?
La vida contemplativa es una vida de gratuidad: ¡existimos nada más que para Dios! La gratuidad es difícil de comprender hoy en día, pero el que hizo una vez la experiencia del amor entiende la necesidad de gratuidad. Cuando amamos, queremos dar todo gratuitamente a aquel al que amamos. Y Dios que nos ama gratuitamente espera de nosotros una respuesta gratuita. Entonces queremos dar esta respuesta por todos los hombres, ofreciendo nuestra vida en una inutilidad aparente: no tenemos otra «función» que la de amar.

¿Qué hace un día normal una hermana de Maria Stella Matutina?
Nuestra jornada comienza en la capilla a las 5 de la mañana, con el oficio de vigilias, seguido de un tiempo de la lectura de la Palabra de Dios en la celda, enseguida una hora de oración silenciosa delante del Santísimo Sacramento y después el oficio de Laudes. Nuestras mañanas están consagradas a la palabra de Dios y al estudio —Filosofía y Teología—, y culmina en la celebración de la Eucaristía, después del oficio de Sexta y de la comida —tomada en soledad en nuestra celda, igualmente el desayuno y la cena—, nos empleamos en los diferentes trabajos de la casa, y del trabajo artesanal que en parte nos permite satisfacer nuestras necesidades. El oficio de vísperas nos reúne al final de la tarde, seguido de una hora de oración delante del Santísimo Sacramento, después de la oración el Santísimo se queda expuesto, y cada una puede terminar su día en el silencio de la oración o del estudio.

Y ¿qué le pide usted a Dios cada día?
Para ir hasta el fin de lo que Dios me pide cada día, le pido solo una cosa que ponga en mí su vida. Como dice San Pablo, que yo «no viva más, sino que Cristo viva en mí» (Gal 3, 20).

Según su parecer, ¿qué es lo más hermoso de la vida consagrada?
Es una vida totalmente consagrada: todo es importante porque todo puede ser ofrecido. Y si hay en el corazón de nuestros días estos tiempos reservados para el encuentro con Jesús en la oración, es para que poco a poco toda nuestra vida sea un encuentro con Dios. Y es fuente de una gran alegría.

Hermanas de María Stella Matutina.
Esta Asociación Pública de Fieles fue erigida en julio de 2014 en la diócesis de San Sebastián —España—. Su forma de vida es contemplativa, centrada en la oración, el trabajo manual y el estudio, pero sin clausura papal, pudiendo las Hermanas participar con otras realidades eclesiales en diversos encuentros de evangelización. Aleccionadas por el ejemplo de Santo Domingo de Guzmán, las hermanas dan una importancia fundamental a la correcta y seria formación intelectual en el campo filosófico y teológico. Para su sustento, las Hermanas trabajan en diversas labores artesanas y en el cultivo de la huerta. Actualmente unas 225 hermanas componen la Asociación con presencia en España —Bergara, Illescas, La Rambla—, Argentina, EE. UU. y México. La casa de La Rambla se fundó en 2014 y cuenta con doce hermanas.

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