La Universidad Eclesiástica San Dámaso agradece «el impulso y la cercanía» del cardenal Rouco - Alfa y Omega

La Universidad Eclesiástica San Dámaso agradece «el impulso y la cercanía» del cardenal Rouco

En vísperas de su despedida oficial como arzobispo de la diócesis, la Universidad Eclesiástica San Dámaso homenajeó a su creador y Gran Canciller, el cardenal Antonio María Rouco Varela, durante un acto académico al que asistieron numerosos profesores y alumnos del centro. Desde su creación en 1994, San Dámaso es, en palabras del propio cardenal Rouco, «una contribución imprescindible para aplicar el Concilio Vaticano II»

José Antonio Méndez
Foto: Ángel Martínez

La Universidad Eclesiástica San Dámaso ha rendido un homenaje a su Gran Canciller, el cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo emérito y administrador apostólico de Madrid, por sus 20 años de ministerio episcopal al frente de la diócesis. La Universidad, que ha sido una de las grandes aportaciones que ha legado el cardenal Rouco a la archidiócesis, ha celebrado un acto académico extraordinario, en el que ha sido presentado el libro editado en su honor, Palabra, Sacramento y Derecho.

Según informa la Oficina de Información de la archidiócesis, en la obra han contribuido con diferentes artículos los catedráticos de la UESD, así como parte del claustro docente del Instituto Superior de Ciencias Religiosas y de la Facultad de Teología de la Universidad.

Cuatro arzobispos en el homenaje

Al homenaje, también asistieron los arzobispos de Granada, monseñor Javier Martínez, Toledo, monseñor Braulio Rodríguez, Oviedo, monseñor Jesús Sanz, y Zaragoza, monseñor Manuel Ureña; así como los obispos auxiliares de Madrid, monseñor Fidel Herráez y monseñor Juan Antonio Martínez Camino. Tras la presentación editorial llevada a cabo por el sacerdote Carlos Granados, Director de la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), fue el doctor Manuel Aróztegui Esnaola, Profesor numerario de la UESD y editor de Palabra, Sacramento y Derecho, quien explicó que el contenido de la edición se han dividido en cuatro secciones, que se corresponden con las cuatro facultades de la Universidad Eclesiástica San Dámaso: Literatura Cristiana y Clásica, Derecho Canónico, Filosofía y Teología.

Cercanía, prudencia y respeto

También el Rector de la UESD, el sacerdote don Javier Prades, afirmó durante el acto que «la comunidad académica de San Dámaso quiere expresar su reconocimiento por el impulso de gobierno pastoral que ha permitido llegar a este resultado tan prometedor para el futuro, así como de gratitud por la cercanía, la prudencia y el respeto [del cardenal Rouco] a los profesores, a los alumnos y al personal de administración y servicios». Asimismo, destacó que «los miembros de la UESD somos conscientes del don recibido a través de la misión que se nos ha confiado a cada uno, y de la responsabilidad que exige en nuestra actividad diaria, ya sea la investigación, la docencia y el aprendizaje, o los distintos servicios que presta nuestro personal».

Íntimamente ligado a su historia personal

El propio cardenal Rouco, Gran Canciller de la Universidad, quiso hacer memoria personal de lo que sido la historia de San Dámaso, desde su elección como arzobispo de Madrid en octubre de 1994, hace ahora 20 años. Sus palabras giraron en torno a la historia de un proyecto universitario «al servicio de la comunión de la Iglesia y de la Evangelización». El punto de partida de semejante obra se encaja «en el trasfondo que vale para San Dámaso y para el ejercicio del ministerio episcopal de un obispo que fue ordenado el 31 de octubre de 1976, 11 años escasos después que se cerrase el Concilio Vaticano II, y que había sido anteriormente universitario: profesor en Salamanca, vicerrector de la Pontificia, en Munich, mi experiencia parroquial… El sitio en la vida de esos años, que condiciona mi vida, tiene que ver con los imperativos pastorales de la Iglesia para el final del milenio».

«Estudio al servicio de la fe y de la comunión»

Asimismo, el cardenal recordó que «para que el centro de estudios de la diócesis de Madrid, ya con cierto carácter universitario, pudiera responder a lo que el Señor le pedía, y nos pedía, en ese momento de la historia de la Iglesia y de la diócesis, había que llevar a San Dámaso por el camino de la Universidad, de una manera clara. Y con una idea de Universidad inspirada, en su nacimiento y en su desarrollo, como un lugar de estudio, de docencia, de investigación, al servicio de la fe. Pero no un servicio de la fe vivido bajo el imperativo de una concepción de la libertad de cátedra sin límite alguno, sin consideración de lo que significa la fe. Era esencial que ese lugar de estudio, docencia e investigación al servicio de la fe fuese vivido en la comunión de la Iglesia, para que fuese fecundo evangelizadoramente, y no lugar de crisis de fe. Y ahí nace la Universidad».

El cardenal y arzobispo emérito destacó la importancia de que se haya formado en San Dámaso un ambiente intelectual, espiritual y cultural «que favoreciese el a la fe, de toda la diócesis, en comunión con las demás Iglesias diocesanas y particulares de España, y en comunión con la Iglesia universal, donde el a Cristo, con respecto a la salvación del hombre, fuese neto; que se creyese de verdad que Cristo es el que salva y que no hay otro camino de salvación, no hay otra alternativa, ni en la historia ni después de la historia».

Contribuir al Concilio Vaticano II

Siempre desde su experiencia personal, «para comprender la historia de San Dámaso» reconoció que «había que continuar contribuyendo a la positiva y fecunda aplicación del Concilio Vaticano II. San Dámaso nace como Facultad, y como Universidad, en la última década del siglo XX y en la primera del siglo XXI. Pensar que podemos dispensarnos de tener como gran preocupación pastoral la aplicación del Vaticano II es una ingenuidad de primer orden, y que no va a ser superada por el presente y el futuro de la Iglesia: vamos a seguir necesitando de la aplicación del Vaticano II». Por último, como ha recogido la Oficina de comunicación diocesana, el cardenal Rouco concluyó afirmando que «antes se hablaba de asignaturas auxiliares, de ciencias consecuenciales. La ciencia teológica tiene un corazón, pero tiene unos presupuestos imprescindibles, que tienen que ver con la ciencia, con el mundo de la escritura, y con la historia de la Iglesia en todo su desarrollo, en general, y en particular con la historia del pensamiento, y con ese despliegue en Facultades especiales, como se ha venido produciendo a lo largo del último siglo. En Madrid tenemos la Facultad de Literatura, la de Filosofía y la de Derecho Canónico. Son las claves para entender la aportación personal del que habla, al nacimiento de la Universidad Eclesiástica San Dámaso».