Los santos desconocidos para el Papa: los refugiados, descartados y perseguidos - Alfa y Omega

Los santos desconocidos para el Papa: los refugiados, descartados y perseguidos

El Santo Padre celebró en el cementerio romano de Il Verano la Misa en la festividad de Todos los Santos. Durante la homilía, hizo alusión a la devastación que el hombre provoca en la tierra y al sistema de vida que descarta a las personas que no sirven. También se paró a pensar en los refugiados, ahora que llega el frío, que malviven en desiertos sin medicinas ni alimentos. Y, finalmente, recordó a los perseguidos a causa de la fe, los «santos desconocidos»

Cristina Sánchez Aguilar

El Pontífice, en alusión a la lectura del Apocalipsis, recordó que «los hombres estamos devastando lo creado. Devastamos la vida, las culturas, los valores y la esperanza». Por eso, necesitamos «la fuerza del Señor, para que nos selle con su amor y con su fuerza para detener esta loca carrera de destrucción».

Hablando de devastación, el Papa recordó en sus palabras lo que había sentido momentos antes, viendo en la sacristía las fotos del bombardeo de Roma en la II Guerra Mundial, concretamente en el barrio donde está el cementerio. «He pensado: esto que fue tan grave y doloroso… no es nada en comparación con lo que sucede hoy. El hombre se cree Dios», señaló. Y se refirió, como en otras ocasiones, a la destrucción que provoca la industria, «en un sistema de vida en el que cuando las cosas no se logran arreglar, se descartan. Se descarta a los niños, se descarta a los ancianos, se descarta a los jóvenes sin trabajo. Se descartan los pueblos».

El Papa Francisco comentó otra imagen que llegaba a su mente tras las lecturas del día, «esta multitud inmensa que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos e idiomas». Y aterrizó el pensamiento en «el comienzo del frío. Ahora los pobres tienen que huir de sus casas para salvar la vida. Llegan al desierto y viven en carpas. Sienten el frío, y no tienen medicinas ni alimentos. Esto sucede, advierte, «porque el dios hombre se ha apropiado de lo creado, de todo lo bonito que hizo Dios para nosotros». Y «¿quién paga la fiesta?», se pregunta. Pues «los pequeños y los pobres». En el día de Todos los Santos, el Pontífice recordó a los perseguidos por la fe: «Querría que todos pensáramos en ellos, en los santos desconocidos, pecadores como nosotros, pero destruidos».

Finalmente, después de describir la devastación y las víctimas, llegó a la tercera imagen, Dios. «La bendición del Señor es la esperanza, la esperanza de que tenga piedad de su pueblo, de éstos que están en la gran tribulación, y también que tenga piedad de los destructores para que se conviertan».