23 independientes intentarán devolver la esperanza al Líbano - Alfa y Omega

23 independientes intentarán devolver la esperanza al Líbano

La coalición de chiitas (incluido Hizbulá) y cristianos ha perdido la mayoría. «La gente quiere algo nuevo», afirma una profesora universitaria. Confía en que el cambio empiece a erosionar el statu quo

María Martínez López
El independiente Ibrahim Mneimneh (sexto en la fila trasera) celebra en Beirut haber logrado un escaño
El independiente Ibrahim Mneimneh (sexto en la fila trasera) celebra en Beirut haber logrado un escaño. Foto: EFE / EPA / Wael Hamzeh.

«No es que la salvación ya haya ocurrido, pero al menos es un comienzo». Los resultados de las elecciones del 15 de mayo en el Líbano son un signo de esperanza para Wadiaa Khoury, experta en políticas educativas, innovación y gestión de la diversidad y profesora en tres universidades. La coalición en el poder, liderada por la milicia chiita Hizbulá, el también chiita AMAL y el cristiano Movimiento Patriótico Libre, perdió la mayoría al pasar de 71 a 60 escaños. Un castigo a la gestión de la grave crisis que golpea al país desde 2019, que ha sumido en la pobreza al 80 % de los habitantes.

El problema venía de lejos. El obispo Samir Mazloum, cofundador de Cáritas Líbano, vicario patriarcal emérito y actual presidente del Centro Maronita de Documentación e Investigación, explica que «la clase política que gobierna desde 1990 ha seguido una política monetaria de endeudamiento y derroche, sumada a una corrupción generalizada y depravación a todos los niveles». Además, Khoury ve indicios de que el cambio es más amplio. «La gente en general ya no confía en los partidos, quieren algo nuevo».

Se refiere a la irrupción en la Cámara de diez independientes y 13 candidatos del movimiento Sociedad Civil, que en 2018 solo obtuvo uno. «La mayoría perteneció antes a otros partidos», aclara Khoury, pero dieron el paso de proponer algo nuevo tras constatar «la gran frustración de la gente en la revolución de 2019». Aunque el país ha visto a otros innovadores en el pasado, este «es un fenómeno nuevo» por su magnitud. «Nuestra esperanza es que solo por esta vez tengan un éxito amplio».

El nuevo Parlamento tendrá que afrontar cuestiones clave para el país, como la enquistada crisis económica, agravada ahora por la guerra de Ucrania. O las implicaciones de la investigación de la explosión de agosto de 2020 en el puerto de Beirut, que puede salpicar a algunos dirigentes políticos. Más a largo plazo, está en juego un debate crítico sobre el papel del Líbano en la región. El obispo Mazloum ve en los resultados electorales un indicio de que «ha ganado adeptos el proyecto del patriarca» maronita Bechara Boutros Raï «en torno a la neutralidad» frente al poder de Hizbulá. El año pasado, Raï pidió incluso que la ONU auspiciara una conferencia internacional sobre la cuestión. La idea parece tener buena acogida, «pero no significa que vaya a ser mañana».

En cualquier caso, antes de que nada de esto ocurra el nuevo Parlamento tendrá que pasar por la prueba de fuego de la elección de su propio presidente. Para Khoury, queda claro que «la gente no quiere que sea» el líder de AMAL, Nabih Berri, que ocupa este puesto desde 1992, por lo que puede producirse «un gran choque». Después vendría la formación del Gobierno, otro potencial escollo si se tiene en cuenta que el saliente tardó 13 meses en constituirse, el pasado septiembre.

Queda por ver qué papel jugarán los recién llegados en el complejo tablero de alianzas, intereses y cuotas religiosas que constituyen el panorama político libanés. «La mayoría de ellos son elementos válidos y capaces, pero aún no forman un bloque unido con objetivos comunes claros», apunta el obispo. «Esperamos que sean capaces» de hacerlo. Khoury va más allá. Considera que «el principal problema del Líbano es moral», por lo que es necesaria «una coalición de personas virtuosas», o incluso «santas», que avancen «de forma heroica en la buena dirección». Si logran generar «algunas grietas en la cadena del statu quo y que algunas cosas salgan bien, en las próximas elecciones habrá más voces libres que empujen hacia delante».

«Todos esperaban» al Papa

Mientras tanto, el país sigue esperando al Papa Francisco. El 9 de mayo el Vaticano informó de que quedaba pospuesta una visita prevista para mediados de junio. En realidad, nunca la habían confirmado, y se llegó a sospechar que el anuncio por parte del presidente, Michel Aoun, podía tener una motivación electoral. La razón aducida para el retraso son los problemas de rodilla del Santo Padre, quien sin embargo mantiene su visita a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur del 2 al 7 de julio. Y, después, anunció un nuevo viaje a Canadá, del 24 al 30 del mismo mes.

En el Líbano, el retraso se recibió con «cierta desilusión y mucha preocupación», reconoce Mazloum. «Todos los libaneses lo esperaban con gran esperanza y alegría», conscientes de que «no viene solo para la Iglesia y los cristianos, sino para todo el pueblo». Dado el retraso, es de esperar al menos que, cuando finalmente Francisco aterrice en Beirut, el traspaso de poder se haya consolidado y encuentre un terreno preparado para escuchar nuevos mensajes. «Todos esperan que intensifique sus esfuerzos para ayudar a este país a encontrar soluciones adecuadas».

Exposición en Madrid

El pasado, el presente y un futuro incierto que se confunden y dejan la sensación de volver siempre al punto de partida son los ingredientes de Luces o sombras de lo que fue y sigue siendo. Casa Árabe acoge desde el 1 de junio esta exposición fotográfica, ganadora de la segunda edición de la convocatoria NUR, realizada conjuntamente con PhotoESPAÑA. La muestra abarca las obras de doce fotógrafos del colectivo de artistas Collective 1.200, surgido de manera casi espontánea desde finales de 2019 en el Líbano para ofrecerse apoyo en medio de la crisis.