De familia campesina acomodada, pudo cursar estudios y se doctoró en Teología en la Universidad de Cracovia, hoy conocida como Universidad Jagelloniana. Allí empezó a dar clases hasta que su obispo le mandó como párroco del municipio de Olkusz, Sin embargo, no tardó en volver a las aulas cracovianas, convirtiéndose en un afamado docente de Sagrada Escritura. Prototipo de sabio medieval, su vasta cultura se extendía también al campo científico, más precisamente al de la Física: colaboró con Jean Buridan en la elaboración de la teoría del impetus, antesala de los trabajos de Galileo Galilei e Issac Newton.
El principal legado espiritual de San Juan de Kety es su capacidad para combinar su saber con la humildad y con la caridad Respecto de la primera, cabe recordar el consejo que daba a sus alumnos: «Cuídense de ofender, que después es difícil hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado». Asimismo, se inspiraba en San Agustín: «Combatimos el pecado pero amamos al pecador. Atacamos el error, pero no queremos violencia contra nadie, la violencia siempre hace daño, en cambio la paciencia y la bondad abren las puertas de los corazones».
Su caridad era legendaria: todas sus biografías reseñan la escena en la que, a punto de empezar a comer en el refectorio del Colegio Mayor en el que residía, se levantó y entregó toda la comida al pobre que mendigaba en la puerta. Al volver a su sitio, se encontró su comida íntegra: había obrado el milagro.
Beatificado por Inocencio XII en 1680, fue beatificado en 1767 por Clemente XII.