¿Cree que va a acabarse el mundo? Done sus bienes a la Iglesia - Alfa y Omega

¿Cree que va a acabarse el mundo? Done sus bienes a la Iglesia

«Si creemos que el mundo se acaba el 21 de diciembre, nosotros como Iglesia no tenemos ningún problema en que la gente nos teste, nos deje testamento de sus propiedades. Yo les aseguro que después del 21 de diciembre rezaremos eternamente por ellos». Éste es el mensaje que ha trasladado el obispo de Punta Arena (Chile) a los llamados preparacionistas, alarmados por una supuesta profecía maya

José Calderero de Aldecoa

Según algunas interpretaciones ampliamente difundidas del calendario maya, denominado como la cuenta larga o serie inicial, el mundo se acabará el 21 de diciembre de 2012. Es tal el revuelo que ha ocasionado en algunos lugares de América el fin de era de los maya, que incluso muchos han empezado a aprovisionan de víveres y de todo aquello que les pueda ser útil ante un colapso de la tierra.

Incluso hay quien conjetura sobre cómo será ese fin. La red Piedmont Virginia Preppers, en Estados Unidos, explica desde su página web el grado de catástrofes en las que puede entrar el mundo, que van desde la WWL, lo que equivaldría a un mundo sin leyes tras un desastre social y económico, hasta el TEOTWAWKI, es decir, el fin del mundo tal como lo conocemos, el Apocalipsis.

En medio de esta insólita preocupación por el fin del mundo, el obispo de Punta Arena, en Chile, sorprendió a todos con una original petición. Monseñor Bernardo Bastres pide a los preparacionistas, es decir, a todos aquellos que se preparan para el fin del mundo, que hagan testamento de sus bienes a favor de la Iglesia. El prelado dijo: «Si creemos que el mundo se acaba el 21 de diciembre, nosotros como Iglesia no tenemos ningún problema en que la gente nos teste, nos deje testamento de sus propiedades. Yo les aseguro que después del 21 de diciembre rezaremos eternamente por ellos». Además, monseñor Bastres aseguró que «nosotros seguiremos vivos y tal vez si ellos partes a otro lado, podrían hacer un bien enorme regalándonos sus propiedades a la Iglesia».

Más allá del tono simpático de su propuesta, el obispo de Punta Arena finaliza su llamamiento con una apelación a la calma y a la razón: «Esto no tiene seriedad alguna. Yo no tengo ningún problema. Tengo planificado hasta el próximo año, y si nos morimos, ¿qué le vamos a hacer?».