«¡Cuántas veces sentimos que ya no podemos más! Pero Jesús está a nuestro lado» - Alfa y Omega

«¡Cuántas veces sentimos que ya no podemos más! Pero Jesús está a nuestro lado»

Durante la Eucaristía que ha celebrado en Turín, el Santo Padre ha recordado las tres claves del amor de Dios: un amor fiel, que renueva todas las cosas y que es estable y seguro

RV

Con su multitudinaria bienvenida, llena de alegría y fervor, al Papa Francisco, la ciudad de Turín se volvió una inmensa basílica a cielo abierto. Después de su encuentro con el mundo del trabajo y de orar en la Catedral ante la Sábana Santa, deteniéndose luego ante el altar del Beato Pier Giorgio Frassati, el Obispo de Roma se ha trasladado a la Plaza Vittorio, una de las más grandes de Europa, que estaba abarrotada de fieles para la Santa Misa.

En su homilía, Francisco ha destacado las tres características del amor de Dios: es «un amor fiel», un amor «que recrea todo», un amor «estable y seguro».

«El amor fiel, que no defrauda, que nunca falla. Jesús encarna este amor, es su Testigo. Nunca se cansa de amarnos, soportarnos, perdonarnos. Nos acompaña en el camino de la vida. Por amor se hizo hombre, murió y resucitó. Por amor está siempre a nuestro lado, en los momentos lindos y en los difíciles. Jesús nos ama siempre, permanece fiel, aun cuando nos hemos equivocado, y nos espera: Él es el rostro del Padre misericordioso», ha explicado el Papa.

La otra de las características del amor de Dios supone que «el amor de Dios recrea todo, hace nuevas todas las cosas. Reconocer los propios límites y debilidades nos abre al perdón de Jesús, a su amor que puede renovarnos en lo profundo, que puede recrearnos. Lejos de rencores y enemistades, para vestir la túnica limpia de la mansedumbre, de la benevolencia, del servicio a los demás, de la paz del corazón».

Finalmente, el Pontífice ha destacado que «el amor de Dios es estable y seguro, como los peñascos rocosos que separan de la violencia de las olas. ¡Cuántas veces sentimos que ya no podemos más! Pero Jesús está a nuestro lado, con la mano tendida y el corazón abierto».

Con sus palabras de aliento, «practicando la misericordia, compartiendo las dificultades de tanta gente, de las familias, en especial de las más frágiles y marcadas por la crisis económica», el Papa Francisco ha señalado que «las familias tienen necesidad de sentir la caricia maternal de la Iglesia para ir adelante en la vida conyugal, en la educación de los hijos, en el cuidado de los ancianos y también en la transmisión de la fe a las jóvenes generaciones».

Por último, aludiendo a la advocación de la Virgen Consolata, el Papa ha invitado a encomendarle a ella «el camino eclesial y civil de esta tierra», para que «Ella nos ayude a seguir al Señor, para ser fieles, para dejarnos renovar y permanecer sólidos en su amor».