Dallas Buyers Club. Cómo buscar dignidad en un infierno - Alfa y Omega

Dallas Buyers Club. Cómo buscar dignidad en un infierno

Si algo ha sorprendido en la reciente entrega de los Oscars de Hollywood, es que los dos premios de interpretación masculina (Matthew McConaughey y Jared Leto) hayan ido a parar a la misma película, Dallas Bayers Club, que estaba también nominada a Mejor película y Mejor Guión Original. Una película sórdida y dura que recrea un episodio real, seguramente más duro y sórdido que su versión cinematográfica

Juan Orellana
Un instante de Dallas Buyers Club, con Matthew MacConaughey

Estamos en 1986. El boom del sida ha estremecido al mundo entero, y no sólo a los grupos de homosexuales, sino a todos aquellos que llevaban una vida sexual promiscua e irresponsable. La industria farmacéutica se ve ante el reto de descubrir tratamientos adecuados, e inevitablemente se pone en marcha una maquinaria atravesada de fuertes intereses económicos. Ron Woodroof (Matthew McConaughey) era un electricista tejano, homófobo, amante de los rodeos, y un empedernido mujeriego y consumidor de drogas. Cuando le diagnostican el VIH, y le dan un mes de vida, adquiere por primera vez conciencia de la responsabilidad ante su propia vida. Le empiezan a suministrar el medicamento oficialmente protocolario en Estados Uindos para el tratamiento del sida, el AZT, pero ante la ausencia de resultados satisfactorios, y tras contactar con diversas personas, Ron comienza a investigar por su cuenta -recordemos El aceite de la vida (Lorenzo’s oil)-. Marcha a México, donde un médico clandestino le proporciona unos medicamentos que parecen hacerle mejorar. De vuelta a Estados Uunidos, solicita esos fármacos en su hospital, donde le comunican que estos no están autorizados por la Agencia oficial FDA. En ese momento, Ron comprende que la compañía farmacéutica fabricante del AZT es la que marca las directrices de la Agencia FDA, y decide importar ilegalmente esas sustancias, no sólo para él, sino para todos los enfermos de sida de su localidad. Crea entonces el Dallas Buyers Club, una tapadera que le permite distribuir los fármacos en el límite de la legalidad. Para ello, Rayon, un gay -encarnado por Jared Leto-, se va a asociar con él para abrir su mercado al mundo de los homosexuales.

Fotograma de Dallas Buyers Club

Un film sobre el valor de la vida

El film, sin embargo, no es sobre la homosexualidad. Por un lado, cuenta, al estilo de Erin Brockovich, la lucha de un hombre contra el sistema; por otro lado, es una denuncia de ciertas prácticas hegemónicas de las compañías farmacéuticas; pero fundamentalmente es la historia de un hombre que descubre el valor de la vida cuando está a punto de perderla, un descubrimiento que incluso despierta su religiosidad. Es hermoso el momento en que, juntando las manos ante las velas de un night club, se dirige a Dios y le dice: «Si estás ahí, dame otra oportunidad, dame un respiro, no estoy preparado, dame al menos una señal». Otro momento significativo es cuando, al tomar conciencia de su vida y de su muerte, detiene el automóvil y lanza un grito sordo como el que lanzara Michael Corleone al final del Padrino III.

Se echa en falta un juicio más claro sobre la vida deshumanizada de los personajes, pero es tan sórdido el mundo que nos muestra, de una fragilidad enorme, sometido a la esclavitud de las drogas y del sexo, que las imágenes por sí solas emiten un juicio implacable. Por otro lado, la homofobia de Ron no deja paso en él a una celebración de la homosexualidad, sino al descubrimiento del ser humano que hay en cada homosexual, un ser humano que despierta en él la compasión.

El director canadiense Jean-Marc Vallée ya había tratado personajes históricos, como hizo en su brillante La reina Victoria (2009), y se había acercado al mundo de la homosexualidad con una amable, pero muy complaciente película, C.R.A.Z.Y. (2005). Por último, también se adentró en el mundo de las vidas rotas con la compleja Café de Flore (2011). Para Dallas Buyers Club, ha contado con el guión del debutante Craig Borten y de Melisa Wallack (Mi vida es una ruina, Blancanieves). Sin duda, este film tendría mucha menos hondura dramática sin la excelente interpretación de Matthew McConaughey. Dicho todo esto, hay que advertir claramente que no hablamos de una película para todos los estómagos, es una película para adultos acostumbrados a un cine hiperrealista en la que no se le van a ahorrar imágenes fuertes y explícitas.

Dallas Buyers Club
Director:

Jean-Marc Vallée

País:

Estados Unidos

Año:

2013

Género:

Drama

Público:

+12 años