«Custodiar toda la creación es responsabilidad de todos» - Alfa y Omega

«Custodiar toda la creación es responsabilidad de todos»

El Papa publica hoy Laudato si, encíclica dedicada al cuidado de la casa común. Exponentes de multinacionales petroleras han criticado duramente al Pontífice incluso antes de conocer el documento. La defensa del medio ambiente es uno de los grandes temas del pontificado. «La vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos», decía Francisco ya en su primera homilía, el 19 de marzo de 2013

Jesús Colina. Roma
Una niña de tres años juega en un vertedero de Kibera, un barrio de Nairobi, en Kenia

Ha llegado el día. Este jueves el Papa publicará la encíclica más esperada desde la aparición de la Humanae vitae de Pablo VI sobre la regulación de la natalidad, en 1968. La expectativa está suscitada por el autor y por el tema. El tema es la ecología; el título, Laudato si (Alabado seas), inicio del famoso Cántico de las Criaturas de san Francisco de Asís, considerado uno de los grandes textos ecológicos de la historia, escrito antes de la muerte del santo, en 1226. El subtítulo de la encíclica marca el objetivo del documento: sobre el cuidado de la casa común.

El hecho de que el autor sea pastor espiritual de más de mil doscientos millones de bautizados, y que se haya convertido en uno de los referentes morales del planeta, también explica tanta expectativa: tanto los activistas verdes como las multinacionales de explotación de recursos naturales esperan con el corazón en vilo lo que dirá este Papa, pues son perfectamente conscientes de su influencia.

El mismo Papa confió a los periodistas, el 15 de enero pasado, que con esta encíclica busca ofrecer «una contribución» a la reflexión que tendrá lugar durante la XXI Conferencia Internacional sobre cambio climático, que se celebrará en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre de 2015. La conferencia busca alcanzar un acuerdo mundial para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Continuará los debates de la anterior conferencia de estas características, celebrada en diciembre pasado en Lima.

Francisco confesó en el encuentro con la prensa que, en la Conferencia de Perú, le «defraudó la falta de coraje». Los representantes de los países «se quedaron a medias» a la hora de adoptar medidas que acaben con la degradación del planeta.

El Papa Francisco, junto al Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki Moon, en una audiencia en el Vaticano en 2014

El debate

Toda esta expectativa ha dado lugar a un debate sobre la encíclica del Papa incluso antes de que se haya publicado y leído. Las críticas anticipadas proceden, sobre todo, de los Estados Unidos. Representantes del Heartland Institute, con sede en Chicago y financiado por industrias energéticas, han visitado el Vaticano para asegurar a los colaboradores del Papa que la crisis del cambio climático no existe. Su Presidente, Joseph Bast, ha declarado que «las personas humanas no están causando una crisis climática sobre el planeta verde, sólo están realizando su deber bíblico de proteger la tierra y utilizarla para el bien de la humanidad. Aunque el Papa tiene buenas intenciones, al apoyar posiciones no científicas de la ONU sobre los cambios climáticos, está haciendo un mal servicio a su grey».

Incluso católicos conservadores se han atrevido a criticar al Papa sin haber leído la encíclica. El candidato republicano a la Presidencia de los Estados Unidos, Rick Santorum, ha afirmado: «La Iglesia se ha equivocado varias veces con la ciencia, así que lo mejor que puede hacer es dejar su trabajo a los científicos y centrarse en la teología y en la moralidad».

James Inhofe, al frente del Comité de Medio Ambiente del Senado estadounidense, uno de los más conocidos escépticos sobre el origen y efecto del cambio climático, niega incluso la legitimidad de Francisco para hablar de ecología: «Que el Papa haga su trabajo y nosotros haremos el nuestro».

En el lado opuesto, la costarricense Christiana Figueres, máxima responsable del clima de la ONU, ha ensalzado «el compromiso personal del Papa en defensa del medio ambiente» y asegura que la encíclica «va a tener un gran impacto» en la recta final de las negociaciones para la cumbre del clima de París.

Quien sí ha leído la encíclica es el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y coordinador de la comisión de cardenales encargada de la reforma de la Curia Romana, quien asegura que se trata de «una delicia de texto» que va a poner «el dedo sobre la llaga» con respecto a algunas cuestiones. El purpurado hondureño explica que la encíclica habla claramente de la responsabilidad que tienen las grandes corporaciones en el castigo que se le está infringiendo al planeta. «Será una gran sacudida que nos hará reflexionar a todos», manifestó.

Este domingo, al concluir el encuentro dominical con los fieles con motivo del ángelus, el Papa aseguró que la publicación de la encíclica busca llamar la atención «sobre las situaciones de degradación ambiental, así como sobre la recuperación en los propios territorios». Y anticipó que la encíclica no está destinada sólo a los creyentes, sino «a todos». Además, Francisco deseó que este mensaje sirva para «hacer crecer la responsabilidad ante la casa común que Dios nos ha confiado a todos».

Un grupo de trabajadores fumiga una plantación de lechugas en Chicua de Cartago, Costa Rica

La visión de Francisco sobre ecología

Nos encontramos ante la segunda encíclica escrita por el Papa Francisco. La primera, Lumen fidei (La luz de la fe), la escribió a cuatro manos junto a su predecesor Benedicto XVI. El tema de la defensa del ambiente, en términos teológicos, la creación, forma parte del mensaje neurálgico del pontificado del Papa Francisco. Ya en la homilía de la Misa con la que comenzó su ministerio como obispo de Roma, el 19 de marzo de 2013, dedicó a la ecología algunos de los pasajes más significativos.

«La vocación de custodiar no sólo nos atañe a nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es simplemente humana, corresponde a todos –explicaba en su primera homilía este Pontífice–. Es custodiar toda la creación, la belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos muestra san Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios y por el entorno en el que vivimos». «Es custodiar a la gente, el preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón», afirmó Francisco en su primera Misa, presentando ya entonces una de las grandes contribuciones que ofrecerá con esta encíclica, la visión de una ecología humana. «Cuando el hombre falla en esta responsabilidad, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido», advertía.

Si usted quiere ser de los primeros en leer la encíclica, puede hacerlo online a partir de este mediodía en Carta encíclica Laudato si. Sobre el cuidado de la casa común.

Un documento magisterial que irá «a lo esencial

En realidad, quienes critican al Papa por adoptar teorías científicas no comprobadas no saben que el mismo Francisco, que por cierto antes de entrar al seminario se diplomó como técnico químico, se ha vacunado él mismo ante este peligro. El 18 de agosto de 2014 en una rueda de prensa reconoció que la redacción de esta encíclica «no es fácil, porque de la protección de la creación, de la ecología, también de la ecología humana, se puede hablar con relativa seguridad hasta un cierto punto. Después vienen las hipótesis científicas, algunas bastante seguras, otras no tanto. Y una encíclica así debe ser magisterial, debe ir únicamente sobre seguro, basándose en las cosas que son seguras. Porque si el Papa dice que el centro del universo es la Tierra y no el sol, se equivoca, porque está diciendo algo que debería ser científico, y eso no cabe».

El Papa explicaba que en la encíclica ha buscado «ir a lo esencial y a lo que se puede afirmar con seguridad. En nota a pie de página, se puede decir: Sobre esto hay una hipótesis, ésta, ésta… Decirlo como información, no en el cuerpo de la encíclica, que es doctrinal y debe ser segura».

En este sentido, lo más complicado para el Papa constituye la cuestión del cambio climático, argumento central de las conferencias de las Naciones Unidas, tanto de la pasada, en Perú, como de la futura, en París.

Francisco envió un mensaje a la conferencia del año pasado en Lima en la que reconoce como un hecho «las consecuencias de los cambios ambientales» que «nos recuerdan la gravedad de la incuria y de la inacción. El tiempo para encontrar soluciones globales se está agotando», advertía. «Solamente podremos hallar soluciones adecuadas si actuamos juntos y concordes. Existe, por tanto, un claro, definitivo e impostergable imperativo ético de actuar», pedía a los participantes en la conferencia de la ONU.

En ese mensaje, el Papa daba pistas de algunas de las exhortaciones que probablemente aparecerán en la nueva encíclica. «La lucha eficaz contra el calentamiento global será posible únicamente con una responsable respuesta colectiva, que supere intereses y comportamientos particulares y se desarrolle libre de presiones políticas y económicas –escribía Francisco–. Una respuesta colectiva que sea también capaz de superar actitudes de desconfianza y promover una cultura de la solidaridad, del encuentro y el diálogo; capaz de mostrar la responsabilidad de proteger el planeta y la familia humana».

Pocas semanas después, el 15 de enero pasado, en una rueda de prensa con los periodistas en el vuelo que le llevaba a Manila, el obispo de Roma tocó el gran tema de debate en la próxima conferencia mundial: el cambio climático, ¿es provocado «principalmente» por el hombre y su actuar? «Yo no sé si totalmente –respondió el Sumo Pontífice–, pero principalmente, en gran medida, es el hombre el que maltrata la naturaleza continuamente. Nos hemos adueñado un poco de la naturaleza, de la hermana tierra, de la madre tierra. Recuerdo –ustedes me han oído contar esto– que un viejo campesino me dijo una vez: Dios perdona siempre, nosotros –los hombres– perdonamos algunas veces, la naturaleza no perdona nunca. Si la maltratas, ella te maltrata. Creo que hemos explotado demasiado la naturaleza; las deforestaciones, por ejemplo».

El Papa reconoció en esa rueda de prensa que para preparar esta encíclica ha leído muchos de los textos del Patriarca ortodoxo de Constantinopla, Bartolomé I. Por este motivo, el Santo Padre ha querido que en la presentación de la encíclica, en la mañana de hoy, intervenga uno de los colaboradores cercanos del Patriarca Bartolomé, el Metropolitano de Pérgamo John Zizioulas, en representación del Patriarcado Ecuménico y de la Iglesia Ortodoxa. De este modo, el compromiso con la creación en la segunda década del siglo XXI se ha convertido en un motivo de avance en el diálogo entre cristianos de diferentes confesiones.

Además del cardenal ghanés Peter Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, quien ha colaborado con el Papa en la redacción de la encíclica, tomará también la palabra en la presentación de la encíclica en el Vaticano el profesor John Schellnhuber, fundador y director del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático. Él sí podrá responder a las preguntas que hagan los periodistas sobre cuestiones de carácter científico en torno al cambio climático.