Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Romance para el V Centenario Teresiano

¡Salve, gloriosa Teresa!
porque toda tu alegría
fue regalar a la Iglesia
la dicha que conocías.Eran tiempos recios, fuertes,
hermana nuestra querida,
que estuviste hasta la muerte
siempre entregando la vida.

Sin tibieza ni apatía,
como tú con tu Jesús,
que viviste en cercanía,
llevando con fe la Cruz.

Porque buscaste en el pozo,
como la samaritana,
para encontrarte con gozo
Quien agua viva te daba.

Queremos andar contigo,
en la tan querida Europa,
y en un hogar tan antiguo
como nuestra amada España.

Que en este solar humano,
en la inmensidad del cosmos,
no olvidemos los cristianos
lo que por la gracia ansiamos.

Como tú, Teresa santa,
radiante de luz eterna,
maestra de inquietas almas,
y, sin embargo, serena.

Como tú, Teresa santa,
por muchas que sean las penas,
los dolores y las cuitas.
¡Oh maestra de almas buenas!

Juan de la Cruz
Madrid

Muchas gracias a Alfa y Omega

Quiero agradecer el artículo Ayuda para «volver a ser yo», realizado por María Martínez el pasado 7 de mayo, en el número 928 de Alfa y Omega. Quiero felicitarles y agradecer todo su esfuerzo y trabajo para plasmar la realidad de las personas que atendemos. No sólo yo, también las Hermanas y, lo que es más importante, nuestros pacientes y usuarios se lo agradecen. Recoger la salud mental como hace este reportaje es una acción que hace más felices en el sufrimiento a estas personas y a sus familias. Hace falta mucho más, y nosotros en ello estamos, pero éste es el camino.

Alberto Martín de la Mata
Director Gerente de la clínica San Miguel
Hermanas Hospitalarias de San Juan de Dios. Madrid

La X no es sólo cuestión de dinero

Cada vez que una diócesis en España presenta el informe económico lo hace con una transparencia modélica. Pero su contenido nos invita a pensar que el sostenimiento económico de la Iglesia depende de los católicos. La Iglesia, para poder realizar su misión, implícitamente necesita recursos humanos y económicos que permitan el desarrollo de sus acciones pastorales. No es una empresa con ánimo de lucro, pero es evidente que, sin unos medios adecuados, no es posible llevar a cabo las misiones encomendadas. Sin lugar a dudas, lo ideal sería llegar a que los creyentes asumiesen que en sus manos está el sostenimiento de la Iglesia, pero la realidad es más bien distinta, pues todavía existen muchos desconocimientos. La ayuda estatal da ayuda parcial y muy necesaria, pero el sostenimiento económico depende fundamentalmente de los católicos. Por esa razón, detrás de cada X hay una historia. ¿Los creyentes somos conscientes de que la participación en nuestra Iglesia ha de ser tarea de todos? En todo momento y situación, ¿sabemos los católicos valorar su pertenencia a la Iglesia?

Alberto Álvarez Pérez
Sevilla

Confío en tu Corazón

Dios mío, a tu Corazón confío el día que empieza. Lo pongo en tus manos. Confío en Ti, hágase tu voluntad y no me sueltes de tu mano. Sabes que sólo te tengo a Ti. Confío en Ti, me entrego a Ti; auméntame la fe. ¿Qué haría yo sin ella? Es el don más grande que puede tener el ser humano, el creer que Jesús tanto nos quiere que dio su vida por nosotros, y aunque alguna vez te hayas apartado de Él, siempre te está esperando con los brazos abiertos. Un Dios que te quiere y te espera. Es demasiado para yo comprenderlo, pero tengo la dicha de creerlo y saber que ahora está conmigo, y al final de esta vida, tan corta, me estará esperando con mis seres queridos para siempre. Jesús mío, confío en Ti y te quiero con todo mi corazón.

Margarita Boned
Madrid

¡Bienvenido, Íñigo!

La familia Alfa y Omega cuenta, desde el día 2 de junio, con un nuevo miembro: Íñigo Vázquez Quílez, cuarto hijo de nuestro compañero Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo y su esposa Mariví Quílez Núñez. Sus compañeros nos sumamos a la alegría de sus padres, hermanos y familiares, y pedimos al Padre que custodie, guíe y aliente la vida del pequeño Íñigo, y haga de él un enamorado de Cristo, un hijo de Dios capaz de sentirlo en su corazón y un apóstol que dé siempre valiente testimonio del Evangelio, como el gran santo de Loyola. ¡Bienvenido, Íñigo!

Redacción