Los salesianos reabren una iglesia en La Habana - Alfa y Omega

Los salesianos reabren una iglesia en La Habana

La mediación del Papa Francisco ha sido clave para la apertura del país al exterior y la normalización de las relaciones con Estados Unidos. La reapertura del Templo Nacional dedicado a María Auxiliadora, de gran importancia en la primera mitad del siglo pasado, es mucho más que una coincidencia en esta nueva etapa que se abre para la Iglesia en Cuba, y también para el trabajo de los salesianos

Misiones Salesianas

Eran las 8:30 horas del 25 de mayo cuando se abrieron los inmensos portones del templo: todo limpio y reluciente para dejar ver, al fondo, la imagen de la Virgen Auxiliadora, que resplandecía en su hornacina. Durante toda la mañana, al ritmo de cantos y alabanzas, fueron desfilando por el templo más de 500 personas, y todas recibían en sus manos una estampa de la Virgen con la Novena que Don Bosco recomendaba a todos para obtener gracias de Dios por intercesión de María Auxiliadora.

A las siete de la tarde todo estaba listo y con un repique de campanas se anunciaba la fiesta que estaba por comenzar. Los sacerdotes se reunieron en la improvisada sacristía que en dos días los jóvenes prepararon en el teatro de la casa, que hasta entonces había servido de capilla para la celebración de la Eucaristía. Pasadas las ocho de la noche hizo entrada el cardenal Jaime Lucas Ortega Alamino, arzobispo de La Habana.

Al llegar el momento de la procesión de entrada, el maestro de ceremonias, el salesiano Maykel Gómez, indicó al coro, compuesto por algunos seminaristas diocesanos, el inicio del canto de entrada, y así, A los pies de la Virgen, se ingresó lentamente en el templo.

La alegría era patente y muchos alzaban sus brazos. Poco a poco se llegó al altar mayor, donde el cardenal comenzó la Misa inaugural del Templo Nacional de María Auxiliadora.

Durante la homilía, el arzobispo hizo un recuento de todo lo que se había esperado para volver a tener la iglesia; habló sobre la devoción de Don Bosco a María Auxiliadora y de cómo la comunidad tenía ahora que afianzarse nuevamente y expandir esta devoción, que antiguamente fue muy difundida en La Habana Vieja por los Salesianos.

Un momento memorable fue durante la acción de gracias, cuando un tenor habanero entonaba el tradicional Ave María. Y entre tantos agradecimientos y recuerdos por esta reapertura e impulso de la devoción a María Auxiliadora, una única cosa cierta: «Ella lo ha hecho todo». Ella ha permitido que su casa se reabriera.

La próxima visita del Papa Francisco a Cuba en septiembre seguro que abre nuevos campos de acción y esperanza entre los misioneros y la población.

Los salesianos en la isla de Cuba. Historia de una devoción

La fundación del templo, de las Carmelitas Descalzas, data del año 1702.

En agosto de 1932 el inspector de los salesianos, presentes en la isla desde 1917, el padre Luis Pedemonte, alquila la iglesia y comienza el restablecimiento del culto y la fundación del Secretariado Salesiano de Cooperación y Propaganda. La iglesia fue rebautizada como María Auxiliadora de los Cristianos y el 26 de abril de 1933 se bendecía el altar de Don Bosco presidido por un cuadro pintado por el padre Guillermo Beguerisse.

Se organizó primero la Archicofradía de María Auxiliadora y después se dedicó a la inscripción y organización de los Cooperadores Salesianos que tanto le ayudaron. La labor pastoral y social fue muy fecunda: se organizaron las populares procesiones para la fiesta de Don Bosco y la publicación de la revista La Virgen de Don Bosco con fines informativos y vocacionales.

Los años posteriores no fueron fáciles, ni para los salesianos ni para la iglesia cubana en general. El trabajo, el sudor, los desvelos puestos en cada obra se perdieron de la noche a la mañana. Sin embargo, poco a poco con la fe puesta en Dios, en María Auxiliadora y en Don Bosco, se va reorganizando, aunque con limitaciones, todo lo que se permite: catequesis, oratorio, grupos juveniles, cooperadores, etcétera.